Ejemplo y humildad frente a los pecados cometidos por otros en el pasado contra los
menores
Jueves, 20 oct (RV).- Con su cordial bienvenida a los obispos de Australia, Benedicto
XVI los ha alentado a testimoniar a Cristo, mediante la palabra y el ejemplo, en la
verdad y en la humildad. En su discurso al final de la visita ad limina de los miembros
de la Conferencia Episcopal australiana, el Papa ha recordado los dos momentos especiales
de gracia, que la Iglesia que peregrina en esta nación vivió en los últimos años.
La Jornada Mundial de la Juventud de Sydney y la canonización, el año pasado,
de Santa María de la Cruz MacKillop. Y tras evocar la bellísima fiesta de la fe con
los jóvenes de todo el mundo, que presidió él mismo en 2008, Benedicto XVI hizo hincapié
en la importancia de impulsar en los corazones de los jóvenes el anhelo de santidad
y celo apostólico, con su plena y radical adhesión a Jesucristo y al servicio del
Evangelio ‘en’ y ‘con’ la Iglesia.
Refiriéndose luego a la canonización de
Santa María de la Cruz MacKillop, el Papa ha destacado que ella es un ejemplo de santidad
y de dedicación para los australianos y para la Iglesia en todo el mundo, especialmente
para las religiosas y todos los involucrados en la educación de los jóvenes.
Esta
santa supo afrontar con fe inquebrantable circunstancias muy difíciles, ha subrayado
Benedicto XVI, deseando que su modelo de vida y sus oraciones inspiren la actuación
de los padres, de los religiosos, de los maestros y de todos aquellos que se preocupan
por el bien de los niños, protegiéndolos de todo mal y brindándoles una educación
sólida para un futuro feliz y próspero.
«La respuesta valiente de Santa María
MacKillop a las dificultades que afrontó a lo largo de su vida puede inspirar a los
católicos de hoy», ha reiterado también el Papa, volviendo a subrayar la urgencia
de la formación, de la catequesis para niños y de la educación religiosa impartida
en las escuelas católicas, así como de la también necesaria catequesis para los adultos.
Benedicto XVI ha alentado a los obispos australianos a perseverar en su apostolado
pastoral:
«Es cierto que
vuestra misión pastoral se ha vuelto un compromiso de mayor carga, debido a los pecados
y errores cometidos por otros en el pasado, que son más reprochables aún por haber
sido cometidos por miembros del clero y religiosos. Pero ahora la tarea que les corresponde
es la de seguir reparando los errores del pasado con honestidad y apertura, para construir
- con humildad y determinación - un futuro mejor para todos los afectados. Por lo
tanto, os animo a seguir siendo pastores de almas y a que junto con vuestro clero,
estéis siempre dispuestos a dar un paso más en el amor y la verdad, por el bien de
las conciencias del rebaño que se os ha confiado (cf. Mt 5:41), buscando su santidad,
enseñando la humildad y conduciendo a todos, de forma irreprochable, por los caminos
de la fe católica».
Antes de su bendición, Benedicto XVI ha subrayado también
la celebración de la liturgia y la nueva traducción del Misal Romano, que es el fruto
de una cooperación importante de la Santa Sede con los obispos y expertos de todo
el mundo.