2011-09-06 15:22:17

’Totus tuus’: el beato Juan Pablo II y el Card. Deskur


RV - En unión espiritual con Benedicto XVI y en su nombre, el Decano del Colegio Cardenalicio, presidió esta mañana en la Basílica vaticana, la Santa Misa exequial por el difunto Card. Andrej Maria Deskur.

Destacando el testimonio del Card. Deskur, en el surco de la bienaventuranzas, el Cardenal Angelo Sodano evocó su noble figura y preciosa colaboración, que brindó a la Sede Apostólica y a seis Pontífices, siendo siempre, asimismo, modelo ejemplar de evangélica aceptación del dolor.

Con especial emoción, se escucharon las palabras del Cardenal Sodano haciendo hincapié en la profunda devoción mariana que unía a Andrej Maria Deskur y a Karol Wojtyla:

RealAudioMP3 «’Totus tuus’ no era solo el lema del beato Juan Pablo II: fue también el de toda tu vida. Que María te acoja, como a su hijo devoto, en la patria eterna del Paraíso ¡Así sea!»

Como señaló Benedicto XVI - en su telegrama al Cardenal Stanislav Dziwiz, Arzobispo de Cracovia - el Card. Andrej María Deskur «ligado por vínculos de antigua y profunda amistad con el beato Juan Pablo II, deja el recuerdo de una vida entregada a la adhesión coherente y generosa, a su propia vocación, como piadoso y celoso sacerdote, que enriqueció su ministerio, aceptando la enfermedad con evangélica resignación».

En efecto, este teólogo conciliar polaco – importante impulsor de la pastoral y del apostolado de la Iglesia en los medios de comunicación - sufrió una grave enfermedad, que lo dejó paralizado, durante los días del Cónclave en que iba a ser elegido Karol Wojtyla, que había sido su compañero de estudios y amigo de toda la vida.

El Obispo Pierfranco Pastore, que fue secretario del Pontificio Consejo para los Medios de Comunicación, estrecho colaborador del Card. Deskur, en este sector tan destacado y valioso para la misión evangelizadora de la Iglesia, responde a algunas preguntas de Roberta Gisotti. En primer lugar, sobre la herencia que deja Andreij Deskur:

RealAudioMP3 «Quisiera decir que su misión quedó marcada, desde el momento de la elección de Juan Pablo II al Pontificado, por las mismas palabras que le dijo el Papa, al día siguiente de su elección, cuando fue a visitarlo al hospital Gemelli. Le dijo: ‘Ahora tu misión está marcada, deberás rezar por el nuevo Papa y por la Iglesia con tu sufrimiento’. Creo que fue su misión más grande y verdadera».

Habiendo estado a su lado constantemente, Mons. Pierfranco Pastore, ha tenido la posibilidad de apreciar la misión y servicio del Card. Deskur, que deja una especial y profunda enseñanza, también humana, en la aceptación del sufrimiento:


RealAudioMP3 «En su lecho de sufrimiento, tenía a su lado una gigantografía de Juan Pablo II, que miraba continuamente. Creo que el coloquio entre los dos - que no oíamos porque era espiritual – era de plena y total aceptación de la voluntad del Señor. Y creo que el cardenal Deskur dio verdaderamente mucho por el bien de la Iglesia, no tanto y no sólo cuando fue digno presidente de la entonces Pontificia Comisión para las Comunicaciones Sociales – luego Pontificio Consejo, del que fui secretario – sino precisamente por el valor de su sufrimiento, ofrecido con gran generosidad y sencillez».

Este purpurado impulsó ideas innovadoras, en aquellos años, de fervor sobre temas nuevos, que se debatían en la sociedad. Hay una importante Instrucción Pastoral, aprobada por el Siervo de Dios Pablo VI, sobre los medios de comunicación, preparada por mandato especial del Concilio Ecuménico Vaticano II:


RealAudioMP3 «Fue artífice – junto con otros – del documento, que creo que aún hoy sigue siendo fundamental para el apostolado de las comunicaciones sociales en la Iglesia: Communio et progressio. Pienso que releer ese documento significa ver qué huella deja el cardenal Deskur de su actividad, de su inteligencia y grandeza moral en la Iglesia de todos los tiempos».


Mons. Pastore termina con un entrañable recuerdo:

RealAudioMP3 «Justo el día de la beatificación de su mejor amigo, lo acompañé – estando él ya desde varios años en silla de ruedas – ante el ataúd de Juan Pablo II, que ya estaba en la Basílica. Y, mientras rezábamos, me acordé de cuando, enseguida después de su elección, el Papa fue a verlo al Gemelli. Ese momento, ese encuentro me pareció como la restitución de una visita llena de gratitud y de afecto».

CdM - RV








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