2011-09-10 14:21:04

Benedicto XVI: nada justifica el terrorismo y en nombre de Dios es más grave


RV - Benedicto XVI - recordando la tragedia del 11 de septiembre y asegurando sus oraciones por las víctimas y para que en el mundo crezcan la paz y la prosperidad - envió una carta al Arzobispo de Nueva York y presidente de la Conferencia de los Obispos católicos de Estados Unidos, Mons. Timothy Dolan.

«¡Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo!», así empieza la carta del Papa que luego añade: «En este día, mi pensamiento vuelve a los sombríos sucesos del 11 de septiembre de 2001, cuando se perdieron tantas vidas inocentes en los brutales ataques contra las torres gemelas de Nueva York, así como en Washington y en Pensilvania. Me uno a vosotros, encomendando a las miles de víctimas a la infinita misericordia de Dios Todopoderoso y rogando a nuestro Padre celestial que siga consolando a aquellos que lloran la pérdida de sus seres queridos».

Señalando nuevamente que «la tragedia de ese día se agrava por la pretensión de los autores de los atentados de actuar en nombre de Dios», el Santo Padre recuerda que «una vez más, se debe afirmar inequívocamente que ninguna circunstancia puede justificar los actos de terrorismo. Cada vida humana es preciosa a los ojos de Dios y no se debe escatimar esfuerzo alguno en los intentos de promover en todo el mundo un genuino respeto de los derechos inalienables y la dignidad de las personas y de los pueblos sin distinción alguna».

«El pueblo estadounidense demostró loablemente su valentía y generosidad en las operaciones de socorro y en su entereza, con el anhelo de levantarse y seguir hacia adelante con esperanza y confianza», escribe también Benedicto XVI, asegurando luego que reza fervientemente para que «un firme compromiso en favor de la justicia y de la cultura global de la solidaridad pueda ayudar a liberar al mundo de los agravios, que tan a menudo desembocan en actos de violencia y se puedan crear las condiciones necesarias para que crezcan la paz y la prosperidad, ofreciendo un futuro más luminoso y seguro».

Con estos sentimientos, y sus mejores deseos, Benedicto XVI imparte su Bendición Apostólica como prenda de paz y serenidad en el Señor.

CdM - RV








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