Catalina, Sierva de María Ministra de los Enfermos
Viernes, 28 oct (RV).– En nombre de Benedicto XVI, el Prefecto de la Congregación
para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato, presidirá en la capital de España,
este sábado, la Beatificación de María Catalina Irigoyen Echegaray – Sor María Desposorios.
Participará en dicho acto el Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela,
además de un gran número de obispos, sacerdotes, religiosas y fieles no sólo españoles
sino también de otros países, donde desarrollan su apostolado las Siervas de María
Ministras de los Enfermos, asistiendo a los que sufren en su propio domicilio. Recordamos
que el milagro para esta beatificación se cumplió en Bolivia. Como anuncian estas
religiosas esparcidas por el mundo, el 29 de Octubre celebrarán el gozo de la proclamación
como Beata de Mª Catalina, fiel y contemporánea hija de Santa Mª Soledad Torres Acosta,
que fue canonizada por Pablo VI, en 1970. «Sólo sirvo para servir», solía decir
esta religiosa que entregó su vida a imitación de la Virgen, Sierva del Señor. Para
hablar de Sor María Catalina Irigoyen Echegaray, Sierva de María Ministra de los Enfermos,
conversamos con la Superiora General de esta congregación, Madre Alfonsa Bellido,
y aprovechamos la ocasión para ¡felicitar a todo el Instituto!: Entrevista completa
de Cecilia de Malak
Texto entrevista: ¿Qué
rasgos de identidad presenta la Sierva de María Sor María Catalina Irigoyen Echegaray?
De
familia distinguida de Pamplona, su padre fue Presidente de la Diputación Foral de
Navarra. Bien formada cristiana y formalmente, fue Presidenta de la Asociación de
las Hijas de María en Pamplona, promoviendo obras de caridad en hospitales y familias.
Era de temperamento vivo, serena y alegre.
En 1878, conoce a las Siervas
de María que se han instalado en Pamplona; entra en contacto con ellas y, sintiéndose
atraída por su carisma y misión, solicita a la Fundadora, Santa María Soledad Torres
Acosta, ser admitida en dicha Congregación. El 14 de mayo 1883 emite los votos temporales
en Madrid, dedicando su vida a la asistencia a los enfermos a domicilio.
¿Qué
resorte logró hacer de María Catalina una cumbre de santidad?
El amor a Dios
sobre todas las cosas y el servicio a los enfermos. Decía ella: “Mi único anhelo es
amar a Dios sin interrupción hasta el fin de mi vida”. Su identificación con Cristo
se manifestaba en: su profunda fe, su humildad, intensa vida de oración y contemplación,
su espíritu de sacrificio y mortificación, su amor a Cristo en la Eucaristía
y en la Cruz, su filial devoción a María a la que había confiado su vocación y
rezaba diariamente las tres partes del rosario, su espíritu eclesial y comunitario.
¿Qué
nos puede decir de su vida de asistencia a los enfermos en sus domicilios? Sor
María Catalina fue ejemplar y generosa, atenta en el cuidado caritativo a los enfermos
y celosa en ofrecer y recomendar la oportuna asistencia espiritual, logrando no pocas
veces, conciliar a la desavenida familia del enfermo. Recuerdo que una familia comentó
agradecida “con Sor María Catalina Dios ha entrado en esta casa”. El libro de asistencias
de Sor María Catalina documenta más de 400 servicios a domicilio, sin contar los prestados
en tiempo de cólera. Los 4 últimos años de su vida sufrió un fuerte calvario de
tuberculosis ósea, teniendo que afrontar duras operaciones y dolores, sobrellevándolo
todo con serenidad y abandono en las manos de Dios. Falleció santamente en la Casa
Madre de las Siervas de María, en Chamberí,- Madrid, el 10 de octubre de 1918.
¿Cómo
viven hoy las Siervas de María esta experiencia de la Beatificación de Sor María Catalina
Irigoyen Echegaray?
La Congregación la vive a la vez con honda espiritualidad
y con cálida alegría de familia, dando gracias a Dios y a la Iglesia por este momento
de gracia. Invocamos también del Espíritu Santo, dones de predilección, suscitando
santas vocaciones de vida consagrada. De la Jornada Mundial de la Juventud, vivida
en Madrid en el mes de agosto, el Papa Benedicto XVI aseguraba que el Señor ha llamado
a las puertas del corazón de muchos jóvenes para que le sigan con generosidad en el
ministerio sacerdotal y en la vida religiosa. Madrid, precisamente, había sido
el principal campo de servicio apostólico, tanto de santa María Soledad Torres Acosta,
Fundadora de las Siervas de María, como de la próxima Beata, Sor María Catalina Irigoyen.
¿Cuántas
religiosas Siervas de María operan hoy en los diversos continentes?
Somos más
de 1650 religiosas en Europa, América, África y Asia. El nuevo legado de santidad
de Sor María Catalina Irigoyen abrirá sin duda, horizontes risueños para dilatar el
Reino de Cristo en la comunidad mundial. Sabemos que por línea materna, Sor María
Catalina estaba entroncada con la familia de San Francisco Javier, Patrono de las
Misiones y estamos convencidas de que el gran don, que con su beatificación nos va
a alcanzar, va a ser, el aumento de santidad en el Instituto y numerosas y fervorosas
vocaciones para intensificar nuestra acción misionera dentro de la Iglesia.
CdM
También
les ofrecemos el texto más amplio de la entrevista sobre esta nueva beata española:
¿Quién
fue Sor María Catalina Irigoyen Echegaray?
María Catalina nació el 25 de noviembre
de 1848 en Pamplona (Navarra), en la calle de Mercaderes, número 9. Fueron sus padres
Don Tiburcio quien desempeñó el cargo de Presidente de la Diputación Foral de Navarra
y Doña Leonarda, por la que, María Catalina se entronca con la Familia de San Francisco
Javier.
Fue bautizada al día siguiente de su nacimiento en la Catedral de
Pamplona. Educada cristianamente en su familia, ampliando su formación en el colegio
de las Madres Dominicas. A los 13 años formaba parte de la Asociación de Hijas de
María y años más tarde, dadas las cualidades que la destacan, fue elegida presidenta
de la Congregación de las Hijas de María, en cuya asociación trabaja sin descanso.
De
su vida marcada por un gran amor a la Eucaristía, emanaba su deseo de servir a los
más necesitados. Era admirada por su entrega tanto en la familia de la que se hace
cargo al morir sus padres, como atendiendo solícita a los enfermos que visita en el
hospital.
En 1878, conoce a las Siervas de María que se han instalado en Pamplona;
entra en contacto con ellas y, sintiéndose atraída por su carisma y misión, solicita
a la Fundadora, Santa María Soledad Torres Acosta, ser admitida en dicha Congregación.
El 14 de mayo 1883 emite los votos temporales en Madrid, dedicando su vida a la asistencia
a los enfermos a domicilio.
Las familias admiraban su dedicación y entrega
especialmente en las epidemias del cólera, la gripe y la viruela que asolaban los
hogares, en los que a veces, los enfermos se encontraban solos ya que los suyos querían
evitar contraer la enfermedad. Sor María Catalina resistía sin miedo al contagio,
atendiendo incansable a los afectados, dedicándoles su tiempo, su vida y hasta el
sustento que desde Chamberí le hacían llegar. Dicen que era tan conocida esta su dedicación
y su saber cuidar a los enfermos, que en las cabeceras de algunas habitaciones se
podía leer el letrero: “si enfermo que me cuide Sor María Catalina”.
En su
vida tanto de comunidad como de asistencia a los enfermos, se la veía feliz en su
vocación. Para ella lo esencial era estar con Cristo y aprovechaba todo tiempo libre
para encontrarlo en el Sagrario y descubrirlo tanto en las personas con quienes trataba
como en los acontecimientos de la vida. Las familias se percataban de esa fuerza
interior que de ella emanaba, creando en su entorno un clima de paz, armonía y reconciliación,
afirmando que “donde ella entraba, entraba Dios”.
En 1913 se le declara una
tuberculosis ósea que le produce agudos dolores y que ella acepta serena y abandonada
en las manos de Dios. En esos momentos su vida entera continuó siendo un gesto de
servicio dedicando su tiempo a orar por las necesidades que se le confiaban, pues
todo el mundo sabía que su oración era fuente de fuerza y puerta para llegar hasta
Dios. El 10 de octubre de 1918 fallece en la Casa Madre de las Siervas de María en
Chamberí, donde descansan sus restos mortales.
¿Qué resorte logró hacer de
María Catalina una cumbre de santidad?
Sin duda alguna fue el amor a Dios sobre
todas las cosas el que le impulso a consagrase a Él, dejándolo todo y dedicando su
vida al servicio de los enfermos. Decía ella: “Mi único anhelo es amar a Dios sin
interrupción hasta el fin de mi vida”.
Identificarse con Cristo fue su meta
y en ello puso todo su afán. Sus grandes amores fueron Cristo Eucaristía y María Salud
de los Enfermos. Su vida estuvo marcada por una sólida fe, profunda humildad, intensa
vida de oración procurando largos ratos de adoración ante el Sagrario y por las noches
junto al enfermo, una ardiente caridad y celo por la salvación de las almas, por las
que no escatimaba ningún sacrificio ni mortificación.
Una vida de santidad
reconocida por la Iglesia
Ya en vida Sor María Catalina gozó de gran fama de
santidad, que ha ido creciendo después de su muerte y confirmándose con numerosas
gracias alcanzadas del Señor por su intercesión.
Fue Juan Pablo II quien promulgó
el 10 de marzo de 1981 el Decreto por el que se reconocía que Sor María Catalina había
practicado las virtudes cristianas en grado heroico, pasando así a ser considerada
como Venerable.
El milagro que ha sido admitido para la beatificación tuvo
lugar en La Paz (Bolivia) Es la curación rápida y sin secuela de un enfermo tras la
invocación de Sor María Catalina. El paciente presentaba un hidroma cerebral que lo
dejó en estado de coma. Intervenido para implantarle una válvula se obtuvo un resultado
positivo pero a las 48 horas aparecieron una serie de complicaciones: Neumonía, meningitis,
edema cerebral, hemorragias e infartos cerebrales. Más tarde sufrió, así mismo, unos
minutos de anoxia cerebral. Hubo momentos en los que se temió por la vida del enfermo
y se presagiaba que si salía adelante, la recuperación sería larga, penosa y le quedarían
graves e irreversibles secuelas cerebrales, pero ante el asombro de todos tras la
invocación de la Sierva de Dios, el enfermo que era cirujano, se incorporó a su trabajo
en quirófano, en a penas mes y medio, llevando una vida completamente normal, lo que
fue considerado inexplicable por los doctores que lo habían tratado durante su enfermedad.
El día 2 de abril de 2011, S. Santidad Benedicto XVI promulgó el decreto
de aprobación del milagro que daba paso a la Beatificación de Sor María Catalina.
¿Cómo viven hoy las Siervas de María esta experiencia de la próxima Beatificación
de Sor María Catalina Irigoyen Echegaray?
En este año las Siervas de María
estamos celebrando los 160 años de fundación y nos disponemos a iniciar el año de
preparación para los 125 años de la muerte de Madre Soledad Torres Acosta. La Beatificación
de Sor María Catalina la recibimos como una confirmación por parte de la Iglesia,
de que la vivencia de nuestro Carisma, y Espiritualidad, es un camino de seguimiento
a Cristo que conduce a la santidad y a través de esta vivencia se manifiesta el amor
de Dios hacia los enfermos.
A la vez, estamos viviendo este acontecimiento
con honda espiritualidad y con cálida alegría de familia, dando gracias a Dios y a
la Iglesia por este momento de gracia.
También es ocasión para pedir al Espíritu
Santo, dones de predilección, suscitando santas vocaciones de vida consagrada. Precisamente,
en la Jornada Mundial de la Juventud, vivida en Madrid en el mes de agosto, el Papa
Benedicto XVI aseguraba que el Señor ha llamado a las puertas del corazón de muchos
jóvenes para que le sigan con generosidad en el ministerio sacerdotal y en la vida
religiosa.
¿Quiénes son las Siervas de María Ministras de los Enfermos?
El
Instituto de las Siervas de María Ministras de los Enfermos inicia su andadura el
15 de agosto de 1851, en un barrio de Madrid, en Chamberí. Es el inspirador de la
obra Don Miguel Martinez, Párroco de Chamberí con 7 jóvenes madrileñas, Manuela Torres
Acosta que ese día pasará a llamarse María Soledad, es la última en ser admitida y
será la única en permanecer firme ante las dificultades que la reciente Congregación
tiene que afrontar. Es a ella a quien la Iglesia reconoce como Fundadora de las Siervas
de María.
Las Siervas de María, siguiendo la consigna evangélica “estuve enfermo
y me visitasteis” y “curad a los enfermos y decidles: el Reino de los cielos ha llegado”,
se dedican al cuidado gratuito de los enfermos preferentemente a domicilio, en servicio
nocturno y diurno. En servicio diurno en forma organizada a varios enfermos en sus
domicilios. En clínicas, hospitales y centros de salud. En dispensarios y ambulatorios.
En centros para enfermos crónicos y convalecientes, siendo portadoras del amor que
Dios tiene por todos los hombres, pero de forma especial por los que sufren.
“Sólo
sirvo para servir” era la consigna de Sor María Catalina mientras vivía y, sin duda
alguna, su intercesión, su apoyo, continúa haciéndose patente desde el cielo en favor
de tantos enfermos y personas que solicitan su protección, así como continúa su labor
a través de las 1650 Siervas de María que distribuidas en 115 Comunidades esparcidas
en 22 países de Europa, América, África y Asia, se consagran a aliviar a los enfermos
allí donde estos soliciten ayuda, preferentemente en sus domicilios.