Los santuarios pueden contribuir a atajar el secularismo e incrementar la práctica
religiosa
En el gran horizonte de la nueva evangelización, la Congregación para el Clero dirigió
una Carta a los Rectores de los Santuarios para “alentarlos a un renovado celo pastoral”
y “una comprensión más plena de la importancia de estos lugares maravillosos que la
Providencia usa para la conversión”. Se les pide a los sacerdotes encargados de los
santuarios que cuiden la liturgia, la catequesis, la predicación, la escucha de las
confesiones, la celebración de los sacramentos y el arte sagrado”, colaborando así
a “atajar el secularismo y a incrementar la práctica religiosa”.
En la carta,
firmada por el prefecto del dicasterio, Cardenal Mauro Piacenza y el secretario del
mismo, Mons. Celso Morga, ambos se hacen intérpretes “de los sentimientos del Santo
Padre Benedicto XVI, quien considera de gran importancia la presencia de los Santuarios,
“preciosos en la vida de la Iglesia, puesto que, en cuanto meta de peregrinación,
son sobre todo lugares con una “gran capacidad de convocatoria, que reúnen a un número
creciente de peregrinos”.
La Congregación para el Clero en la misiva avanza
algunas consideraciones sobre la pastoral que se lleva a cabo en los Santuarios. En
primer lugar, recuerda que el santuario como lugar en el que resuena con singular
fuerza la Palabra de Dios, el anuncio de la Palabra asume un papel esencial. Los ministros
sagrados, por lo tanto, tienen la tarea de preparar ese anuncio, en la oración y en
la meditación, filtrando el contenido del anuncio con la ayuda de la Teología espiritual,
siguiendo el Magisterio y a los Santos.
Se les pide entonces a los responsables
de la pastoral en los Santuarios, “instruir a los peregrinos sobre el carácter absolutamente
preeminente que debe asumir la celebración litúrgica en la vida de todo creyente”.
No hay que obstaculizar o rechazar en absoluto la práctica personal de formas de piedad
popular, es más, hay que favorecerla, pero no puede sustituir la participación en
el culto litúrgico. Esas expresiones, de hecho, más que contraponerse a la centralidad
de la Liturgia, deben acompañarla”.
El Santuario es también el lugar en el
que actúa la permanente misericordia de Dios. Por ello es preciso, con este fin, favorecer
y, donde sea posible, intensificar la presencia constante de sacerdotes que se dediquen
a la escucha de las confesiones sacramentales y a administrar el sacramento del Perdón
y la Reconciliación, que actúan como «el signo y el instrumento del amor misericordioso
de Dios con el pecador». Asimismo, se insiste en que la celebración eucarística constituye
el corazón de la vida sacramental del Santuario. Por tanto, se les pide a los responsables
que se ayude a los peregrinos que visiten los Santuarios a ser conscientes del sacramento
eucarístico y que la dignidad de la celebración Eucarística se ponga oportunamente
de relieve.
Por último, en la carta se afirma “que los Santuarios conservan
todavía hoy un extraordinario encanto, que testimonia el número creciente de peregrinos
que los visita. Por ello, se exhorta a los ministros responsables “a dirigir hacia
estas personas una mirada especialmente acogedora y atenta, identificando las razones
del corazón y los anhelos del espíritu.