El Papa insiste en la formación para evitar que las nuevas generaciones sean arrastradas
por la deshumanización
(RV).- Benedicto XVI ha recibido esta mañana a los participantes en el Simposio de
obispos europeos y africanos que se ha celebrado en Roma esta semana, y en el que
los prelados han reflexionado sobre los problemas de la Iglesia en los dos continentes.
El Papa subrayó en su discurso los desafíos a los que se enfrenta actualmente la Iglesia.
“En
primer lugar pienso a la indiferencia religiosa que lleva a muchas personas a vivir
como si Dios no existiese o a conformarse con una vaga religiosidad, incapaz de afrontar
la verdad y el deber de la coherencia. Hoy sobre todo, en Europa, pero también en
algunas partes de África, se siente el peso del ambiente secularizado y a menudo hostil
a la fe cristiana. Otro reto para el anuncio del Evangelio es el hedonismo, que ha
contribuido a la penetración de la crisis de valores en la vida cotidiana, en la estructura
de la familia y en la forma misma de interpretar el sentido de la existencia. También
es un síntoma de una situación de grave malestar social la invasión de fenómenos como
la pornografía y la prostitución”.
El Santo Padre se refirió también a la familia
como centro de las atenciones de los pastores. Familia como iglesia doméstica y la
garantía mayor de renovación de la sociedad y donde se encuentra el terreno más adapto
para el florecimiento de las vocaciones. En este contexto el Papa ha advertido contra
la actual mentalidad consumista que “puede repercutir negativamente sobre el florecimiento
y la atención de las vocaciones”. Benedicto XVI se refirió también a la familia como
centro formativo de la juventud.
“Europa y África necesitan jóvenes generosos
que sepan hacerse cargo responsablemente de su futuro, y todas las instituciones tienen
que tener bien presente que en estos jóvenes reside el porvenir y que es importante
hacer todo los posible para que su camino no esté marcado por la incertidumbre y la
oscuridad”.
Siempre en el contexto de la juventud el Papa se refirió también
a la importancia de la formación de las nuevas generaciones porque “la cultura alimentada
por la fe conduce a la verdadera humanización, mientras que las falsas culturas terminan
por arrastrar a la deshumanización: en Europa y en África –dijo Benedicto XVI- hemos
tenido tristes ejemplos”.