2011-09-16 16:20:26

ONU: Mons. Tomasi pide adaptar la legislación a la evolución del fenómeno de la esclavitud


RV - “La legislación debe ser ajustada y adaptada perennemente a la evolución del fenómeno de la trata de personas, mientras que la labor conjunta de instituciones públicas y privadas deben garantizar que ninguna persona pueda ser comprada o vendida, violando de esta forma su dignidad y derechos humanos fundamentales”.

Así lo expresó Monseñor Silvano Tomasi, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas y los organismos especializados en Ginebra, al intervenir en la XVIII sesión del Consejo de Derechos Humanos, dedicado al tema de la esclavitud contemporánea.

Al respecto, el prelado vaticano explicó que “el comercio de seres humanos, especialmente de mujeres y menores, se ha convertido en un poderoso negocio global con la participación de muchos países de origen, tránsito y destino. Las víctimas de la trata de personas se estiman en casi tres millones al año. Un lucrativo comercio que genera un ingreso anual de más de treinta mil millones de dólares. Un panorama, que monseñor Tomasi describió como un viaje arriesgado de mujeres y menores esclavos con pasaportes y documentos personales incautados y un sentido de identidad destruida.

El representante de la Santa Sede puntualizó que la novedad en este comercio es la globalización, es decir el desarrollo de un mercado global que explota la extrema pobreza y la vulnerabilidad de muchas mujeres y menores de edad que tratan de escapar de intolerables condiciones de miseria y violencia. Mientras que las consecuencias de esta esclavitud son una pérdida de identidad psicofísica, de dignidad y libertad.

“En esta violación sistemática de los derechos humanos, añadió el prelado vaticano, la mujer llega a considerarse a sí misma como un objeto, una mercancía y se ve obligada a vivir como un ilegal, un paria social y cultural. El continuo abuso sexual le arrebata sus valores más profundos, su feminidad, autoestima y su concepto del amor y la vida.

Monseñor Tomasi subrayó que si bien la comunidad internacional y las legislaciones nacionales han promulgado distintas medidas dirigidas a prevenir la explotación de las personas y a reparar a las víctimas de la trata, el comercio de seres humanos no disminuye y asume nuevas formas. Entre otras causas señaló la corrupción, que favorece la explotación de las personas más vulnerables, y la ignorancia y la falta de experiencia de las propias víctimas, que permiten su engaño y sometimiento como herramientas para ganancias fáciles.

En este contexto, el observador permanente de la Santa Sede reiteró en primer lugar, en su intervención ante la Comisión de derechos humanos de Naciones Unidas, que la prevención es prioritaria, con programas de información y formación en los países de origen, la eliminación de la demanda de servicios sexuales y la creación de una nueva cultura donde las relaciones interpersonales, hombre –mujer, se basen en el respeto recíproco y no en el cuerpo mercantilizado.

En segundo lugar, Monseñor Tomasi recalcó la necesidad de medidas concretas para la protección y la reinserción social de las víctimas de la trata, en particular para aquellos que piden ayuda para salir de su contexto de explotación y esclavitud, con programas de acogida donde se incluya también la orientación espiritual y jurídica. Y por último el enjuiciamiento de los traficantes a través de una aplicación justa y eficaz de la legislación.

Para contrarrestar el flagelo de la trata de mujeres y niños con mayor determinación y resultados más concretos- concluyó el representante de la Santa Sede- es necesaria una convergencia de esfuerzos y una mentalidad que se centre en la singular dignidad de cada persona, el castigo inequívoco de los traficantes, la lucha contra la corrupción, una enseñanza correcta en las escuelas de las relaciones entre el hombre y la mujer, e imparcialidad de los medios de comunicación en los informes de los perjuicios creados por el tráfico.

ATD







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