Ángelus: “Mucho antes de que nosotros lo busquemos el Señor viene a nuestro encuentro
para tendernos la mano”
Esta mañana al mediodía en la Villa Pontificia de Castel Gandolfo Su Santidad Benedicto
XVI se asomó a la ventana para saludar a los miles de fieles congregados en el patio
del Palacio Apostólico, la residencia de verano del Papa, para saludar a los fieles
y hablarles y compartir sus reflexiones sobre la liturgia dominical:
Traducción
de la alocución del Papa antes del rezo del Ángelus
Queridos hermanos
y hermanas:
En el Evangelio de este domingo, encontramos a Jesús que,
habiéndose retirado al monte, ora por toda la noche. El Señor, alejado de la gente
y de los discípulos, manifiesta su intimidad con el Padre y la necesidad de rezar
en soledad, al resguardo de la multitud del mundo. Pero este alejarse, no debe ser
entendido como un desinterés hacia las personas o como un abandono de los Apóstoles.
Por el contrario –narra san Mateo - apremió a sus discípulos a que “subieran a la
barca y se le adelantaran a la otra orilla” (Mt 14,22), para encontrarlos de nuevo.
Mientras tanto, “la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque
el viento era contrario” (v. 24). Y sucedió que “de madrugada se les acercó Jesús
andando sobre el agua” (v. 25). Los discípulos, se asustaron y gritaron de miedo,
pensando que era un fantasma, no lo reconocieron, no comprendieron que se trataba
del Señor.
Pero Jesús
los tranquilizó: “¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!” (v. 27). Es un episodio, del
cual los Padre de la Iglesia han capturado una gran riqueza de significado. El mar
simboliza la vida presente y la inestabilidad del mundo visible; la tempestad indica
todo tipo de tribulación, de dificultad, que oprimen al hombre. La barca, en cambio,
representa a la Iglesia edificada sobre Cristo y guiada por los Apóstoles. Jesús quiere
educar a los discípulos a soportar con valor las adversidades de la vida, confiando
en Dios, en Aquel que se ha revelado al profeta Elías sobre el Oreb “en el susurro
de una brisa suave” (1 Re 19,12).
El versículo continua después con
el gesto del apóstol Pedro, quien, movido por un impulso de amor hacia el Maestro,
pide ir a su encuentro, caminando sobre las aguas. “Pero al ver el fuerte viento,
tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! (Mt 14,30).
San Agustín, imaginando que se dirige al apóstol, comenta: el Señor
“se ha inclinado y te ha tomado de la mano. Con tus solas fuerzas no puedes levantarte.
Estrecha la mano de Aquel que desciende hasta ti”. Pedro camina sobre las aguas no
por su propia fuerza, sino por la gracia divina, en la que cree y cuando se ve agobiado
por la duda, cuando no fija más la mirada sobre Jesús, porque tiene miedo del viento,
cuando no se fía plenamente de la palabra del Maestro, significa que se está alejando
de Él y es entonces cuando peligra de hundirse en el mar de la vida. El gran pensador
Romano Guardini escribe que el Señor “está siempre cerca, permaneciendo a la raíz
de nuestro ser. Sin embargo, debemos experimentar nuestra relación con Dios entre
los polos de la lejanía y de la cercanía. Desde la cercanía estamos fortificados,
desde la lejanía puestos a la prueba”.
Queridos amigos,
la experiencia del profeta Elías que escuchó el pasar de Dios y la dificultad de fe
del apóstol Pedro, nos hacen comprender que el Señor aún antes de que lo busquemos
o lo invoquemos, es Él mismo quien viene a nuestro encuentro, hace descender el cielo
para tendernos la mano y conducirnos a su altura; espera solamente que nos confiemos
totalmente de Él. Invoquemos a la Virgen María, modelo de plena confianza en Dios,
para que, en medio de tantas preocupaciones, problemas, dificultades que agitan el
mar de nuestra vida, resuene en el corazón la palabra consoladora de Jesús: “¡Ánimo,
soy yo, no tengáis miedo!” y crezca nuestra fe en Él.
Patricia Jáuregui
Benedicto
XVI tras el rezo mariano del Ángelus Domini, y el responso por los fieles difuntos,
una vez más lanzó un llamamiento a las autoridades y a la población civil de Siria
para que se restablezca la pacífica convivencia. Sobre los eventos que sacuden desde
hace meses Libia, una vez más el Papa exhortó a los Organismos internacionales y a
cuantos tienen responsabilidades políticas y militares a lanzar con convicción y resolución
la búsqueda de un plan de paz.
Traducción de la alocución del Papa después
del rezo mariano del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas:
Sigo
con viva preocupación los dramáticos y crecientes episodios de violencia en Siria,
que han provocado numerosas víctimas y graves sufrimientos. Invito a los fieles católicos
a orar, para que el esfuerzo por la reconciliación prevalezca sobre la división y
sobre el rencor. Además, renuevo a las Autoridades y a la población siria un firme
llamamiento, para que se restablezca cuanto antes la pacífica convivencia y se responda
adecuadamente a las legítimas aspiraciones de los ciudadanos, en el respeto de su
dignidad y en beneficio de la estabilidad regional. Mi pensamiento va también a Libia,
donde la fuerza de las armas no ha resuelto la situación. Exhorto a los Organismos
internacionales y a cuantos tienen responsabilidades políticas y militares a lanzar
nuevamente con convicción y resolución la búsqueda de un plan de paz para el País,
mediante las negociaciones y el diálogo constructivo.
Patricia Jáuregui
Saludos
en español
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular
a los miembros del Coro Infantil de la Parroquia de Nuestra Señora del Milagro, de
Valdestillas; a los fieles de la diócesis de San Luis, en Argentina; a los estudiantes
de Isla de Pascua, Chile; así como a los jóvenes de la congregación mariana “Mater
Salvatoris”, de Caracas. En el Evangelio de este domingo, el Señor, caminando sobre
las aguas, sale al encuentro de los discípulos que se hallan en peligro y les dice:
«¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!». También nosotros, aunque a veces se haga de noche
o el viento sea contrario en nuestras vidas, estamos llamados a descubrir la presencia
amorosa de Dios, que nunca nos abandona. Al acercarse la celebración de la próxima
Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid, invito a todos a pedir a la Virgen María
por los frutos de este esperado encuentro. Feliz Domingo
Saludos
en Polaco
Doy mi cordial bienvenida a todos los polacos aquí presentes.
Hoy, me uno espiritualmente a cuantos desde diversas partes de Polonia acuden caminando
al Santuario de Jasna Góra (Czestochowa). En modo particular, saludo a los participantes
en la conmemoración jubilar del tercer centenario de la “Peregrinación a pié a Varsovia”.
Auspicio que este recorrido con María, en la peregrinación de la fe, fortalezca la
dimensión evangélica de vuestra vida personal, familiar y social. A vuestras oraciones
confío también mi Ministerio pontificio.
Saludos en Italiano
Saludo
con afecto a los peregrinos de lengua italiana, en particular a los jóvenes de la
diócesis de Albano que participarán en la próxima Jornada Mundial de la Juventud,
los jóvenes de la Compañía de los “Tipos Loscos del Beato Pier Giorgio Frassati” y
los exponentes del Centro de Ancianos de Marino. Saludo a la representación de los
obreros de la empresa Irisbus de Flumeri (Avellino), con el ferviente auspicio de
una positiva solución de los problemas que hacen precaria la actividad de trabajo.
A todos deseo un buen domingo y una buena semana.