2011-07-16 14:24:52

Llamamiento del Papa ante las catástrofes que afligen Somalia


Domingo, 17 jul (RV).- Benedicto XVI sigue con profunda preocupación las noticias procedentes de la región del Cuerno de África y en particular de Somalia, golpeada por una gravísima sequía y después, en algunas zonas, perjudicada por las fuertes lluvias que están causando una catástrofe humanitaria. Innumerables son las personas que están huyendo por la tremenda carestía en busca de alimentos y ayuda.

El Papa pide que crezca la movilización internacional para que se envíe cuanto antes socorro a estos, nuestros hermanos y hermanas tan duramente probados y entre ellos, tantos niños. Que no falte a estas poblaciones sufrientes nuestra solidaridad y la ayuda concreta de todas las personas de buena voluntad.

Ante este apremiante llamado, escuchamos ayer al Director General de Nuestra Emisora el Padre Federico Lombardi: “No nos olvidemos de Somalía”

R.A.T

RealAudioMP3 La sequía que ha afectado a la región del Cuerno de África ha creado una situación dramática de emergencia humanitaria de la que la población somalí es la víctima principal. Hambre y sed impulsan a innumerables personas a la desesperada búsqueda de ayuda, escapando incluso hacia los países limítrofes, en cuyos campos de prófugos afluyen casi dos mil personas por día. Se habla de extenuantes marchas a pie, bajo la amenaza y los ataques de los predadores, y hasta de niños atacados por manadas de hienas.

En julio de 1989 Mons. Salvatore Colombo, obispo de Mogadiscio, había sido asesinado delante de la puerta de la catedral. Desde entonces, el administrador apostólico de la diócesis reside fuera del país. En el año 2003 Annalena Tonelli, voluntaria laica enfermera, era asesinada a fusilazos en Somalilandia; y después sor Leonella Sgorbati, muerta –como recordaba el Papa el 7 de enero de 2007– "invocando el perdón por sus asesinos". Son sólo tres nombres, para decir que la Iglesia católica está presente y sufre con el pueblo somalí, pero las víctimas inocentes son ya incalculables, también entre las demás confesiones cristianas por el odio integrista, y entre la población inerme por la lucha armada entre las facciones políticas y étnicas. Desde hace veinte años el país está sin guía; ante sus costas se encarniza la piratería y muchos agentes humanitarios han tenido que abandonar su compromiso por la violencia y las amenazas de las que son objeto.

Si bien el Papa recuerda a Somalia cada año en su discurso a los diplomáticos, es difusa la sensación de que la opinión pública mundial, y la comunidad internacional, se han resignado y han abandonado a su destino a este desgraciado país.

¿También nosotros tratamos de olvidarlo, o las imágenes horribles y los llamamientos angustiosos de estos días lograrán despertar nuestro sentido de responsabilidad y de solidaridad?

Traducción de María Fernanda Bernasconi








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