Mons. Fernando Filoni recuerda que “en la amada tierra de San Justino de Jacobis 12
millones de personas corren el riesgo de morir de hambre
El arzobispo Prefecto de la Congregación para la evangelización de los pueblos, Mons.
Fernando Filoni, clausuró el pasado domingo 31 de julio en San Fele, en la provincia
italiana de Potenza, las celebraciones por el 150° aniversario de la muerte de Justino
de Jacobis, testigo del Evangelio en Etiopía entre los años 1839 y 1860.
En
efecto, desde la ciudad natal de Justino de Jacobis, misionero lazarista y evangelizador
de Etiopía, el Arzobispo Filoni, al celebrar la misa conclusiva a 150 años de su
muerte, recordó en su homilía que “en la amada tierra de San Justino de Jacobis 12
millones de personas corren el riesgo de morir de hambre”. El Prefecto de la Congregación
para la evangelización de los pueblos subrayó que San Fele ha sido fecundado por el
heroico testimonio de la vida del santo, razón por la cual era justo conmemorar la
ejemplar figura de este misionero quien -como afirmó el Siervo de Dios Pablo VI con
ocasión de su canonización- “cuyo único motivo de aflicción es el de ser poco conocido”.
Después de trazar un perfil biográfico del Santo, el arzobispo Filoni subrayó
que tras establecerse en Etiopía, respondiendo al llamamiento de Propaganda Fide,
el religioso Lazarista aprendió a amar “al pueblo abisinio, su cultura y sus tradiciones;
dedicándose totalmente al estudio de la lengua litúrgica indispensable para comprender
los textos sagrados de la antigua tradición teológica etíope”. Mientras de su actividad
pastoral, recordó que San Justino “además de realizar un seminario para el clero indígena,
dio vida a tantas estaciones misioneras. Y añadió que a la evangelización de las ciudades
prefirió la de las áreas rurales y deprimidas del país, pobladas por los más pobres
y humildes.
Por otra parte, el Prefecto de la Congregación para la evangelización
de los pueblos no dejó de recordar que estas celebraciones por la muerte del Santo
Evangelizador de Etiopía, que también padeció hambre y sed, así como la cárcel, se
llevan a cabo mientras se consuma el drama de las poblaciones etíopes y de los demás
países del Cuerno de África, en particular de Somalia.
“La indigencia sigue
llamando a las puertas de la historia”, recalcó Mons. Filoni, tal como nos lo va repitiendo
en estas semanas el Santo Padre Benedicto XVI, recordando que casi 12 millones de
africanos corren el riesgo de morir por la carestía y la sequía que afecta el Cuerno
de África. Precisamente –dijo– aquella amada tierra de San Justino de Jacobis, a la
cual se ligó para siempre”. Y añadió que “para que todos puedan sentarse a la mesa
del Planeta, es necesario que los hijos de un mundo con frecuencia derrochador compartan
los propios recursos con quienes viven la humillación de la desnutrición”.