(RV).- «Ante cualquier dictadura, la Iglesia - representada en primer lugar por el
sumo Pontífice - es conciencia crítica que recuerda el primado de Dios como fundamento
y garantía de la libertad, de la centralidad de la persona humana y del bien común».
El Cardenal Secretario de Estado de Benedicto XVI inauguró ayer en Desio, cerca de
Milán, ciudad natal, de Pío XI, una muestra dedicada al Papa Achille Ratti, en el
90 aniversario de su coronación pontificia.
Muestra que expone objetos preciosos
custodiados en la Sacristía de la Capilla Sixtina, destacó el Card. Tarcisio Bertone,
subrayando en particular la tiara que había sido donada por la archidiócesis de Milán
y que, aún no siendo la misma de su coronación, pues no hubiera habido tiempo para
realizarla, fue denominada la «Tiara de la Paz».
El tema de la paz, explicó
el Card. Bertone, se eligió por el significado que encierra la tiara en sí - que aun
no siendo una insignia litúrgica - está ligada a la función de gobierno, y por lo
tanto a la misión del Papa, en calidad de primer tutor, en nombre de Cristo, de la
paz universal. Y, cómo no destacar, que el lema de Pío XI era «Pax Christi in regno
Christi».
«Todos sabemos que durante el pontificado de Pío XI se afirmaron
en Europa los dos tremendos totalitarismos del comunismo y del nazismo», recordó el
Card. Bertone, haciendo hincapié en que «cuando superaron todo límite de ofensa a
los principios religiosos y morales, así como las reglas de la diplomacia, el Romano
Pontífice condenó a ambos, con dos encíclicas prácticamente contemporáneas, publicadas
en marzo de 1937».
El 14 de marzo, con la Mit brenneder Sorge, Pío XI condenó
el régimen nazi de Hitler; y tres días después, el 17 del mismo mes, con la Divini
Redemptoris, condenó el régimen soviético de Stalin. «Estas perniciosas ideologías
sembraron guerra y muerte, demostrando que cuando se quiere borrar la señoría de Dios
y la realeza de Cristo, queriendo sustituirlas con un poder humano, el monstruo que
surge se desata ferozmente contra el mismo hombre».
A estas dos encíclicas
hay que sumar una precedente – del 29 de junio de 1931 – con el título «No tenemos
necesidad», en la que miraba a Italia, denunciando con firmeza la disolución de las
asociaciones juveniles y universitarias de la acción Católica, por parte del gobierno
fascista.
«Queridos amigos, observando la tiara donada por la diócesis de
Milán a Papa Ratti, expuesta en esta muestra, quisiera que, además de admirar su preciosura,
supiéramos percibir el significado simbólico que expresa esta antigua insignia pontificia»,
concluyó el Cardenal Secretario de Estado de Benedicto XVI, poniendo de relieve que
es «un significado que encuentra su origen en épocas lejanas, pero que, con las debidas
distinciones históricas, conserva todo su valor, como demuestra la referencia a Pío
XI».