2011-12-26 12:16:57

Mártir perfecto


Lunes, 26 dic (RV).- Como un hombre honesto y mártir perfecto, definió Benedicto XVI al diácono de la fiesta: san Esteban, en su reflexión previa a la oración del Ángelus que rezó con la multitud de peregrinos del Pesebre, levantado en la Plaza de San Pedro.

Pleno de bondad de ánimo, hombre de oración y de evangelización. “Mientras era martirizado decía: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Después, de rodillas, rogaba el perdón de Dios sobre sus acusadores… Por esto la Iglesia oriental canta en los himnos: “Las piedras se convirtieron en gradas y escalones para la celeste subida… y te has unido gozoso a la festiva reunión de los ángeles”.

Antes de hacer un llamado por el atentado a una iglesia en Nigeria, donde han sido asesinados más de 40 cristianos, el Papa expresó: “La verdadera imitación de Cristo es el amor… Como en la antigüedad, también hoy la sincera adhesión al evangelio puede pedir el sacrificio de la vida y muchos cristianos en varias partes del mundo están expuestos a persecuciones y algunas veces al martirio”.

Saludo del Papa a los peregrinos de lengua española (Audio) RealAudioMP3


ÁNGELUS DEL SANTO PADRE (TEXTO Y AUDIO COMPLETO) RealAudioMP3

¡Queridos hermanos y hermanas!

Después de la solemne liturgia de la Navidad del Señor, hoy celebramos la fiesta de San Esteban, diacono y primer mártir de la Iglesia. El historiador Eusebio de Cesarea lo definió el “mártir perfecto” (Die Kirchengeschichte V,2,5: GCS II,1, Leipzig 1903, 430), porque está escrito en los Hechos de los Apóstoles: “Esteban, lleno de gracia y potencia, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo” (6,8). San Gregorio de Nisa comenta: “ Era un hombre honesto y lleno del Espíritu Santo: con la bondad del ánimo colmaba el encargo de alimentar a los pobres y con la libertad de la palabra y la fuerza del Espíritu Santo cerraba la boca a los enemigos de la verdad” (Sermo in Sanctum Stephanum II: GNO X,1, Leyden 1990, 98). Hombre de oración y evangelización, Esteban, cuyo nombre significa “corona”, ha recibido de Dios el don del martirio. De hecho, él “lleno del Espíritu Santo… vio la gloria de Dios” (Hch 7, 55). Mientras era lapidado oraba: “Señor Jesús, recibe mi espíritu” (Hch 7,59). Luego postrado de rodillas, suplicaba el perdón para sus acusadores: “Señor, no imputes a ellos este pecado”. Por esto la Iglesia oriental canta en los himnos: “ las piedras se han convertido para ti en gradas y escalones para la subida celestial… y te has unido gozoso a la festiva reunión de los ángeles” (MHNAIA t. II, Roma 1889, 694.695) .

Luego de la generación de los Apóstoles, los mártires adquieren un lugar de primer plano en las consideraciones de la comunidad cristiana. En los tiempos de mayor persecución su elogio conforta el fatigoso camino de los fieles y alienta a quien está en busca de la verdad para convertirse al Señor. Por ello la Iglesia, por divina disposición venera las reliquias de los mártires y los honra con sobrenombres como “maestros de virtud”, “testimonios vivientes”, “columnas animadas”, “silenciosos mensajeros” (GREGORIO DI NAZIANZO, Oratio 43, 5: PG 36, 500 C). .
Queridos amigos, la verdadera imitación de Cristo es el amor, que algunos escritores cristianos han definido el martirio secreto. Con tal propósito san Clemente de Alejandría escribe “aquellos que ponen en práctica los mandamientos del Señor le rinden testimonio en cada acción, porque hacen aquello que Él quiere y con fidelidad invocan el hombre del Señor. (Stromatum IV, 7,43,4: SC 463, Paris 2001, 130). Como en la antigüedad también hoy la sincera adhesión al Evangelio puede pedir el sacrifico de la vida de muchos cristianos y en varias partes de mundo están expuestos a persecuciones y a veces al martirio. Pero, nos recuerda el Señor, “Quien persevere hasta el fin se salvará” (Mt 10,22).


A María Santísima, Reina de los Mártires, dirijamos nuestra suplica para custodiar integra al voluntad de bien, sobre todo hacia aquellos que nos son adversarios. En particular confiamos a la misericordia divina a los diáconos de la Iglesia, para que iluminados por el ejemplo de San Esteban, colaboren, según la misión propia a ellos, al compromiso de la Evangelización. (cfr Esort. ap. postsin. Verbum Domini, 94).

Raúl Cabrera RV








All the contents on this site are copyrighted ©.