RV- Después de la JMJ, la juventud africana retoma con más bríos su misión de ser
heraldo del Evangelio. La vigésimo sexta Jornada Mundial de la Juventud que se vivió
en Madrid del 16 al 21 de agosto y en la que se dieron cita más de un millón de jóvenes
ha dado testimonio de que la Iglesia es - en esencia- una multitud de personas unidas
por la fe en Jesucristo. Más allá de la variedad de colores, de la manifestación de
gozo de los miles de fieles –chicos y chicas- que llegaron a la capital europea. Nigeria,
Sudáfrica y República Democrática del Congo, Camerún, y tantos otros países enviaron
a Madrid más de mil delegados. En general de los 54 estados con los que hoy cuenta
el continente solamente 10 no han podido tomar parte en las celebraciones por diversos
motivos, y esto es un danto verdaderamente significativo. En este contexto el Arzobispo
de Kinshasa, el Card. Lauren Monsengwo Pasinya celebró una catequesis durante los
días de preparación al encuentro con el Papa, del 17 al 19 de agosto. Recordamos Mons.
Monsengwo Pasinya es originario de un País donde la fe ha germinado en ambientes
muy pobres, y en esta ocasión tuvo oportunidad de hablar a jóvenes occidentales explicándoles
por ejemplo el impacto que tuvo en el corazón de África el mensaje de Papa Juan XXIII,
mejor conocido como “El Papa bueno”.
De esta manera delegaciones de las Iglesias
locales de Malawi llevaron a la JMJ espléndidas coreografías ; Mozambique participó
con cantos típicos y Nigeria con liturgias tradicionales muy expresivas. El grupo
de Ruanda además se distinguió por su marcado sentido de recogimiento y Etiopía participó
por primera vez en su historia de una JMJ, aportando su especial vivacidad. Para Mons.
Lauren Monsengwo la JMJ fue una señal, una cascada de luz que dio visibilidad a la
presencia de Dios en el mundo, dando cabida al valor de ser creyentes, muchos de los
cuales en no pocas ocasiones se sienten aislados del mundo o casi perdidos. El Purpurado
africano destacó que con estos encuentros, los creyentes se dan cuenta de que no están
solos; que existe una gran red de fe, una gran comunidad de creyentes en el mundo
y que es bello vivir en esta amistad universal. Escuchemos las palabras que el Sucesor
de Pedro dirigió a los jóvenes en el centenario Aeródromo de Cuatro Vientos el domingo
21 de agosto, cuando les dice que “la fe y el seguimiento de Cristo están estrechamente
relacionadas”:
El Viernes
19 de agosto por la mañana, encontramos en la oficina de acreditaciones al Padre Germán
Arconada, de la congregación de los Misioneros de África, quien trabaja en Burundi
y que a pocas horas de distancia de la celebración del Vía Crucis todavía estaba tramitando
los permisos para la participación de un grupo de jóvenes de Burundi y Ruanda para
llevar la Cruz en la novena estación. Con él conversamos: