Benedicto XVI se encontró esta tarde a las cinco con los comités organizadores de
la JMJ en la nunciatura apostólica. En su discurso el Pontífice no dejó de agradecerles
vivamente por todo lo que trabajaron para llevar a cabo la organización de esta Jornada
Mundial de la Juventud.
Sé muy bien
que, desde el momento que se hizo pública la noticia de que la Archidiócesis de Madrid
había sido elegida como Sede de esta iniciativa, el Señor Cardenal Antonio María Rouco
Varela puso en marcha los trabajos del Comité Organizador Local, en el que, con un
profundo sentido eclesial y extraordinario afecto al Vicario de Cristo, han colaborado
los responsables de las diversas áreas que se hallan implicadas en un acontecimiento
de esta magnitud, coordinados por Monseñor César Augusto Franco Martínez.
Y
es que como les dijo el Santo Padre, sólo el amor a la Iglesia y el afán por evangelizar
a los jóvenes explican este compromiso tan generoso en tiempo y energías, que dará
un abundante fruto apostólico.
Durante meses
habéis entregado lo mejor de vosotros mismos al servicio de la misión de la Iglesia.
Dios os lo premiará con el ciento por uno. No sólo a vosotros, sino a vuestras familias
e instituciones, que con abnegación han sostenido vuestra dedicación y esmero. Si,
como dice Jesús, ni un vaso de agua dado en su nombre quedará sin recompensa, ¡cuánto
más la entrega diaria y permanente a la organización de un hecho eclesial de tanto
relieve como el que estamos viviendo! Gracias a cada uno de vosotros.
Igualmente
Benedicto 16 manifestó su gratitud a los miembros de la Comisión Mixta, formada por
el Arzobispado de Madrid y las Administraciones del Estado, de la Comunidad de Madrid
y del Ayuntamiento de la Villa, que, también desde el inicio de la preparación de
esta Jornada Mundial de la Juventud, se constituyó con la mirada puesta en los cientos
de miles de jóvenes peregrinos que han llegado a Madrid, ciudad abierta, hermosa y
solidaria.
Ciertamente,
sin esta colaboración solícita, no se habría podido realizar un evento de tanta complejidad
y trascendencia. A este respecto, sé bien que las diversas entidades se han puesto
a disposición del Comité Organizador Local, sin escatimar esfuerzos y en un clima
de amable cooperación, que honra a esta noble Nación y al reconocido espíritu de hospitalidad
de los españoles.
La eficacia de esta comisión, les dijo Benedicto XVI,
manifiesta que no solo es posible la colaboración entre la Iglesia y las instituciones
civiles, sino que, cuando se orientan al servicio de una iniciativa de tan largo alcance,
como la de ahora, se hace verdad el principio de que el bien integra a todos en la
unidad.
Por ello, quiero
expresar a los representantes de las respectivas Administraciones, que han trabajado
denodadamente por el éxito de esta Jornada Mundial, mi más sentido y cordial agradecimiento
en nombre de la Iglesia y de los jóvenes que disfrutan en estos días de vuestra acogida
y solicitud. Para todos vosotros, vuestras familias e instituciones, invoco del Señor
la abundancia de sus dones. Muchas gracias!
Texto y audio
completo del Santo Padre (Audio)
Queridos amigos:
Me
complace recibiros en esta Nunciatura Apostólica para agradeceros vivamente todo lo
que habéis llevado a cabo para la organización de esta Jornada Mundial de la Juventud.
Sé
muy bien que, desde el momento que se hizo pública la noticia de que la Archidiócesis
de Madrid había sido elegida como Sede de esta iniciativa, el Señor Cardenal Antonio
María Rouco Varela puso en marcha los trabajos del Comité Organizador Local, en el
que, con un profundo sentido eclesial y extraordinario afecto al Vicario de Cristo,
han colaborado los responsables de las diversas áreas que se hallan implicadas en
un acontecimiento de esta magnitud, coordinados por Monseñor César Augusto Franco
Martínez. Solo el amor a la Iglesia y el afán por evangelizar a los jóvenes explican
este compromiso tan generoso en tiempo y energías, que dará un abundante fruto apostólico.
Durante meses habéis entregado lo mejor de vosotros mismos al servicio
de la misión de la Iglesia. Dios os lo premiará con el ciento por uno. No sólo a vosotros,
sino a vuestras familias e instituciones, que con abnegación han sostenido vuestra
dedicación y esmero. Si, como dice Jesús, ni un vaso de agua dado en su nombre quedará
sin recompensa, ¡cuánto más la entrega diaria y permanente a la organización de un
hecho eclesial de tanto relieve como el que estamos viviendo! Gracias a cada uno de
vosotros.
De igual modo, quiero manifestar mi gratitud a los miembros
de la Comisión Mixta, formada por el Arzobispado de Madrid y las Administraciones
del Estado, de la Comunidad de Madrid y del Ayuntamiento de la Villa, que, también
desde el inicio de la preparación de esta Jornada Mundial de la Juventud, se constituyó
con la mirada puesta en los cientos de miles de jóvenes peregrinos que han llegado
a Madrid, ciudad abierta, hermosa y solidaria. Ciertamente, sin esta colaboración
solícita, no se habría podido realizar un evento de tanta complejidad y trascendencia.
A este respecto, sé bien que las diversas entidades se han puesto a disposición del
Comité Organizador Local, sin escatimar esfuerzos y en un clima de amable cooperación,
que honra a esta noble Nación y al reconocido espíritu de hospitalidad de los españoles.
La
eficacia de esta comisión manifiesta que no solo es posible la colaboración entre
la Iglesia y las instituciones civiles, sino que, cuando se orientan al servicio de
una iniciativa de tan largo alcance, como es la que nos ocupa, se hace verdad el principio
de que el bien integra a todos en la unidad. Por ello, quiero expresar a los representantes
de las respectivas Administraciones, que han trabajado denodadamente por el éxito
de esta Jornada Mundial, mi más sentido y cordial agradecimiento en nombre de la Iglesia
y de los jóvenes que disfrutan en estos días de vuestra acogida y solicitud. Para
todos vosotros, vuestras familias e instituciones, invoco del Señor la abundancia
de sus dones. Muchas gracias.