2011-08-24 16:05:21

“Si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos”


El 23 de agosto, el Consejo Presbiteral de la Arquidiócesis de Managua, reunido en sesión ordinaria, encabezada por el Arzobispo de Managua Mons. Leopoldo Brenes, publicaron una nota tras el hallazgo del cuerpo del Padre Marlon Ernesto Pupiro García, desaparecido en circunstancias aún no esclarecidas, el día sábado 20 de agosto en horas de la madrugada, en donde se declaran consternados por la triste noticia, lamentando este hecho de violencia que ha alcanzado a un miembro del presbiterio de manera trágica.

El Consejo Presbiteral de la Arquidiócesis de Managua Expresa cercanía a la familia del Padre Marlon y condolencias a la comunidad parroquial de la Inmaculada Concepción de María del Municipio de la Concepción de Masaya, y espera que la Policía Nacional pueda dilucidar las circunstancias de este hecho criminal y poner en manos de la justicia a los responsables de tan abominable acto.

Texto completo de la nota

“Si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Ya vivamos ya muramos, somos del Señor” (Rm 14, 8).

El Consejo Presbiteral de la Arquidiócesis de Managua, reunido en sesión ordinaria, bajo la presidencia del Señor Arzobispo de Managua su Excelencia Mons. Leopoldo Brenes, junto con su Obispo Auxiliar su Excelencia Mons. Silvio Báez, hemos sido informados por la Policía Nacional del hallazgo del cuerpo del Padre Marlon Ernesto Pupiro García, desaparecido en circunstancias aún no esclarecidas, el día sábado 20 de agosto en horas de la madrugada.

Consternados por la triste noticia, lamentamos este hecho de violencia que ha alcanzado a un miembro de nuestro presbiterio de manera trágica. Expresamos nuestra cercanía a la familia del Padre Marlon y nos condolemos con la comunidad parroquial de la Inmaculada Concepción de María del Municipio de la Concepción de Masaya, y con toda la feligresía que tenía en alta estima a nuestro querido sacerdote.

En espera que la Policía Nacional pueda dilucidar las circunstancias de este hecho criminal y poner en manos de la justicia a los responsables de tan abominable acto, encomendamos el alma de nuestro hermano a Dios, y elevamos plegarias para que se supere el creciente índice de violencia e inseguridad en nuestra querida Nicaragua. Fortalecidos en la fe en Cristo resucitado, vivamos con esperanza estos momentos de dolor y tristeza para nuestra Iglesia. Dado en la Curia Arzobispal de Managua a los veintitrés días del mes de agosto del año dos mil once.








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