No tener miedo a decir la verdad por la reconciliación y la paz
Viernes, 4 nov (RV)- Benedicto XVI alienta a la reconciliación de todo el amado pueblo
de Costa de Marfil y reza al Príncipe de la Paz, para que ilumine el camino de la
concordia y promoción humana, en esta nación africana, cuyo nuevo embajador, Joseph
Tebah-Klah, le ha presentado, esta mañana, las Cartas Credenciales.
Con su
cordial bienvenida al nuevo embajador de la República de Costa de Marfil, el Santo
Padre ha expresado su profunda satisfacción por el firme compromiso, de los responsables
de este país, en hacer todo lo posible para lograr impulsar una cohesión social sólida
y verdadera. Y acogiendo con alegría la creación de la «Comisión de Reconciliación
Verdad y Diálogo», el Papa ha deseado que ésta desarrolle con diligencia e imparcialidad
su importante tarea.
Tras manifestar que siguió con gran preocupación el desarrollo
dramático de la crisis post-electoral - que vivieron los marfileños, sufriendo divisiones
que todavía no se han sanado, que dio lugar a graves violaciones de los derechos humanos
y que se cobró numerosas vidas humanas - Benedicto XVI ha expresado su anhelo de
que se impulse con determinación el camino de la concordia, de la promoción de la
dignidad humana y de la unidad nacional.
Y renovando su apremiante exhortación
a no desfallecer en impulsar iniciativas de paz y de justicia, el Papa ha hecho hincapié
en que «no se debe temer la verdad sobre los crímenes y sobre todos los atentados
cometidos contra los derechos humanos». Pues «la convivencia sólo será posible mediante
la aplicación armoniosa de la verdad y de la justicia».
«Convivencia que
exige el respeto de los derechos inalienables de todos sin distinción», ha recordado
una vez más Benedicto XVI, citando la importancia de tutelar la sacralidad de toda
vida humana. El Santo Padre ha animado asimismo a los responsables de Costa de Marfil
a impulsar una gestión pública transparente y equitativa. Y acogiendo, también con
gran aprecio, el código de conducta para los miembros del gobierno, que fue aprobado
en la primera quincena de agosto, el Papa ha señalado que «para lograr el bien común,
se necesita disciplina, justicia y transparencia en la gestión de la cosa pública».
Y que «les corresponde a los políticos hacer todo lo posible para que la riqueza del
país beneficie equitativamente a todos los ciudadanos».
Refriéndose luego a
la diversidad de religiones y etnias que caracterizan al pueblo marfileño y que son
una riqueza, al igual que en muchos países de África, Benedicto XVI ha recordado lo
que escribió en la primera Encíclica de su Pontificado, Dios es Amor. Es decir que
«el Estado no puede imponer la religión, pero tiene que garantizar su libertad y la
paz entre los seguidores de las diversas religiones; la Iglesia, como expresión social
de la fe cristiana, por su parte, tiene su independencia y vive su forma comunitaria
basada en la fe, que el Estado debe respetar. Son dos esferas distintas, pero siempre
en relación recíproca». (28)
En este contexto, el Papa ha señalado que para
el futuro y el desarrollo de una nación es fundamental impulsar el buen funcionamiento
de las escuelas y otras instituciones educativas. Y renovando el anhelo de la Iglesia
de colaborar activamente en la reconstrucción social, sin querer nunca sustituir al
Estado, el Santo Padre se ha referido a la misión de las numerosas instituciones católicas
educativas y sanitarias, que brindan sus cuidados materiales y espirituales, para
aliviar las heridas del cuerpo y del alma.