(RV).- “Este domingo, el segundo del tiempo de Cuaresma, se caracteriza como el domingo
de la Transfiguración de Cristo”. Así comenzaba Benedicto XVI sus palabras previas
al Ángelus, destacando que después de habernos invitado a seguir a Jesús en el desierto,
para afrontar y vencer con Él las tentaciones, nos propone subir junto con Él al “Monte”
de la oración, para contemplar en su rostro humano la luz gloriosa de Dios.
Esta
realidad puede, sin duda, describir la experiencia que realizan los peregrinos presentes
en la plaza de San Pedro para acoger la presencia del Papa y tener luz en su propio
caminar. En ellos se vive el anhelo de tener una guía espiritual, una presencia que
orienta a los valores del evangelio y que acompaña e ilumina la propia realidad. Escuchemos
sus testimonios (Audio) (CA-RV)