En la tierra del gran milagro evangelizador latinoamericano, con los encuentros
de Nuestra Señora de Guadalupe con el indio Juan Diego; en México, la gente está ya
bien enterada de la visita del Papa que llega a Guanajuato para celebrar bicentenarios
de independencias latinoamericanas. La Radio, la TV, los diarios hablan de esta visita
y sus preparativos.
La iglesia en México ha difundido el acontecimiento a travez
de los medios. Las parroquias facilitan la ida de los fieles que quieren llegar a
Guanajuato. Despues de unas pintadas que aparecieron en las calles, dias pasados,
donde un grupo criminal se deslinda de cualquier posible acto de violencia, el Arzobispo
de Guanajuato José Guadalupe Martín Rábago, invito a todos los fieles a salir a las
calles sin temor para recibir al Papa, Sucesor del Apostol Pedro. En enero el mismo
Arzobispo pidió al crimen organizado una tregua durante la visita papal. A su vez
el gobernador declaró que nunca Guanajuato ha recibido un personaje tan ilustre, que
tiene sobre si los ojos del mundo.
Los diarios citan la visita del mejicano
Javier Sicilia, dirigente del Movimiento por la paz con justicia y dignidad, que llevó
al Vaticano una carta para el Papa donde le pide: “que nos hagas sentir la respuesta
de la resurrección frente a la muerte y el dolor que los criminales nos han impuesto”. Desde
México, para Radio Vaticano, jesuita Guillermo Ortiz
(RV).- (Con audio).
Esperanza que detiene
la violencia – jesuita Guillermo Ortiz
¿Qué encontraremos en México
y Latinoamérica con el viaje de Benedicto?, ¿Qué bendecirá el Papa?
Atropella,
lastima la imagen dura de la masacre de civiles en la guerra del narcotráfico o de
la pobreza material y moral. Ultraja la dura realidad de las mujeres asesinadas. Infama
la situación de los migrantes secuestrados, traficados ellos o sus órganos, por ejemplo.
Pero sería importante que vieras también en ese fango de muerte, la flor de la esperanza
que lucha por despuntar y subsistir. Porque ahí, entre los miles de damnificados de
la corrupción hay personas, familias riquísimas de esperanza; católicos con verdadera
fe que trabajan honestamente para ganarse el pan; con tesoros culturales y espirituales
tan valiosos como los recursos típicos, abundantes, únicos de nuestra tierra latinoamericana.
El
dinero cuesta trabajo, pero donde todo se compra y vende, se lo puede lograr negociando
la honradez en el círculo perverso de violencia sin límites. Por eso nuestra expectativa
es muy concreta: se trata de creer que “juntos en la esperanza, discípulos de Jesús”,
podemos vencer la tentación de corrompernos; de rendirnos a la violencia; a la ley
del más fuerte. Esta “esperanza” es nuestra mayor riqueza.
El Papa Benedicto
bendecirá esta humanidad que hace 200 años camina en la esperanza, en Latinoamérica;
que necesita vencer; que quiere vivir la vida plena y feliz que Jesús ofrece, según
el espíritu de la Gran Misión Continental, para la nueva evangelización, inspirada
en la V Conferencia del Episcopado en Aparecida en 2007.
Latinoamérica:
Un todo común en rica diversidad - jesuita Guillermo Ortiz
Hay una historia
continental común de progreso y comunión de la “Patria Grande”, como llamamos a Latinoamérica.
Es un largo camino de mucho más de 200 años en la búsqueda de identidad, de lucha
por la libertad, con tantos rostros reconocidos de héroes, santos y mártires.
En
esta “Patria Grande” es imposible separar las luchas por las Independencias, del aporte
católico. En la misma mesa, políticos y religiosos juntos afirmaron la enorme dignidad
de la persona, proclamaron su derecho de libertad, soñaron la unificación y el encuentro
nacional y continental.
Desde aquí, no es un dato menor que el Continente
cuente con más de la mitad de los católicos del mundo y que los cristianos latinoamericanos
son más del 80% de los creyentes. Por esta original matriz histórico cultural, las
celebraciones de los Bicentenarios y el hacernos cargo de los desafíos comunes latinoamericanos
pendientes, no pueden prescindir de la fe en Jesús, que ha sostenido y sostiene el
trabajo por el bien común de la “Patria grande” y la defensa de la dignidad humana.
El
Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), desde 1955, quiere representar este sueño-desafío
de familia de hermanos que se respetan y se ayudan en la Patria grande.
Con
esta historia, que recientemente pasa por la V Conferencia del Episcopado en 2007,
que inspira hoy la Gran Misión Continental, y con el magisterio de Juan Pablo II en
el “continente de la esperanza”, nuestra Patria Grande Latinoamericana es pionera
de la Nueva Evangelización a la que el Papa Benedicto nos llama. En esto y mucho más
Latinoamérica ofrece su gran aporte a la Iglesia y al mundo.
El Papa vuelve
a Hispanoamérica: Es un Encuentro de Familia – jesuita Guillermo Ortiz
Los
medios reflejan o generan diversas interpretaciones, intenciones sobre el viaje del
Papa: la manipulación política; los costos, etc. Algunos consideran que se trata de
culto a la persona y a la multitud como participes de un espectáculo que no expresa
el compromiso cristiano ni mueve a este. ¿De qué se trata entonces? Se trata
de un encuentro de familia.
La palabra Iglesia viene del griego y quiere
decir Asamblea, congregación de fieles, reunión. Pero en nuestras culturas le decimos
iglesia al templo; a la Casa de familia donde nos reunimos los domingos para rezarle
al Padre Dios como hijos y hermanos.
La Iglesia católica es una familia
muy grande, es universal, y en América latina tiene más del 50% de los fieles del
mundo entero. Juan Pablo II en Latinoamérica, en México relacionó la fe en Jesús directamente
con la Iglesia, con la familia de los bautizados, porque desde el momento que creo
en Jesús me pongo al lado del otro que cree, y así formamos una comunidad, la Iglesia.
En nuestra familia Dios es el Padre y tenemos por Madre a María de
Nazaret. Así, la casa de familia se agranda en los santuarios de la Madre de Jesús,
Hijo de Dios. En Latinoamérica es donde está la mayor cantidad de santuarios marianos
del mundo.
También en esta familia grande “Papa” quiere decir papá.
Es el padre de la familia católica universal. En sus viajes recibe los “honores” de
“jefe de estado” porque es el jefe del Estado Vaticano, pero viaja como Padre de familia.
Por
tanto, este viaje también se trata de “un encuentro de familia”. El Papa se acerca
para rezar con esta parte importante de la familia, para darnos su palabra de aliento,
sostenida por la esperanza que suscita el misterio de Cristo herido pero vencedor.
En
estos viajes el adjetivo más utilizado es el de “apostólico”: “Viaje apostólico”,
el Papa es el Sucesor del Apóstol Pedro, que recibió de Jesús la misión de confirmar
a sus hermanos en la fe.
La Tierra de los
Padres – jesuita Guillermo Ortiz
Patria quiere decir “tierra de los
padres”. ¡Cuántos pisan hoy la tierra heredada de los abuelos! Esa tierra Latinoamericana
sembrada por tantos hombres y mujeres, padres y madres, héroes, próceres, mártires,
que las regaron con sudor y sangre mientras los santos, beatos, venerables, las bendecían
con oración y sacrificios. En estas tierras amasadas con amor construyeron sus casas,
sus familias, y las defendieron con dignidad y honor, y conquistaron su libertad,
su independencia.
Esto no es otra cosa que la realización entre luces
y sombras de aquel mandamiento de Dios de los orígenes después de la creación del
hombre: “crezcan, multiplíquense, llenen la tierra…”.
(Dicen los padres
que el trabajo de Adán era descubrir qué planta, qué árbol había dentro de cada semilla
creada por Dios. Y ¡cuantas semillas distintas hay en Latinoamérica y Caribe!) Una
tierra bendita por la cruz plantada por los misioneros en América Latina; continente
la esperanza para la Iglesia, pionera de nueva evangelización. Muchos países de esta
tierra latinoamericana y caribeña conmemoran el bicentenario de la independencia.
El Sucesor de Pedro y Obispo de Roma eligió México para celebrar los bicentenarios
de la “Patria Grande” Del 23 al 25 de marzo Benedicto XVI, reza, bendice y da su palabra
de aliento y esperanza en Cristo en Guanajuato, México.
Con los Peregrinos
– jesuita Guillermo Ortiz
Gerónimo es rico de esperanza en su tierra fecunda.
Gerónimo representa a los crucificados de Latinoamérica. Sí, porque cruz no es sólo
el patíbulo de dos ásperos maderos cruzados. Es cruz la injusticia de la expoliación
con la que los poderosos delincuentes oprimen y roban la libertad; el derecho a vivir
como Dios manda, haciendo rehenes a millones de inocentes.
Gerónimo
es uno de los tantos latinoamericanos que trabajan en condiciones infrahumanas para
ganar 1 peso que no alcanza en estos pueblos, acosados por la corrupción, la violencia
de los carteles de la droga, secuestros, tráfico de armas, de órganos, de personas.
El madero vertical de la cruz de Gerónimo es la injusticia, el madero horizontal es
la violencia sin tregua y sufre en la carne, los huesos, el corazón, al alma.
Agobiado,
Gerónimo decidió peregrinar a la Virgen en los últimos días de marzo, para pedirle
a Dios por manos de María, la luz y la fuerza necesaria para seguir su lucha por su
familia.
El caso es que allí, en la larga fila de los peregrinos Gerónimo
se encontrará con otro peregrino que viene de más lejos, que decidió ponerse también
él en el camino de los peregrinos de la Madre de Jesús venerada en Cuba: la Virgen
de la Caridad del Cobre. Se encontrará con un hombre vestido de blanco, un sacerdote,
el Papa Benedicto, que además de rezar con Gerónimo, compartirá con él su esperanza
en el poder del amor liberador de Cristo.
Jesús de Nazaret ofrece una
respuesta a la pregunta más honda de Gerónimo. Ofrece un camino de vida plena y feliz
a todos los peregrinos latinoamericanos y caribeños; a las familias, al mundo.
Peregrino de la
Caridad – jesuita Guillermo Ortiz
El Papa se pone en el camino de los
peregrinos de la Virgen de la Caridad del Cobre.
La Virgen de la Caridad
del Cobre es bandera del pueblo cubano y está en el corazón de la gente. Por
el camino de los peregrinos de la Virgen han pasado generaciones enteras y de todos
los estamentos de la sociedad. Allí está la Virgen que, según la tradición, fue encontrada
hacia 1612, en la bahía de Nipe, ubicada en la costa oriental de Cuba, cuando dos
hermanos, humildes trabajadores de campo: Juan y Diego de Hoyos, acompañados por un
niño negro, Juan Moreno, descendiente de esclavos africanos, vieron flotando sobre
las aguas una imagen sostenida por una tabla en la que se leía: “Yo soy la Virgen
de la Caridad”. Fue conducida primero al Hato de Barajagua, donde vivían y trabajaban,
y poco después al Real de Minas del Cobre. Primero se le erigió una ermita que dio
lugar, a finales de esa centuria, a un verdadero santuario, enriquecido y transformado
en la misma medida en que su culto se fue expandiendo.
Hasta este pueblo
peregrino en Cuba llega el Sucesor de Pedro y Obispo de Roma para contemplar la imagen
de la Virgen que sostiene a Jesús en sus brazos, para rezar con la gente, estrechar
sus manos, mirarlos a los ojos y dar su palabra de aliento y esperanza como Vicario
del Hijo de esta mujer, la Virgen de la Caridad del Cobre, Jesús de Nazaret.
Jesús,
el Hijo de Dios hecho hombre en el seno de esta mujer, crucificado, muerto y resucitado
ofrece una respuesta al interrogante del cubano y la cubana; ofrece un camino para
el latinoamericano, para el hispano aquí y allá, en este continente que después de
la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y Caribeño en Aparecida, Brasil, puso
en marcha la Gran Misión Continental, que propicia el Encuentro con Jesús para vivir
la vida plena que ofrece como discípulos misioneros suyos.
Del 26 al
28 de marzo Benedicto XVI, reza, bendice y da su palabra de aliento y esperanza en
Cristo en Cuba