Que los africanos vivan reconciliados en la paz y la justicia
Domingo, 20 nov (RV).- Benedicto XVI concluyó su 22° viaje apostólico internacional,
en esta ocasión a Benín. La ceremonia de despedida tuvo lugar en el aeropuerto internacional
Cardenal Bernardin Gantin de Cotonú, ante la presencia de las autoridades civiles
y religiosas así como de un grupo de fieles. Tras la alocución del presidente de la
República, el Santo Padre dirigió su última alocución en tierra africana.
“Mi
viaje apostólico en tierra africana termina –comenzó diciendo el Papa–. Doy gracias
a Dios por estos días que he estado con ustedes con alegría y cordialidad. Gracias,
señor Presidente, por sus amables palabras y por tantos esfuerzos por hacer agradable
mi estancia. También quiero dar gracias a las diversas autoridades en este país y
a todos los voluntarios que han contribuido generosamente al éxito en estos días.
No olvido a toda la población beninesa, que me ha recibido con calor y entusiasmo.
Mi gratitud se extiende también a los miembros de la Iglesia católica, a los Presidentes
de las Conferencias Episcopales nacionales y regionales que han venido hasta aquí
y, por supuesto, y muy especialmente, a los obispos de Benin.
Quise volver a visitar
de nuevo el continente africano, por el que tengo una especial estima y afecto, pues
estoy íntimamente convencido de que es una tierra de esperanza. Ya lo he dicho en
muchas otras ocasiones. Aquí se encuentran valores auténticos, capaces de aleccionar
a todo el mundo, y que reclaman ser extendidos con la ayuda de Dios y la determinación
de los africanos. La Exhortación apostólica postsinodal Africae munus puede ayudar
mucho a eso, pues abre perspectivas pastorales y suscitará iniciativas interesantes.
Se la confío al conjunto de los fieles africanos, que sabrán estudiarla con atención
y traducirla en acciones concretas en su vida diaria. El cardenal Gantin, ese eminente
beninés, cuyo prestigio ha sido reconocido hasta el punto de que este aeropuerto lleva
su nombre, participó conmigo en muchos sínodos, aportando una contribución esencial
y apreciada. Que él acompañe la aplicación de este documento.
Al destacar que
durante esta visita pudo encontrarse con varios componentes de la sociedad de Benin,
y con los miembros de la Iglesia, el Papa afirmó que estos numerosos encuentros, tan
diferentes en su naturaleza, dan testimonio de la posibilidad de una coexistencia
armoniosa en el seno de la nación, y entre Iglesia y el Estado.
La buena voluntad
y el respeto mutuo no sólo ayudan al diálogo, sino que son esenciales para construir
la unidad entre las personas, los grupos étnicos y los pueblos. El término Fraternidad
es también la primera de las tres palabras de vuestro lema nacional. Vivir juntos
fraternamente, no obstante las legítimas diferencias, no es una utopía. ¿Por qué un
país africano no podría indicar al resto del mundo el camino a tomar para vivir una
fraternidad auténtica en la justicia, fundada en la grandeza de la familia y del trabajo?
Que los africanos vivan reconciliados en la paz y la justicia. Estos son los deseos
que expreso con confianza y esperanza antes de salir de Benin y el continente africano.
Por
último, dirigiéndose al Señor Presidente, el Santo Padre le renovó su más sincero
agradecimiento, que hizo extensivo a todos sus conciudadanos, a los obispos de Benin
y a todos los fieles de su país. “Deseo también animar a todo el continente –dijo–
a ser cada vez más sal de la tierra y luz del mundo. Que por la intercesión de Nuestra
Señora de África, Dios les bendiga a todos. ¡Dios bendiga a Benin!” (MFB-RV).