Entraron en el Cono de Luz Bendita

Miércoles, 11 ene (RV).-

Jesuita Guillermo Ortiz

AUDIO Corrieron para ver si la misteriosa noticia era verdad, y se encontraron con esos padres muy pobres con el recién nacido en brazos. De todos los que había en el campo, solo aquellos que creyeron el anuncio llegaron, y entraron en el “cono de luz” bendita que parte de su Rostro que nos permite ver, por fin, al invisible. ¿Quién no desea la bendición? ¿Quién no pide la bendición para sí y su familia?

“El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su gracia. El Señor dirija hacia ti su rostro y te conceda la paz» (Nm 6,24-26). La antigua fórmula de bendición resonó en el santuario de Pedro Papa, y el Sucesor del Apóstol dijo: “Para ser bendecidos hay que estar en la presencia de Dios… y permanecer bajo el cono de luz que parte de su rostro, en el espacio iluminado por su mirada, que difunde gracia y paz.

Es la experiencia que han tenido los pastores de Belén… de encontrarse en la presencia de Dios, de su bendición, no en la sala de un palacio majestuoso…. sino en un establo… Ese niño, precisamente, irradia una luz nueva, que resplandece en la oscuridad de la noche… La bendición viene de su nombre y de su rostro humano, en el que Dios ha querido revelarnos su bondad”(01-01-12).

Sí, mientras más cerca estamos de Jesús y de su madre más adentro estamos del cono luminoso de la bendición de Dios, santo e inmortal.

Jesús fue bautizado ya por Juan Bautista. En el ciclo litúrgico empezó ya su vida pública, pero de su rostro y su nombre continúa emanando el cono de luz bendita.


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