(Audio) “La procesión va
por dentro” se dice en el ambiente popular, y la Jornada Mundial de la Juventud 2011
es un signo claro de que hay una realidad profunda, un movimiento grande que no siempre
se ve pero que está y que aparece en una ocasión como esta, en la que el Papa Benedicto
convoca a los jóvenes del mundo, siguiendo la inspiración de Juan Pablo II.
Algunos
medios de difusión insistieron en lo negativo, y el día previo, el rechazo se concretó
en una marcha de un grupo que no superó las 5 mil personas, más intolerantes y agresivos
que democráticos. Mientras que los que gritaron desde la llegada del Papa al aeropuerto
de Barajas: “Esta es la juventud del Papa”, se convirtieron en el aeródromo de Cuatro
Vientos en 2 millones y medio de jóvenes “interesados” por Cristo, como los definió
el Papa, también al inicio de este encuentro de familia.
Creo que el Cardenal
Stanislaw Rylko, cuando pidió a Benedicto que bendijera las cruces que representan
el envío misionero de los jóvenes, expresó muy bien la acción de Dios en lo profundo
del corazón de los jóvenes en estos 25 años de las Jornadas Mundiales de la Juventud:
“¡cuántas vidas transformadas! ¡Cuántas decisiones vocacionales! ¡Cuántos frutos de
santidad!”