Audiencia general: "Necesitamos silencio para escuchar la voz de Dios"
"Dios habla en el silencio, pero es necesario saberlo escuchar". Son palabras pronunciadas
por Benedicto XVI, durante la Audiencia General de esta mañana, que ha celebrado en
el patio del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo. El Papa en su alocución catequética
ha explicado la importancia que tiene el monasterio en la vida de los religiosos,
un oasis del espíritu a través del cual Dios habla a la humanidad.
El Santo
Padre dirigiéndose en italiano a los miles de fieles de todo el mundo que le escuchaban,
ha puesto de relieve que "tenemos necesidad del silencio en nuestra vida" para "lograr
una armonía espiritual auténtica" y "dirigir nuestra mirada a Dios". La catequesis,
el Pontífice la ha centrado en la importancia que tiene el silencio y la meditación.
Y en particular el Papa, ha querido hacer hincapié en los lugares elegidos por los
hombres que han dedicado su vida a Dios en oración. Estos lugares, ha dicho, "combinan
dos elementos muy importantes para la vida contemplativa": la belleza de la creación
y el silencio:
"El silencio es
la condición ambiental que mejor favorece el recogimiento, la escucha de Dios, y la
meditación. Ya el hecho mismo de disfrutar el silencio, de dejarnos, por así decirlo,
"llenar" por el silencio, nos predispone a la oración"
Benedicto XVI ha
recordado también que en la Biblia leemos que el profeta Elías, en el Monte Horeb,
reconoció la voz de Dios en una ligera brisa. Una historia que tiene mucho que decir
al hombre de hoy:
"Dios habla en
el silencio, pero hay que saberlo escuchar. Por esta razón los monasterios son oasis
en los que Dios habla a la humanidad. Allí se encuentra el claustro, un lugar simbólico,
porque es un espacio cerrado, pero está abierto al cielo "
Haciendo presente
la fiesta de mañana, memoria litúrgica de santa Clara de Asís, el Papa ha evocado
el pequeño convento de San Damián, "oasis" del espíritu -ha dicho-, tan querido por
la Familia Franciscana y por todos los cristianos. En la capilla restaurada por san
Francisco después de su conversión, Clara y sus compañeras ha afirmado el Papa, “establecieron
su comunidad, viviendo en oración y de pequeños trabajos":
"Se hacían llamar
las 'hermanas pobres' y su 'forma de vida" era la misma que la de los Hermanos Menores:
Observar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, conservando la unión de mutua
caridad y cumpliendo en particular la pobreza, y la humildad, vividas por Jesús y
su Santísima Madre "
En este lugar, como en muchos otros oasis del espíritu,
ha añadido el Papa, se puede ver "un reflejo de la armonía espiritual" que las comunidades
monásticas buscan y tratan de lograr.
"¡Mirando las cosas
en una óptica espiritual, estos lugares del espíritu son un eje básico del mundo!
No es casualidad que muchas personas, especialmente en los períodos de descanso, visiten
estos lugares y pasen en ellos algunos días: también el alma, gracias a Dios, tiene
sus propias exigencias"
Además de Santa Clara, el Papa ha recordado en
su alocución a los fieles a otros santos que la Iglesia celebra en estos días de agosto,
como Edith Stein, ayer; y hoy a San Lorenzo, diácono y mártir, con un augurio especial
a los romanos, que lo veneran como uno de sus patronos:
"My special
greeting goes to the people… la catequesis, hablando en inglés, Benedicto XVI ha enviado
un saludo especial a los jóvenes peregrinos en su camino a la JMJ de Madrid"
Al
terminar su alocución en italiano, como leses habitual, Benedicto XVI ha saludado
en distintas lenguas a los peregrinos reunidos en Castel Gandolfo. Oigamos sus palabras
en español:
Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española, en particular a los fieles de la Arquidiócesis
de Portoviejo, en Ecuador, así como a los grupos provenientes de España, Colombia,
México, Venezuela, Chile, Argentina y otros países Latinoamericanos. Invito a todos
en este tiempo a descubrir y contemplar la belleza de la creación, que a su vez revela
al Creador, y a cultivar también el silencio interior, que dispone al recogimiento,
a la meditación y a la oración, para favorecer el progreso espiritual mediante la
escucha de la voz divina en lo profundo del alma. Muchas gracias y que Dios os bendiga.
Benedicto
XVI saludando a los peregrinos de lengua polaca les ha recordado que mañana celebraremos
la memoria de santa Clara y por lo tanto nuestro pensamiento se dirige a Asís, a la
iglesia de san Damián, a la cuna de las Monjas clarisas, oasis de silencio, de belleza
de la naturaleza, de la oración. Os deseo a todos que los caminos de vuestras peregrinaciones
os lleven a tantos lugares, descubiertos ya por los santos en los que haréis experiencia
de acercamiento a Dios.¡Os bendigo de corazón!
Antes de finalizar el Papa se
ha dirigido a los fieles de lengua italiana, saludando de manera particular a los
fieles de Bagnella en Omegna, de Cattolica Eraclea y a los exponentes de la Obra
para la Juventud Giorgio La Pira de Florencia. Al daros las gracias por vuestra presencia,
estoy alegre de poder invocar para cada uno de vosotros la abundancia de dones de
espíritu para un renovado fervor espiritual y apostólico.
Texto íntegro
de la catequesis del Santo Padre.
Queridos hermanos y hermanas!
En
todas las épocas, hombres y mujeres que han consagrado su vida a Dios en la oración
- como los monjes y las monjas - han establecido sus comunidades en lugares particularmente
bellos, en el campo, las colinas, en los valles de las montañas, cerca de los lagos
o el mar, e incluso en pequeñas islas. Estos lugares unen dos elementos muy importantes
para la vida contemplativa: la belleza de la creación, que lleva a la belleza del
Creador, y el silencio garantizado por la lejanía respecto a la ciudad y a las grandes
vías de comunicación. El silencio es la condición ambiental que mejor favorece el
recogimiento, la escucha de Dios y la meditación. Ya el hecho mismo de disfrutar el
silencio, de dejarnos, por así decirlo, "llenar" por el silencio, nos predispone a
la oración. El gran profeta Elías en el Monte Horeb - es decir, en el Sinaí - fue
testigo de una ráfaga de viento, un terremoto, y luego relámpagos de fuego, pero no
reconoció en ello la voz de Dios; lo reconoció, sin embargo, en una ligera brisa (1
Reyes 19,11-13).
Dios habla en el silencio, pero hay que saberlo escuchar.
Por esta razón los monasterios son oasis en los que Dios habla a la humanidad. Allí
se encuentra el claustro, un lugar simbólico, porque es un espacio cerrado pero abierto
el cielo.
Mañana queridos amigos celebraremos la memoria de santa Clara
de Asís. Por esto me gusta recordar uno de estos "oasis" del espíritu particularmente
querido por la Familia Franciscana y por todos los cristianos: el pequeño convento
de San Damián, situado justo debajo de la ciudad de Asís, en medio de olivos que gradualmente
bajan hasta santa María de los Ángeles. Cerca de esta pequeña iglesia, que Francisco
restauró después de su conversión, Clara y las primeras compañeras establecieron su
comunidad, viviendo de oración y de pequeños trabajos. Se les llamaban "las hermanas
pobres" y su "forma de vida" era la misma que la de los Hermanos Menores: "Observar
el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo" (Regla de Santa Clara, I, 2), conservando
la unión de mutua caridad (cf. ibid, X, 7) y cumpliendo de manera particular la pobreza
y la humildad vividas por Jesús y su Madre Santísima (cf. ibid, XII, 13).
El
silencio y la belleza del lugar donde vive la comunidad monástica - belleza sencilla
y austera – constituyen, por así decirlo, un reflejo de la armonía espiritual que
la misma comunidad busca alcanzar. El mundo está sembrado de estos oasis del espíritu,
algunos muy antiguos, especialmente en Europa, otros más recientes, y otros restaurados
por nuevas comunidades. ¡Mirando las cosas en una óptica espiritual, estos lugares
del espíritu son un eje básico del mundo! No es casualidad que muchas personas, en
los períodos de descanso, visiten estos lugares y se detengan por algunos días: ¡también
el alma, gracias a Dios, tiene sus propias exigencias!
Recordemos, por
tanto, a Santa Clara. Pero recordemos también a otras figuras de santos que nos evocan
la importancia de dirigir la mirada a "las cosas del cielo", como Santa Edith Stein,
Teresa Benedicta de la Cruz, carmelita, compatrona de Europa, que celebramos ayer.
Y hoy, 10 de agosto, no podemos olvidar a san Lorenzo, diácono y mártir, con un afecto
especial para los romanos, que desde siempre lo veneran como uno de sus patronos.
Finalmente, dirijamos nuestra mirada a la Virgen María, para que nos enseñe a amar
el silencio y la oración.
Traducción del italiano: Rafael Álvarez
Taberner y Eduardo Rubió