‘Ante todo, sacerdote de Cristo': 60 aniversario de la ordenación sacerdotal del Papa
Martes, 28 jun (RV) Mañana, Benedicto XVI cumple 60 años de sacerdocio. «Vocación
de amor y para el amor, en la que Cristo me acepta como amigo y puedo hacer que otros
lleguen a ser amigos de Cristo». En varias oportunidades, Benedicto XVI ha recordado
con profunda emoción el 29 de junio de 1951, día en que junto con su hermano George
y otros compañeros, recibió la ordenación sacerdotal en la Catedral de Frisinga. Entre
esos entrañables recuerdos del Papa, evocamos hoy lo que dijo, con su acostumbrada
y sencilla profundidad, cuando el 16 de enero de 2010, recibió la ciudadanía de honor,
de la misma ciudad alemana en cuyo seminario estudió, en años que conocieron el terrible
dolor de la guerra y del dominio nazi.
Prosiguiendo el 'camino' de su vida,
el Papa se refirió al bello y exigente don de la llamada al ministerio sacerdotal,
en ese periodo en que el seminario de Frisinga abrió sus puertas, siendo de hecho,
todavía un lazareto para ex prisioneros de guerra. Momento que representaba un viraje
en su vida: «estar en el camino al que nos sentíamos llamados. Viéndolo desde la perspectiva
de hoy, vivíamos de modo muy "anticuado" y privado de comodidades: estábamos en dormitorios,
en salas de estudio, etc., pero éramos felices, no sólo porque habíamos escapado por
fin a las miserias y las amenazas de la guerra y del dominio nazi, sino también porque
éramos libres y, sobre todo, porque estábamos en el camino al que nos sentíamos llamados»:
«Sabíamos que Cristo
era más fuerte que la tiranía, que el poder de la ideología nazi y de sus mecanismos
de opresión. Sabíamos que el tiempo y el futuro pertenecen a Cristo, y sabíamos que
él nos había llamado y nos necesitaba, que tenía necesidad de nosotros. Sabíamos que
la gente de aquellos tiempos cambiados nos esperaba, esperaba sacerdotes que llegaran
con un nuevo impulso de fe para construir la casa viva de Dios».
Elevando
un pequeño himno de alabanza también al viejo ateneo, del que formó parte, primero
como estudiante y después como profesor, Benedicto XVI revivió con especial intensidad
el día de su ordenación sacerdotal, destacando algunos inolvidables momentos, que
le impulsan en su misión y apostolado, como entonces sentía con sus compañeros, cuando
estudiaba teología; pensando - dijo - «que con nuestra labor debía hacerse visible
la lógica de la fe como unidad, y, de ese modo, crecer la capacidad de dar razón de
nuestra fe, como dice san Pedro (1 P 3, 15), de transmitirla en un tiempo nuevo, en
un contexto de nuevos desafíos»:
«Estar postrados
en el suelo durante las letanías de los santos. Al estar así postrados, se toma una
vez más conciencia de toda nuestra pobreza y uno se pregunta: ¿soy realmente capaz?
Y al mismo tiempo resuenan los nombres de todos los santos de la historia y la imploración
de los fieles: "Escúchanos; ayúdalos". Así crece la conciencia: sí, soy débil e inadecuado,
pero no estoy solo, hay otros conmigo, toda la comunidad de los santos está conmigo,
me acompañan y, por lo tanto, puedo recorrer este camino y convertirme en compañero
y guía para los demás’».
Luego la imposición de las manos, «con la conciencia
de que es el Señor quien impone sus manos sobre mí y dice: me perteneces, no te perteneces
simplemente a ti mismo, te quiero, estás a mi servicio; pero también la conciencia
de que esta imposición de las manos es una gracia, que no crea sólo obligaciones,
sino que por encima de todo es un don, que él está conmigo y que su amor me protege
y me acompaña», afirmó Benedicto XVI, evocando otro momento importante:
«Después seguía
el viejo rito, en el que el poder de perdonar los pecados se confería en un momento
aparte, que comenzaba cuando el obispo decía, con las palabras del Señor: "Ya no os
llamo siervos; a vosotros os llamo amigos". Y yo sabía —nosotros sabíamos— que no
es sólo una cita de Juan 15, sino una palabra actual que el Señor me está dirigiendo
ahora. Él me acepta como amigo; estoy en esta relación de amistad; él me ha otorgado
su confianza, y en esta amistad puedo actuar y hacer que otros lleguen a ser amigos
de Cristo».
CdM
Mañana el Ayuntamiento de Roma rendirá
un homenaje al Santo Padre, en el 60° aniversario de su ministerio sacerdotal
Martes,
28 jun (RV).- Mañana el Ayuntamiento de Roma rendirá un homenaje al Santo Padre, en
el 60° aniversario de su ministerio sacerdotal. Y lo hará a través de la “Girándula
de Castel Sant’Angelo”, un espectáculo de fuegos artificiales, de gran belleza y sugestión,
programado para las diez de la noche en este castillo romano. Al respecto cabe destacar
que este año la iniciativa llega a su IV edición, si bien se trata de una antigua
manifestación, ideada por Miguel Ángel y reelaborada por el escultor Gian Lorenzo
Bernini para recordar el milagro del 29 de agosto del lejano año 590, cuando el Papa
Gregorio Magno, dirigiéndose en procesión hasta el castillo, vio al Arcángel Miguel
bajo la forma de una luz deslumbrante y, al día siguiente, cesó la peste que afectaba
la Ciudad Eterna, por lo que el Mausoleo de Adriano a partir de ese momento, tomó
el nombre de “Castel Sant’Angelo”.
Esta manifestación de la girándula es una
tradición secular que fue redescubierta desde hace algunos años gracias a la paciente
investigación histórico-filológica de Giuseppe Passeri, de la Oficina de las Celebraciones
Litúrgicas del Sumo Pontífice. De hecho, había sido introducida en la época del Papa
Sixto IV, en el año 1481, y recreada cada año el 28 de junio, en la fiesta litúrgica
de los Santos Pedro y Pablo, patronos de Roma y de la coronación de cada nuevo Papa.
La girándula se realizaba cada año hasta el 1861, en que cayó en el olvido durante
más de un siglo.
La característica de la edición de este año reside en la
compleja aceleración de los artificios pirotécnicos que en su representación de mañana
implicarán cinco puntos estratégico del Castel Sant’Angelo con más de 400 aceleraciones,
600 “candelas romanas” y fuentes de luz que se encenderán en secuencia iluminando
el perímetro y dando vida a un espectáculo cuyo elemento escenográfico será soportado
por instrumentos de vanguardia que utilizan centrales de ondas radio para su encendido.
A
propósito de esta iniciativa del Ayuntamiento de Roma, que desea festejar los sesenta
años de la ordenación sacerdotal de Benedicto XVI, recordamos a nuestros oyentes que
el sábado pasado -al celebrar un encuentro con los miembros de la Asociación de los
“Santos Pedro y Pablo- el mismo Papa, al recibir las felicitaciones, recordó con profunda
y entrañable gratitud que es, ante todo, “Sacerdote de Cristo”. En efecto, el Obispo
de Roma antes de concluir su alocución, les agradeció sus oraciones y el regalo de
una casulla que le ofrecieron por su aniversario, con algunas consideraciones acerca
de la sociedad actual, escuchemos:
«Queridos amigos,
agradezco también sus felicitaciones y sobre todo sus oraciones en ocasión de mi sexagésimo
aniversario de Sacerdocio. El regalo que me han querido ofrecer, una bella casulla,
me recuerda que soy siempre, ante todo Sacerdote de Cristo. Y me invita a recordarme
de ustedes cuando celebro el Sacrificio redentor ¡Gracias de corazón! En fin, quiero
encomendar a todos a la Virgen María, que en vuestra Asociación se venera como Virgo
Fidelis ¡Hoy más que nunca hay necesidad de fidelidad! Vivimos en una sociedad que
ha perdido este valor. Se exalta mucho la actitud de cambio, la ‘movilidad, ‘la flexibilidad,
por motivos económicos y organizativos aun legítimos ¡Pero la cualidad de una relación
humana se percibe en la fidelidad! Con la gracia y la ayuda de María, sed pues fieles
a Cristo y a la Iglesia, dispuestos a soportar con humildad y paciencia el precio
que ello conlleva».
M.F.B.
Viernes, 24 jun (RV).- Benedicto
XVI hizo pública una oración que escribió por el aniversario de su ordenación sacerdotal.
Señor, te damos gracias porque has abierto tu corazón
para nosotros; porque en tu muerte y en tu resurrección te has
convertido en fuente de vida. Has que seamos personas vivientes, vivientes
de tu fuente, y dónanos el poder ser nosotros también fuentes, capaces
de donar a este nuestro tiempo agua de vida. Te damos gracias por
la gracia del ministerio sacerdotal. Señor, bendícenos y bendice
a todos los hombres de este tiempo que están sedientos y en la búsqueda
Amén.
Benedictus
PP XVI
1951 – 29 junio – 2011 60° de Ordenacion sacerdotal