Los estudiantes extranjeros “puentes” entre pueblos y culturas
Viernes, 02 dic. (RV).- El Papa recuerda que las universidades católicas están llamadas
a ser “laboratorios de humanidad” en la búsqueda de un auténtico humanismo. El Santo
Padre ha recibido, pasado el mediodía, a los participantes en el III Congreso Mundial
de Pastoral para los Estudiantes Internacionales, promovido por el Pontificio Consejo
de la Pastoral para los Migrantes e Itinerantes. Un Congreso, como ha dicho el Papa
al presidente del dicasterio, Mons. Antonio Maria Veglió y a las 130 personas presentes
“para que las jóvenes generaciones tengan una orientación y un apoyo para perfeccionar
su formación, afrontando los desafíos de mundo globalizado y secularizado”. Benedicto
XVI ha intervenido sobre el tema del congreso, que lleva por título: “Estudiantes
internacionales y encuentro de culturas”.
El encuentro
de las culturas es una realidad fundamental en nuestra época y para el futuro de la
humanidad y de la Iglesia. El hombre y la mujer no pueden alcanzar un nivel de vida
verdadera y plenamente humano si no es a través de la cultura; y la Iglesia, está
atenta a esta centralidad de la persona humana, ya sea como artífice de la actividad
cultural, que como su último destinatario. Hoy más que nunca la recíproca apertura
entre las culturas es terreno privilegiado para el diálogo entre cuantos están comprometidos
en la búsqueda de un auténtico humanismo.
Por tanto, el encuentro entre las
culturas en el campo universitario -ha subrayado el Pontífice-, debe ser sostenido
y animado, teniendo como fundamento los principios humanos y cristianos, los valores
universales, para que ayude a hacer crecer una nueva generación capaz de diálogo y
discernimiento, comprometida en difundir el respeto y la colaboración para la paz
y el desarrollo.
Es importante, ha dicho también el Papa, ofrecer a los estudiantes
internacionales (una realidad en aumento dentro del fenómeno migratorio), una sana
y equilibrada preparación intelectual, cultural y espiritual, para que no sean presa
de la “fuga de cerebros”, sino que formen una categoría socialmente y culturalmente
relevante como futuros responsables en sus propios países. Y por otra parte contribuyan
a ser “puentes” culturales, sociales y espirituales con los países de acogida.
La universidad
y las instituciones católicas de educación superior están llamadas a ser “laboratorios
de humanidad”, ofreciendo programas y cursos que estimulen a los jóvenes estudiantes
en la búsqueda no sólo de cualificación profesional, sino también de respuestas a
la demanda de felicidad, de sentido de plenitud, que habita en el corazón del hombre.
Como
ya subrayó en el Mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado del
próximo año, el Santo Padre ha vuelto a insistir hoy que “el mundo universitario constituye
para la Iglesia un campo privilegiado para la evangelización”.
La difusión
de ideologías “débiles” en los diversos campos de la sociedad solicita de los cristianos
un nuevo impulso en el campo intelectual, con el fin de animar a las jóvenes generaciones
en la búsqueda y en el descubrimiento de la verdad sobre el hombre y sobre Dios.
El
Papa ha terminado su discurso recordando que “la pastoral universitaria se ofrece
a los jóvenes como apoyo para que la comunión con Cristo les conduzca a percibir el
misterio más profundo del hombre y de la historia ER