Caminar contracorriente guiados por el espíritu de las Bienaventuranzas
Sábado, 29 oct (RV).- Antes de mediodía el Santo recibió a los 26 obispos de Angola
que han finalizado hoy su visita ad Limina Apostolorum. Benedicto XVI recordó que
este encuentro se produce tras la visita que él mismo realizó a Luanda, en marzo del
año 2009, durante la cual pudo encontrarse con ellos y celebrar a Jesucristo en medio
de un pueblo que no se cansa de amarlo y servirlo con generosidad y alegría. Y añadió
que conserva a este pueblo en su corazón y que, en cierto sentido, esperaba esta visita
para tener noticias de él.
Benedicto XVI ha alentado a los obispos de la
Conferencia Episcopal de Angola y Santo Tomé a testimoniar el Evangelio, como primer
factor de desarrollo integral de la persona humana y a levantar su voz en favor de
las víctimas de las abominables situaciones de marginación - e incluso de asesinatos
- de niños y ancianos, debido a supersticiones ligadas a los fetiches. Así como a
impulsar la superación de ciertos resquicios de tribalismo en sus respectivas sociedades.
Tras
agradecer al Presidente de la Conferencia Episcopal la presentación que hizo de sus
comunidades, con sus desafíos y esperanzas, con las fuerzas y los favores con que
el Cielo los ha dotado, el Papa destacó la solicitud que tienen por este pueblo de
Dios en Angola y en Santo Tomé, en unión con el Sucesor de Pedro y con el deseo de
permanecer fieles al Señor, lo que representa para él fuente de profunda alegría y
sentida acción de gracias.
Vosotros, amados Hermanos, en virtud de
la misión apostólica recibida, estáis habilitados para introducir a vuestro pueblo
en el corazón del misterio de la fe, encontrando a la persona viva de Jesucristo.
Con la esperanza de «hacer brillar, cada vez con mayor evidencia, la alegría y el
renovado entusiasmo del encuentro con Cristo» (Motu proprio Porta fidei, 2), decidí
proclamar el Año de la Fe, para que la Iglesia entera pueda ofrecer a todos un rostro
más bello y creíble, transparencia más clara del rostro del Señor. De hecho, «en cuanto
Iglesia – como justamente observó la Segunda Asamblea para África del Sínodo de los
Obispos – espero poder confiar sus frutos, bajo la forma habitual de Exhortación Apostólica,
a todo el pueblo de Dios en mi próxima visita a Benín
El
Santo Padre también les recordó que la primera y más específica contribución para
el pueblo africano es la proclamación del Evangelio de Jesucristo, a la vez que destacó
que su palabra no “anestesia”, sino que llama a la conversión, para que mediante
el encuentro con Cristo, florezca una humanidad nueva”. E hizo la siguiente reflexión:
En verdad, los cristianos respiran el espíritu de su tiempo y sufren la
presión de las costumbres de la sociedad en que viven; pero por la gracia del Bautismo,
están llamados a renunciar a las tendencias nocivas imperantes y a caminar contracorriente
guiados por el espíritu de las Bienaventuranzas
En
esta línea, el Pontífice abordó tres escollos en los que naufraga la voluntad de muchos
de sus ciudadanos que se adhieren a Cristo. Y aludió a al hecho de contradecir el
plan de Dios para la generación y la familia humana, con el reducido número de matrimonios
católicos en sus comunidades, que indica una especie de “hipoteca” que grava sobre
la familia, cuyo valor es insubstituible para la estabilidad del edificio social.
También se refirió a la obra de evangelización que realizan entre los
bautizados cuyo corazón está dividido entre el cristianismo y las religiones tradicionales
africanas. Y a los resquicios tribales palpables en sus comunidades.
Antes
de despedirse el Obispo de Roma les pidió a estos pastores que lleven su afectuoso
saludo a todos los miembros de sus Iglesias particulares; a los obispos eméritos,
a los sacerdotes y a los seminaristas; así como a los religiosos y religiosas, a los
catequistas y a los animadores de los distintos movimientos sin olvidarse de todos
los fieles laicos. Y mientras los encomendó a la protección de la Virgen María, tan
amada en sus naciones en el santuario de Mamã Muxima, les impartió de corazón su bendición
de Apostólica.