(RV).- (Audio) A “la hora de Somalia” dedica nuestro director general, el P. Federico
Lombardi, su editorial semanal Octava Dies del Centro Televisivo vaticano.
En días pasados
tuvo lugar en Londres una importante Conferencia internacional sobre Somalia. Todos
esperan que sea un punto de partida para la reconstrucción de las instituciones estatales
en el país, prácticamente ausentes desde hace más de veinte años, destruidas por la
inestabilidad y por la guerra interna. Un país pobre, prácticamente abandonado por
la comunidad internacional en el caos y en la violencia, donde con el tiempo se ha
desarrollado también la piratería en los mares circunstantes. Guerra, carestía, miseria:
los flagelos antiguos de la humanidad han encarnizado y siguen ensañándose contra
poblaciones que pierden el recuerdo de la esperanza. Es difícil encontrar las cifras
de las víctimas. Son demasiadas y desconocidas. Ciertamente muchísimas son niños,
y los testimonios de los refugiados sobre las violencias de las milicias de Al Shabab
hacen erizar la piel.
Los católicos son una ínfima minoría, en muchas
zonas ni siquiera existen. Pero han tenido también ellos una bella serie de mártires,
en solidaridad con el pueblo que sufre. Recordemos algunos de ellos: Mons. Colombo,
último obispo residente en Mogadiscio, asesinado en 1989 cerca de la catedral; Graziella
Fumagalli, voluntaria laica y médica, asesinada en su hospital en 1995; Annalena Tonelli,
también ella voluntaria laica y médica, asesinada en su hospital en 2003; Sor Leonella
Sgorbati, religiosa enfermera asesinada a la salida del hospital en 2006. “Que la
Iglesia entera pueda comprender y aceptar siempre –escribía Annalena pocos días antes
de ser asesinada– que se puede ser aparentemente derrotados con tal de que venza el
amor: ese amor que es verdad, bondad, no violencia, perdón, ríos de compasión”.
Con
esta herencia espiritual queremos participar en el empeño por la reconciliación, la
paz, y la reconstrucción de Somalia. (Traducción de María Fernanda Bernasconi
– RV).