El Papa ante todo ‘Sacerdote de Cristo’ alienta a servir con especial amor a los más
pobres, el corazón dirigido a Dios y la ayuda de María, en una sociedad que ha perdido
el valor de la fidelidad
Sábado, 25 jun (RV).- Recordando con profunda y entrañable gratitud que es ante todo
‘Sacerdote de Cristo’, Benedicto XVI saludó - ante el altar del Señor y la tumba
de san Pedro – poco después de este mediodía, a los miembros de la Asociación Santos
Pedro y Pablo, que habían participado en la Santa Misa que presidió el Cardenal Secretario
de Estado, celebrando así el 40 aniversario de esta fundación querida por el Siervo
de Dios Pablo VI.
Con profunda gratitud por el servicio de voluntariado litúrgico
– en las celebraciones en el Vaticano – y caritativo – en numerosas iniciativas colaborando
con las Hijas de la Caridad y con las Misioneras de la Caridad – el Papa hizo hincapié
en la importancia de una intensa vida espiritual:
«Para ayudar
a los demás a rezar, hay que tener el corazón dirigido hacia Dios; para llamarlos
al respeto de los lugares santos y de las cosas santas, debemos tener en nosotros
el sentido cristiano de la sacralidad; para ayudar al prójimo con verdadero amor cristiano,
debemos tener un alma humilde y una mirada de fe. Nuestra conducta, a menudo sin palabras,
es una indicación, un ejemplo, un llamado. Y como tal tiene también un valor educativo».
Tras
destacar asimismo su gratitud por la importante formación que se propone esta Asociación
eclesial para sus miembros y sus familiares, siempre en complementariedad con sus
respectivas parroquias, el Santo Padre se dirigió de forma especial a los que esta
misma mañana pronunciaron la solemne promesa de fidelidad:
«Les deseo
que tengan siempre la alegría de sentirse discípulos de Cristo en la Iglesia. Y los
exhorto a dar buen testimonio del Evangelio en cada ámbito de su propia vida. Siempre
en esta perspectiva, apoyé desde el comienzo el proyecto de dar vida a un grupo juvenil.
Saludo a los jóvenes con especial afecto y los aliento a seguir el ejemplo del beato
Pier Giorgio Frassati, amando a Dios con todo el corazón, saboreando la belleza de
la amistad cristiana y sirviendo a Cristo con gran discreción en los hermanos más
pobres».
Antes de terminar su discurso, Benedicto XVI agradeció las oraciones
y el regalo que le ofrecieron por el 60 aniversario de su ordenación sacerdotal,
que celebrará el próximo, 29 de este mes de junio, solemnidad de san Pedro y san Pablo:
«Queridos
amigos, agradezco también sus felicitaciones y sobre todo sus oraciones en ocasión
de mi sexagésimo aniversario de Sacerdocio. El regalo que me han querido ofrecer,
una bella casulla, me recuerda que soy siempre, ante todo Sacerdote de Cristo. Y me
invita a recordarme de ustedes cuando celebro el Sacrificio redentor ¡Gracias de corazón!
En fin, quiero encomendar a todos a la Virgen María, que en vuestra Asociación se
venera como Virgo Fidelis ¡Hoy más que nunca hay necesidad de fidelidad! Vivimos en
una sociedad que ha perdido este valor. Se exalta mucho la actitud de cambio, la ‘movilidad,
‘la flexibilidad', por motivos económicos y organizativos aun legítimos ¡Pero la cualidad
de una relación humana se percibe en la fidelidad! La Sagrada Escritura nos muestra
que Dios es fiel. Con su gracia y la ayuda de María, sed pues fieles a Cristo y a
la Iglesia, dispuestos a soportar con humildad y paciencia el precio que ello conlleva».