Martes, 27 dic (RV).- El Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias señala
en una Nota el significado y la importancia de algunos detalles, que caracterizan
las celebraciones presididas por el Santo Padre en este Tiempo de Navidad. Mons. Guido
Marini pone de relieve que la estatua de madera, que representa a la Virgen con el
Niño Dios, colocada en la Basílica de San Pedro, al lado del altar de la Confesión,
subraya los lazos entre la Madre de Dios y el misterio de Cristo, que se renueva en
el altar.
Este año, la imagen es la de Nuestra Señora de Montserrat, que
el Papa Pablo VI recibió de parte del presidente de Brasil Joao Goulart, como homenaje
con motivo de su elección pontificia, en 1963. La obra, de escuela brasileña, es del
siglo XVIII, está pintada en oro con policromía original y se conserva en los Museos
Vaticanos.
Antes del comienzo de cada celebración litúrgica, explica Mons.
Marini, se prevé un tiempo de introducción y preparación, mediante la ejecución de
algunos cantos a cargo de la Capilla Pontificia Sixtina. De este modo, la asamblea
se prepara al clima de oración y de recogimiento, favoreciendo una auténtica participación
litúrgica.
El Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias recuerda
asimismo que los libritos litúrgicos indican, además de los detalles correspondientes
a la celebración, un tiempo de silencio previsto después de la homilía del Santo Padre
y después de la Santa Comunión. Se trata de momentos breves, pero plenamente integrados
en el rito, pues son verdaderos tiempos de oración, que ayudan al recogimiento y a
la adoración, sobre todo para asimilar el don de la Palabra de Dios y de la Eucaristía.
Y
tras hacer hincapié en que las celebraciones litúrgicas papales se caracterizan, en
particular, por el anhelo de expresar al mismo tiempo la variedad y la unidad, Mons.
Marini subraya que, en este sentido, la multiplicidad de las lenguas elegidas para
las lecturas y para las intenciones de la oración de los fieles evidencia la participación,
en la Celebración Litúrgica del Papa, de personas procedentes de diversos países del
mundo. Al tiempo que el uso de la lengua latina expresa la unidad, la universalidad
y la continuidad en el tiempo, de la Liturgia de la Iglesia.
Explicando luego
el desarrollo de la oración universal o de los fieles, el Maestro de las Celebraciones
Litúrgicas Pontificias añade que el diácono, según la tarea que le encomienda la liturgia,
dirige a la asamblea una invitación, en latín, a rezar por las diversas necesidades
de la Iglesia universal y del mundo. Y, después de un breve silencio orante, algunos
fieles presentan, en sus distintas lenguas nacionales, las intenciones de oración,
a las que la asamblea responde cantando su súplica al Señor.
En algunas celebraciones
litúrgicas pontificias estarán presentes también los cardenales diáconos, apunta luego
Mons. Marini, recordando que históricamente, estos purpurados garantizaban siempre
la administración de la ciudad de Roma y el servicio litúrgico al Papa. Su presencia,
hoy, expresa una tradición histórica y litúrgica propia de la vida y de la liturgia
papal. Los cardenales diáconos visten la dalmática para manifestar exteriormente su
función litúrgica, como servidores y colaboradores del Pontífice.
En lo que
respecta a las vestimentas litúrgicas, explica también Mons. Marini, su elección corresponde
siempre a la voluntad de dar expresión al sano y sereno equilibrio entre pasado y
presente, en el signo de la continuidad y variando los estilos adoptados según el
criterio de la noble belleza, que merece la celebración de los misterios del Señor.
Mientras que la parte musical está a cargo del coro de la Capilla Sixtina, que ejecutará,
como es tradicional, los cantos gregorianos y en polifonía.