Sábado, 10 dic (RV). A mediodía, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del
Vaticano, Benedicto XVI celebró un encuentro con una Delegación de la Confederación
de las Cooperativas Italianas y de los Bancos de Crédito Cooperativo, en total unas
80 personas.
En su alocución a estos dirigentes y miembros de la delegación,
encabezados por sus respectivos presidentes, Luigi Marino y Alessandro Azzi y acompañados
por su Asistente eclesiástico, Mons. Adriano Vincenzi, el Papa les destacó la importancia
de la cooperación católica en Italia, que surgió tras la Encíclica del Papa León XIII
Rerum novarum, de la que este año se celebra el 120° aniversario de su promulgación.
Se trata –como recordó Benedicto XVI– de un documento que favoreció la fecunda
presencia de los católicos en la sociedad italiana, mediante la promoción de entes
cooperativos y mutualistas, así como el desarrollo de las empresas sociales y de tantas
otras obras de interés público, caracterizadas por formas de participación y de autogestión.
Actividades que siempre han tenido como finalidad el apoyo material de la población,
con una atención constante por las familias, inspirándose en el Magisterio de la Iglesia.
Y añadió:
Lo que ha impulsado
a los adherentes a asociarse en organizaciones de tipo cooperativista, frecuentemente
con la aportación determinante de los sacerdotes, ha sido no sólo una exigencia de
orden económico, sino también el deseo de vivir una experiencia de unidad y de solidaridad,
que llevara a la superación de las diferencias económicas y de los conflictos sociales
entre los diversos grupos.
De la experiencia cooperativista el Papa recordó
que es una expresión concreta de la complementariedad y de la subsidiariedad que la
Doctrina social de la Iglesia promueve desde siempre entre la persona y el Estado;
es el equilibrio entre la tutela de los derechos del individuo y la promoción del
bien común, en el esfuerzo por desarrollar una economía local que responda cada vez
más a las exigencias de la colectividad. Mientras en el ámbito ético, se caracteriza
igualmente, por una marcada sensibilidad solidaria, si bien en el respeto de la justa
autonomía de la persona.
En efecto,
no debemos olvidar, como recordaba en la Encíclica Caritas in veritate, que también
en el campo de la economía y de la finanza «recta intención, transparencia y búsqueda
de los buenos resultados son compatibles y nunca se deben separar. Si el amor es inteligente,
sabe encontrar también los modos de actuar según una conveniencia previsible y justa,
como muestran de manera significativa muchas experiencias en el campo del crédito
cooperativo» (n. 65).
De sus beneméritas instituciones que están presentes
desde hace mucho tiempo en el entramado social italiano y que siguen siendo plenamente
actuales; el Papa les dijo que llevan en sí los ideales evangélicos y una vitalidad
que las hacen más capaces aún de ofrecer una válida contribución a toda la comunidad,
tanto desde el punto de vista social, como en el ámbito de la evangelización.
En un tiempo
de grandes cambios, de persistente precariedad económica, de dificultades en el mundo
del trabajo, la Iglesia siente que debe anunciar con nuevo vigor el Mensaje de Cristo,
con la fuerza de humanización y la carga de esperanza para el futuro que contiene.
E vosotros, queridos amigos, debéis ser conscientes de que las cooperativas católicas
tienen un papel importante que desarrollar en este campo.
El Obispo de
Roma recordó brevemente algunos elementos en que su acción es preciosa, como la contribución
que ofrecen a fin de que la economía y el mercado no estén nunca separados de la solidaridad.
Y les dijo que están llamados a promover la cultura de la vida y de la familia, así
como a favorecer la formación de nuevas familias, que puedan contar con un trabajo
digno y respetuoso de la creación que Dios ha encomendado a nuestro cuidado responsable.
A la vez que les pidió que sepan valorar siempre al hombre en su entereza, más allá
de toda diferencia de raza, de lengua o de credo religioso, prestando atención a
sus necesidades reales, Así como a su capacidad de iniciativa.
Además, es
particularmente importante, recordar lo que caracteriza las cooperativas católicas:
la inspiración cristiana, que debe orientarlas constantemente. Por lo tanto, permaneced
fieles al Evangelio y la enseñanza de la Iglesia, puesto que forma parte de vuestra
misma identidad; tened presentes y favoreced las diversas iniciativas de experimentación
que toman los contenidos del Magisterio social de la Iglesia, como en el caso de los
consorcios sociales de desarrollo, de experiencias de microcrédito y de una economía
animada por la lógica de la comunión y de la fraternidad.
También en el
mundo de la economía y del trabajo, les dijo el Papa, para vivir y llevar el amor
y la solidaridad es necesario “tomar de la fuente divina a través de una relación
intensa con Dios, la escucha constante de su Palabra, y una existencia alimentada
por la Eucaristía”.
Tras estos temas de reflexión que el Papa les ofreció,
se despidió de estos “queridos amigos”, diciéndoles que sobre todo, deseaba animar
su obra tan válida e importante, para lo cual invocó la asistencia de la Virgen María.
Mientras para los presentes en esta audiencia y para todos los que adhieren a la Confederación
de las Cooperativas Italianas y a la Federación de los Bancos de Crédito Cooperativo,
Benedicto XVI formuló sus mejores deseos para que prosigan “con serenidad y éxito”
su empeño en el ámbito social, a la vez que les aseguró su recuerdo en la oración
y los bendijo de corazón junto a sus seres queridos. (MFB – RV).