(RV).- (Audio) Nuestra enviada especial
nos informa sobre el encuentro de Benedicto XVI con los niños, lleno de ternura y
alegría: “Mis pequeños amigos” los llamó cariñosamente el Papa a todos, sin excluir
ninguno, en un amoroso y particular abrazo hacia los que sufren por el abandono, la
violencia y el hambre… En el encuentro del Santo Padre con los pequeños crisoles de
fe. Dos constantes significativas de esperanza en esta visita del Santo Padre al
Continente: Los niños, y el vivo recuerdo de los pueblos que han hecho posible que
México hoy tenga una identidad. Lo que vimos en la Plaza de la Paz frente a la Casa
del Conde Rul donde el Papa celebraba la visita de Cortesía al Presidente de la República
mexicana fue una imponente cuanto impresionante demostración de virtuosismo a quien
ama el arte. Lo que vimos: los niños interpretaron música para el Sucesor de Pedro
en una explosión de color: verde bandera, blanco, azul añil, amarillo canario y rosa
mexicano, como lucecitas que iluminan en la noche. Tremenda sorpresa nos hemos llevado
al ver a chicos y jóvenes haciendo vibrar las cuerdas de violines y violoncelos. Fue
como una explosión de sentimiento contenido en música. En una calle repleta de gente
en su mayoría de niños, escuchar corear con voz blanca “esta es la juventud del Papa”,
nos ha hecho vislumbrar que este País lleva marcada en su destino precisamente la
esperanza. Lo constatamos cuando Su Santidad les dijo “La paz esté con ustedes” y
la ovación interrumpió al Papa para confirmar que la palabra paz adquiere un significado
cuando se tiene sed de ella. Evocamos el germen que ha injertado el Papa en la conciencia
de estos niños citando sus palabras “Deseo elevar mi voz invitando a todos a proteger
y cuidar a los niños, para que nunca se apague su sonrisa, puedan vivir en paz y mirar
al futuro con confianza. Ustedes, mis pequeños amigos, no están solos”. Desde
la ciudad de León de los Aldama, para Radio Vaticano, Patricia Jáuregui Romero