Clara Badano en Brasil, ejemplo de cómo se pueden vivir en la alegría los momentos
difíciles
Martes, 3 ene (RV).- Clara “Luz” Badano, la joven de 18 años fallecida en 1990 en
la localidad italiana de Sassello a causa de un tumor, es la protectora de los niños
afectados por esta patología, huéspedes del hospital “Sarina Rolim Caracante” administrado
por el “Grupo de investigación y asistencia en el ámbito del cáncer infantil” de Sorocaba,
ciudad brasileña del Estado de San Pablo. Tal como ya lo había anunciado el año pasado
Mons. Eduardo Benes de Sales Rodrigues, Arzobispo de Sorocaba durante su visita pastoral
a este hospital en la vigilia de la ceremonia de beatificación de la joven Clara,
que tuvo lugar en Roma el 25 de septiembre de 2011.
Ahora el Arzobispo de
Sorocaba inauguró y consagró la pequeña capilla dedicada a Clara, a la que se accede
directamente desde el pasillo que lleva a la sala operatoria. En su homilía, el Prelado
se detuvo a considerar los últimos dos años de enfermedad de la joven beata, que fue
sorprendida por un dolor agudo mientras jugaba. Y recordó que aquellos 25 minutos
de lucha interior que vivió durante el anuncio del diagnóstico irrevocable se transormaron
en un “sí” irrevocable, cuando dijo “si lo quieres tú, lo quiero también yo”. “Clara
Badano —subrayó Mons. Benes de Sales Rodrigues— ha sido un ejemplo de cómo se pueden
vivir en la alegría momentos tan difíciles que llevan al paso definitivo hacia el
Padre”. Y manifestó su certeza de que “por intercesión de Clara Luz en esta estructura
sanitaria habrá muchas gracias”.
Tal como lo destaca el periódico de la Santa
Sede, “L’Osservatore Romano”, en este hospital brasileño hay 400 niños y adolescentes
que sufren esta patología, mientras la estructura es la única especializada en tumores
infantiles en esa región. Los pequeños huéspedes proceden de más de 40 ciudades y
gozan de atención gratuita dado que suelen pertenecer a familias pobres. El hospital
“Sarina Rolim Caracante” cuenta con el apoyo solidario de innumerables benefactores
y también de las instituciones civiles. “Esta iniciativa ha sido un nuevo gesto que
hace de este lugar de dolor un lugar de esperanza. Una esperanza que no permanece
encerrada entre sus paredes”. (María Fernanda Bernasconi – RV).