“No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos"
(RV).- (Con Audio) Este 5 de febrero en el marco del Rezo Mariano del Ángelus Domini,
y trigésimo cuarta Jornada Nacional por la Vida promovida por la Conferencia Episcopal
italiana Benedicto XVI se refirió a la enfermedad como oportunidad de acercamiento
explicando que “la enfermedad puede ser un momento saludable en el cual se puede
experimentar la atención de los demás y brindar atención a los demás”. El Sucesor
de Pedro en su alocución dominical citando la liturgia del día recordó que, “las enfermedades
son un signo de la acción del Mal en el mundo y en el hombre, mientras las sanaciones
demuestran que el Reino de Dios está cerca porque Jesucristo ha venido a derrotar
el Mal desde la raíz, y las curaciones son una anticipación de su victoria, obtenida
con su Muerte y Resurrección”. Asimismo aludió a la próxima celebración de la Jornada
Mundial del Enfermo, el próximo 11 de febrero en la fiesta litúrgica de Nuestra Señora
de Lourdes, para invitarnos a presentar a Él a todos los enfermos, confiados en que
Él quiere y puede sanarlos pero también a invocar la intercesión de la Santísima Virgen,
especialmente para las situaciones de mayor sufrimiento y abandono. Tras el rezo
mariano del Ángelus, Benedicto XVI recordó la celebración en toda Italia de la Jornada
por la Vida promovida por la Conferencia Episcopal bajo el tema “Jóvenes abiertos
a la Vida” y citamos las palabras del Papa: “Me uno a los Pastores de la Iglesia en
Italia cuando afirman que la verdadera juventud se realiza en la acogida, en el amor
y en el servicio a la vida”. En efecto, en la Plaza de San Pedro estaban presentes
jóvenes estudiantes de la facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad de Roma,
y estudiantes de otras facultades de Ginecología y Obstetricia a quienes dirigió un
saludo particular.
Escuchemos los saludos del Papa en nuestro idioma (Audio)
(PLJR – RV)
TEXTO
SALUDOS DEL PAPA EN ESPAÑOL: “Saludo con afecto a los peregrinos de lengua
española, en particular al grupo de fieles de distintas parroquias de Sevilla, así
como al grupo de alumnos y profesores de Zafra, Montánchez y Cáceres. El Evangelio
de hoy presenta a Jesús que une estrechamente su predicación y cuidado por los enfermos
a una intensa oración. Este modo de actuar del Maestro se prolonga también hoy en
la vida y misión de la Iglesia. Que la Virgen María asista a cada uno de sus hijos
para saber conjugar siempre la actividad apostólica y misionera con una ferviente
plegaria a Dios. Feliz domingo”.
TEXTO PALABRAS DEL PAPA ANTES DEL REZO
MARIANO DEL ÁNGELUS:
¡Queridos hermanos y hermanas!
El Evangelio
de este domingo nos presenta a Jesús que alivia a los enfermos: primero a la suegra
de Simón Pedro, que estaba en cama con fiebre y Él, tomándola de la mano, la alivia
y la hace levantar; luego todos los enfermos de Cafarnaúm, probados en el cuerpo,
en la mente y en el espíritu, y Él “curó a muchos… y expulsó a muchos demonios” (Mc
1,34). Los cuatro Evangelistas están de acuerdo en testimoniar que la liberación de
dolencias y enfermedades de todo género constituyó, junto con la predicación, la principal
actividad de Jesús en su vida pública. En efecto, las enfermedades son un signo de
la acción del Mal en el mundo y en el hombre, mientras las sanaciones demuestran que
el Reino de Dios está cerca. Jesucristo ha venido a derrotar el Mal desde la raíz,
y las curaciones son una anticipación de su victoria, obtenida con su Muerte y Resurrección.
Un
día Jesús dijo: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos”
(Mc 2,17). En aquella circunstancia se refería a los pecadores, que Él vino a llamar
y a salvar. Permanece como verdad que la enfermedad es una condición típicamente humana,
en la que experimentamos fuertemente que no somos autosuficientes, sino que tenemos
necesidad de los demás. En este sentido paradójicamente podemos decir que ¡la enfermedad
puede ser un momento saludable en el cual se puede experimentar la atención de los
demás y brindar atención a los demás! Sin embargo, ésta es siempre una prueba que
puede hacerse larga y difícil. Cuando la sanación no llega y los sufrimientos se prolongan,
podemos permanecer como aplastados, aislados, y entonces nuestra existencia se deprime
y se deshumaniza. ¿Cómo debemos reaccionar a este ataque del Mal? Ciertamente con
los cuidados apropiados – la medicina en estas décadas ha cumplido pasos de gigante
– pero la Palabra de Dios nos enseña que existe una actitud decisiva y de fondo con
la cual afrontar la enfermedad y es aquella de la fe. Jesús lo repite siempre a las
personas que alivia: Tu fe te ha salvado (cfr Mc 5,34.36). Inclusive de frente a la
muerte, la fe puede hacer posible aquello que humanamente es imposible. ¿Pero la fe
en qué cosa? En el amor de Dios. Esta es la verdadera respuesta, que derrota radicalmente
el Mal. Así como Jesús ha afrontado al Maligno con la fuerza del amor que le venía
del Padre, también nosotros podemos afrontar y vencer la prueba de la enfermedad teniendo
el corazón sumergido en el amor de Dios. Todos conocemos personas que han soportado
sufrimientos terribles porque Dios las proveía de una serenidad profunda. Pienso en
el reciente ejemplo de la Beata Chiara Badano, truncada en la flor de su juventud
por un mal sin tregua: ¡cuantos iban a visitarla, recibían de ella luz y confianza!
Sin embargo, en la enfermedad, todos tenemos necesidad de calor humano: para confortar
a una persona enferma, más que las palabras, cuenta la cercanía sincera.
Queridos
amigos, el próximo sábado 11 de febrero, memoria de la Bienaventurada Virgen María
de Lourdes, es la Jornada Mundial del Enfermo. Hagamos también nosotros como la gente
de los tiempos de Jesús: espiritualmente presentémosle a Él a todos los enfermos,
confiados en que Él quiere y puede sanarlos. E invoquemos la intercesión de la Santísima
Virgen, especialmente para las situaciones de mayor sufrimiento y abandono. ¡María
Salud de los enfermos, ruega por nosotros!
TEXTO DE LA ALOCUCIÓN DEL PAPA
DESPUÉS DEL REZO MARIANO DEL ANGELUS
Hoy en Italia se celebra la Jornada
por la Vida, iniciada para defender la vida naciente y sucesivamente hecha extensiva
a todas las fases y las condiciones de la existencia humana. Este año el Mensaje de
los Obispos propone el tema: “Jóvenes abiertos a la vida”. Me uno a los Pastores de
la Iglesia en Italia cuando afirman que la verdadera juventud se realiza en la acogida,
en el amor y en el servicio a la vida. Me alegro por el encuentro promovido ayer en
Roma por las Escuelas de Obstetricia y Ginecología de las Universidades romanas para
reflexionar sobre la “Promoción y tutela de la vida humana naciente”, y saludo de
corazón a Mons. Lorenzo Leuzzi, a los docentes y a los jóvenes presentes hoy en la
Plaza de San Pedro. Traducción: Patricia L. Jáuregui Romero