2011-11-04 13:12:47

No tener miedo a decir la verdad por la reconciliación y la paz


Viernes, 4 nov (RV)- Benedicto XVI alienta a la reconciliación de todo el amado pueblo de Costa de Marfil y reza al Príncipe de la Paz, para que ilumine el camino de la concordia y promoción humana, en esta nación africana, cuyo nuevo embajador, Joseph Tebah-Klah, le ha presentado, esta mañana, las Cartas Credenciales.

Con su cordial bienvenida al nuevo embajador de la República de Costa de Marfil, el Santo Padre ha expresado su profunda satisfacción por el firme compromiso, de los responsables de este país, en hacer todo lo posible para lograr impulsar una cohesión social sólida y verdadera. Y acogiendo con alegría la creación de la «Comisión de Reconciliación Verdad y Diálogo», el Papa ha deseado que ésta desarrolle con diligencia e imparcialidad su importante tarea.

Tras manifestar que siguió con gran preocupación el desarrollo dramático de la crisis post-electoral - que vivieron los marfileños, sufriendo divisiones que todavía no se han sanado, que dio lugar a graves violaciones de los derechos humanos y que se cobró numerosas vidas humanas - Benedicto XVI ha expresado su anhelo de que se impulse con determinación el camino de la concordia, de la promoción de la dignidad humana y de la unidad nacional.

Y renovando su apremiante exhortación a no desfallecer en impulsar iniciativas de paz y de justicia, el Papa ha hecho hincapié en que «no se debe temer la verdad sobre los crímenes y sobre todos los atentados cometidos contra los derechos humanos». Pues «la convivencia sólo será posible mediante la aplicación armoniosa de la verdad y de la justicia».

«Convivencia que exige el respeto de los derechos inalienables de todos sin distinción», ha recordado una vez más Benedicto XVI, citando la importancia de tutelar la sacralidad de toda vida humana. El Santo Padre ha animado asimismo a los responsables de Costa de Marfil a impulsar una gestión pública transparente y equitativa. Y acogiendo, también con gran aprecio, el código de conducta para los miembros del gobierno, que fue aprobado en la primera quincena de agosto, el Papa ha señalado que «para lograr el bien común, se necesita disciplina, justicia y transparencia en la gestión de la cosa pública». Y que «les corresponde a los políticos hacer todo lo posible para que la riqueza del país beneficie equitativamente a todos los ciudadanos».

Refriéndose luego a la diversidad de religiones y etnias que caracterizan al pueblo marfileño y que son una riqueza, al igual que en muchos países de África, Benedicto XVI ha recordado lo que escribió en la primera Encíclica de su Pontificado, Dios es Amor. Es decir que «el Estado no puede imponer la religión, pero tiene que garantizar su libertad y la paz entre los seguidores de las diversas religiones; la Iglesia, como expresión social de la fe cristiana, por su parte, tiene su independencia y vive su forma comunitaria basada en la fe, que el Estado debe respetar. Son dos esferas distintas, pero siempre en relación recíproca». (28)

En este contexto, el Papa ha señalado que para el futuro y el desarrollo de una nación es fundamental impulsar el buen funcionamiento de las escuelas y otras instituciones educativas. Y renovando el anhelo de la Iglesia de colaborar activamente en la reconstrucción social, sin querer nunca sustituir al Estado, el Santo Padre se ha referido a la misión de las numerosas instituciones católicas educativas y sanitarias, que brindan sus cuidados materiales y espirituales, para aliviar las heridas del cuerpo y del alma.

CdM








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