(RV).- El Apostolado del Mar italiano hizo público un comunicado alusivo a la tragedia
ocurrida la semana pasada con el crucero Costa Concordia, expresando que el organismo
de la Iglesia desde hace muchos años trabaja en los barcos de crucero con los capellanes
de bordo, para la asistencia a los miembros de la tripulación y de los pasajeros,
por lo que expresa sentimientos de dolor inmutado por las víctimas y la aprensión
por los dispersos, sentimientos que van unidos al agradecimiento hacia los miembros
de la tripulación que cumplieron con su deber con responsabilidad y dedición.
El
Comunicado que lleva la firma del Director Nacional del Apostolado del Mar, sacerdote
Giacomo Martino destaca que el organismo de la Iglesia ha vivido el drama en primera
persona a través del Capellán del barco Don Raffaele Malena, que se encontraba a
bordo del Costa Concordia, el cual se prodigó en salvar vidas humanas y ofrecer palabras
de consuelo y apoyo en los momentos dramáticos de este accidente.
Una calamidad
–explica- que de diferentes maneras ha tocado todo y a todos suscitando una red de
solidaridad espontánea y real a la que se ha dedicado poco espacio en la información
mediática. Destaca además que la tribulación, los marítimos, los “invisibles del mar”,
también en esta circunstancia han sido ignorados, y hasta culpabilizados, no obstante
en la emergencia real y no simulada, ellos han cumplido con su propio deber hasta
el último momento. “Si por una parte nos aflige que algunas personas hayan perdido
la vida, por la otra existe la conciencia de que casi todos, más de cuatro mil personas,
han sido rescatadas”.
Aludiendo a la cercanía con las personas que han trabajado
para rescatar a los náufragos, a la tripulación y a las víctimas y sus familiares
en esta tragedia, se destaca que el apoyo del Apostolado del Mar, en esta particular
circunstancia, ha estado dirigido a aliviar las heridas humanas y espirituales infligidas
al corazón y en los rostros de los supervivientes.
Asimismo se recuerda que
el sábado 14, a pocas horas de la tragedia, la Oficina nacional y los voluntarios
de la Stella Maris local han acogido, escuchado, dialogado y confortado a las casi
1.500 personas que recibieron atención en el hospital en Terminal de Savona. La cercanía
de la Iglesia fue testimoniada por el Obispo de Savona, Mons. Lupi, quien mantuvo
largos coloquios con quienes estaban recuperados en el Terminal, y en particular con
el vivo interés manifestado por parte del Cardenal Angelo Bagnasco, Arzobispo de Génova
y Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana.
Por otra parte, se destaca
que a lo largo de esta semana transcurrida desde la tragedia ocurrida en la costa
de la Isla del Giglio, tanto en Roma como en Civitavecchia, los voluntarios de Stella
Maris, el responsable del Apostolado del Mar mundial del Pontificio Consejo para los
emigrantes y los itinerantes, con algunos seminaristas Escalabrinianos, han actuado
oportunamente para acoger a los miembros de la tripulación de origen latinoamericano
acudiendo sus necesidades de apoyo psicológico y a sus necesidades materiales.
Los
días transcurridos han puesto de relieve la importancia de la red que paulatinamente
se ha creado y que aparece como un signo de la bondad Divina porque en las acciones
de rescate y apoyo se ha podido trabajar en unión de tantos que se han unido a los
equipos de rescate, con el apoyo de quienes también se han unido mediante la oración.
El
Comunicado del Apostolado del Mar italiano asegura que si bien dentro de pocos días
caerá el silencio mediático sobre esta tragedia, las heridas físicas y morales, permanecerán,
algunas requerirán tiempo para su completa sanación, por lo que se asegura que la
Oficina nacional se hará cargo de la asistencia para todos aquellos que no pueden
todavía partir, valiéndose de la red internacional del Apostolado del Mar, para no
dejar en la soledad a la tripulación, y a los marítimos que regresarán a sus países
pero que llevarán consigo el grave peso de cuanto han vivido.
Por último el
Apostolado del Mar italiano asegura su oración por todos los familiares de las víctimas
y los pasajeros, y dedica un pensamiento a toda la gente de mar que Dios les ha confiado
reiterando la intención de poder ser “la casa lejos de casa” siempre y en cualquier
lugar. (PLJR - RV)