2011-12-12 12:52:01

Pésame de Benedicto XVI por la muerte del Card. Foley


Lunes, 12 dic (RV) Profunda gratitud del Papa por su importante servicio para impulsar la presencia de la Iglesia en los Medios de Comunicación y su apostolado en favor de los cristianos en Tierra Santa. Al conocer con profunda tristeza la noticia de la muerte del Cardenal John Patrick Foley, Gran Maestre emérito de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén, Benedicto XVI ha transmitido sus más sentidas condolencias, en un telegrama enviado al Arzobispo de Filadelfia, Mons. Charles Chaput.

Recordando con gratitud al cardenal, que ha transcurrido los últimos años de su ministerio sacerdotal en su amada archidiócesis de Filadelfia, el Papa destaca el distinguido servicio que brindó a la Santa Sede, como presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, y más recientemente sus trabajos en favor de las comunidades cristianas de Tierra Santa.

Tras encomendar su noble alma a Dios, Padre de toda misericordia, Benedicto XVI eleva sus oraciones para que el compromiso que cumplió a lo largo de toda su vida, impulsando la presencia de la Iglesia en los medios de comunicación, inspire a otros a asumir este apostolado fundamental, para dar a conocer el anuncio del Evangelio y el progreso de la nueva evangelización. A todos los que lloran al cardenal Foley, con la esperanza de la Resurrección, el Papa les imparte cordialmente su bendición apostólica como prenda de consuelo y la paz en nuestro Señor Jesucristo.

Falleció ayer domingo en Filadelfia, Estados Unidos, el cardenal John Patrick Foley. Tenía 76 años y llevaba mucho tiempo enfermo de leucemia. Fue ordenado sacerdote en 1962. Juan Pablo II lo llamó a Roma en 1984 confiándole el cargo de presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, del Centro Televisivo Vaticano y de la Filmoteca del Vaticano. En 2007, Benedicto XVI lo creó cardenal, nombrándole Gran Maestre de la Orden ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén. El pasado mes de agosto había dejado sus cargos en Roma a causa de la enfermedad.
Con el fallecimiento de este purpurado, el Colegio Cardenalicio queda integrado ahora por 192 miembros, de los que 109 son electores.

Sobre la figura del cardenal Foley oigamos el testimonio y el recuerdo del director de la Oficina de prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi.
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Estoy muy afectado personalmente, aunque también muy sereno, por la muerte del cardenal Foley, que no llega de una manera inesperada ya que había regresado a Filadelfia, a su patria, en su diócesis de origen, porque sabía que estaba enfermo de leucemia y que esta era, por tanto, la última etapa de su vida. El cardenal Foley es una persona que todos los que lo han conocido admiraban y querían mucho, por su amabilidad, por su espiritualidad: era realmente un hombre de gran nivel espiritual. Todos los que han tenido contacto con él en estos últimos años, incluso durante la última etapa de su enfermedad, verdaderamente, quedaron admirados. Estoy convencido de que el cardenal Foley ha personificado de la manera mejor la relación amistosa, abierta, cercana, atenta de la Iglesia con el mundo de las comunicaciones, no tanto como un mundo "impersonal", sino como mundo de "personas".


Nos puede hablar del papel importante que el cardenal Foley ha tenido, ha desempeñado en el mundo de la comunicación de la Iglesia, después del Concilio Vaticano II?

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Sí, el cardenal Foley ha sido durante muchos años el presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, y por tanto ha tenido esta función específica, en el ámbito de la Curia Romana y a nivel de la Iglesia universal, de explicar con gran competencia y autoridad lo que estaba sucediendo, cómo se desarrollaba el mundo de las comunicaciones sociales, a todos los que pertenecen a este campo. Él estaba muy preparado para ello desde un punto de vista personal, porque desde que fue un joven sacerdote se ocupó de las publicaciones y de los medios de comunicación social de su diócesis. Ha sido, pues, una persona que ha tenido una gran competencia, ha participado en numerosas reuniones, ha viajado a muchas conferencias episcopales, congresos, reuniones, lugares donde el mundo de la comunicación se encontraba y reflexionaba, y allí llevaba una palabra de cordialidad y de orientación por parte de la Iglesia. En resumen, fue un hombre que se sentía cerca, era un colega, un amigo de todos los que han trabajado en este campo. Estamos muy unidos y muy agradecidos a él. Tengo delante de mí precisamente la carta que me envió hace unos días para darme las gracias por haberle enviado la Historia de Radio Vaticano, en dos volúmenes que acaban de ser publicados. Siempre le hemos sentido muy cerca, él comprendía y alentaba de todo corazón nuestro trabajo.



CdM








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