Sábado, 22 oct (RV).- “El Año de la fe”, es el título del editorial de nuestro director
general, el P. Federico Lombardi, para el semanario Octava Dies del Centro Televisivo
Vaticano. Audio:
El Año de
la fe, anunciado en días pasados por el Papa, debe ser considerado una de las iniciativas
que caracterizan este pontificado. Tal como la carta de convocación afirma desde las
primeras frases, la memoria corre inmediatamente a aquel primer discurso del nuevo
Papa en la Capilla Sixtina, la mañana siguiente a su elección, cuando afirmaba “la
exigencia de redescubrir el camino de la fe para poner de manifiesto cada vez con
mayor evidencia la alegría y el renovado entusiasmo del encuentro con Cristo”. Y también
vuelve a la inspiración evidente y central de todos los discursos de su último viaje
a Alemania y a la institución del Dicasterio para la promoción de la nueva evangelización.
Con
feliz intuición el Papa liga estrechamente el Año de la fe al 50° del Vaticano II.
Mientras el Concilio sigue siendo objeto de discusiones y de apropiación partidista,
es justo que la lectura y relectura de su riquísima herencia, su traducción en la
práctica por parte de todo el pueblo de Dios en sus diversos componentes, siga siendo
eficazmente guiada por el Papa, como por los Papas ha sido convocado y guiado en su
realización, y tomado como “brújula” del camino siguiente de la Iglesia.
Pero
Benedicto XVI también recuerda el 20° de la publicación del Catecismo de la Iglesia
católica, obra de increíble coraje, querida firmemente por Juan Pablo II en fidelidad
al Concilio, para decir hoy nuestra fe del modo más completo, orgánico y claro posible.
Punto de referencia precioso, que el entonces Cardenal Ratzinger conoce muy bien,
habiendo tenido en él una parte determinante.
Pero el Año será, sobre todo,
una nueva etapa de una historia, de un camino vivo, que viene desde lejos, de la creación
del mundo, de Abrahán y Moisés, de David y de los profetas, de aquel “gran número
de testigos” de los que habla la Carta a los Hebreos (cap. 11-12), en cuya huella
están puestos María, los Apóstoles, los mártires y los santos, y en el que el Papa
nos exhorta a ponernos también nosotros, “teniendo siempre fija la mirada en Jesús,
autor y perfeccionador de la fe” (Ebr 12,2). ¿Y qué otra cosa más importante debería
decirnos el pastor del pueblo de Dios en camino? (Traducción de María Fernanda
Bernasconi – RV).