Sábado, 19 nov (RV) Editorial semanal de nuestro director general, p. Federico Lombardi:
El Papa habla
del África como de “un inmenso pulmón espiritual para una humanidad en crisis de fe
y de esperanza”. Un continente que no solo es rico de recursos materiales – como saben
bien todos aquellos que buscan de explotarlo – sino también de riquezas humanas
y espirituales, de amor por la vida, de creatividad y de cultura. La escucha del Evangelio,
y el consecuente “compromiso del África por Cristo” – es este el título de la Exhortación
final del Sínodo que el Papa presenta en estos días en Benín – puede por lo tanto
no solo levantar a los pueblos del continente de sus dificultades, sino también hacerlos
protagonistas en el camino del nuevo milenio. El hilo conductor que une
los discursos del Papa y que atraviesa su Exhortación es la esperanza. Esta es la
palabra clave que retorna continuamente en las diversas etapas del viaje hacia la
construcción de la reconciliación, de la justicia y de la paz. Es la palabra que el
Papa grita con fuerza a los jefes y a los responsables: “ ¡No privad a vuestros pueblos
de la esperanza!”, mientras los alienta a la sabiduría, a la responsabilidad, al buen
gobierno. La Iglesia católica participa cada día en la vida del pueblo, se ocupa muy
concretamente de su salud, de su educación, de su crecimiento humano y cultural, y
lo alienta a la libre participación a la vida social y política. La esperanza de la
que habla la Iglesia anima el compromiso terrenal y lo ennoblece, abriéndolo al horizonte
espiritual y eterno. ¿Quién ama tanto al África de tener hoy el valor de decirle que
puede ser el “continente de la esperanza”? La Iglesia católica, que se siente animada
por el Espíritu creador de Dios y se siente realmente africana, tiene el don de este
amor y de este valor (Traducción del italiano Raúl Cabrera - RV)