Concluye el II Congreso Mundial de la Misericordia en Cracovia
RV - En Polonia, clausurando ayer el II Congreso Mundial de la Divina Misericordia,
el Cardenal Stanisław Dziwisz, Arzobispo de Cracovia, se dirigió a todos los participantes,
llegados de diferentes partes del mundo, de diferentes razas y de diferentes culturas,
todos inclinados «ante el misterio de Dios rico en misericordia, para alabarlo con
una sola voz, por habernos otorgado la gracia de poder estar aquí y leer el mensaje
de la misericordia para el mundo contemporáneo».
«Creemos que esta Divina Misericordia
infinita es la esperanza para nosotros aquí reunidos, para la Iglesia y para el mundo
entero, porque en él descubrimos a un Dios presente en el mundo, a un Dios que no
cesa de ofrecernos su amor», hizo hincapié el Card. Dziwisz, añadiendo que «la Divina
Misericordia es la llave para entender al hombre y su misión en este mundo. Hay una
esperanza que nos abre a un futuro desconocido y nos da el valor para aceptar los
desafíos. Repetimos junto con santa Faustina y el beato Juan Pablo II: ‘Jesús, en
Ti confío’».
«Tú Jesús Misericordioso eres el signo de la esperanza ante la
desorientación y ante el temor de los diferentes males, ante el sufrimiento de los
hombres y ante la duda de la gente abrumada por el peso de las desgracias», reiteró
el purpurado polaco, enfatizando luego que «junto con Santa Faustina y el Beato Juan
Pablo II no quitamos “los ojos de Cristo misericordioso, para encontrar en la profundidad
de su mirada el reflejo de nuestra vida y la luz de la gracia que hemos recibido varias
veces y la cual Dios nos reserva para cada día y para el último’» (Beato Juan Pablo
II, Homilía, Łagiewniki, Cracovia, el 17. Agosto 2002).
Al agradecer a Dios
Misericordioso, el Card. Dziwisz expresó el deseo de todos de «ante todo, dar las
gracias al Santo Padre Benedicto XVI, quien con su cuidado paternal protegió desde
el principio la idea de los Congresos Mundiales de la Divina Misericordia». Así como
el profundo «reconocimiento por la beatificación del Apóstol de la Divina Misericordia,
Juan Pablo II, que tuvo lugar durante el Domingo de la Misericordia, el 1 de mayo
de 2011».
Y renovando una entrañable gratitud a Benedicto XVI «por haber continuado
el legado de su Antecesor en la Sede de San Pedro», en el mismo lugar, donde Santa
Faustina recibió el mensaje de misericordia, el Arzobispo de Cracovia afirmó «de todos
los rincones del mundo, donde reinan las guerras y la violencia, el odio y la persecución
del hombre, se eleva el llamado a la misericordia. El hombre, puesto a prueba por
los cataclismos de la naturaleza que conllevan sufrimiento y muerte de personas, necesita
de la misericordia que trae la paz al corazón del hombre y se convierte en el comienzo
del perdón y de la reconciliación».
«La Divina Misericordia es necesaria por
todas partes en donde vemos que se le falta el respeto a la vida y a la dignidad del
hombre, donde se niega el valor de la vida humana. Se necesita misericordia donde
reina la injusticia social y los prejuicios raciales, donde falta la verdad y la libertad»,
señaló el Card. Dziwisz, subrayando que «siendo conscientes de todas estas dificultades,
siguiendo a Juan Pablo Segundo, deseamos renovar el acto de encomienda a la Divina
Misericordia. Él realizó por primera vez el acto de encomendar a la Iglesia y al Mundo
a la Divina Misericordia el día 17 de agosto de 2002, al final de la consagración
de la Basílica. El Santo Padre dijo entonces: Lo hago con el deseo ardiente de que
el mensaje del amor misericordioso de Dios, anunciado por mediación de Santa Faustina,
llegue a todos los habitantes de la tierra y llene todos los corazones de esperanza.
Que este mensaje se propague desde este lugar hacia toda nuestra querida Patria y
hacia el mundo entero. Que se cumpla la promesa del Señor Jesús que aquí surgió: “la
chispa que preparará el mundo para Mi última venida” (Diario, 1732)».
Entre
los testimonios presentes en este evento, el padre Germán Saksonoff de Argentina,
habló en la ponencia del martes sobre el beato Juan Pablo II, Apóstol de la divina
Misericordia, el tema de: “Con Jesús Misericordioso en Argentina”. A continuación
su testimonio