Sábado, 18 jun (RV).- Un diácono fundó San
Marino. Muchos conocen la historia del prófugo croata que llegó a Rimini, un cristiano
que huyó de la persecución de Diocleciano, abandonando la isla de Rab en Dalmacia,
en dirección al otro lado del mar Adriático, donde se refugió en lo alto del monte
Titano.
Buscando por los montes las piedras para su obra quedó maravillado
por la hermosura del Monte. También se conoce su profunda fe cristiana que lo empujó
a vivir como eremita sobre la cima más áspera de aquellas montañas para rezar al Señor
y bautizar a los neófitos, ya que por su testimonio muchos se convierten al cristianismo.
Es
menos conocido que este santo anacoreta que construyó con sus propias manos la primera
iglesia, es el origen de la comunidad de hombres libres, tan orgullosos de su libertad
como para defenderla por siglos, hasta nuestros días. San Marino diácono, llamado
el Constructor, fue cantero, albañil, herrero, es el fundador de la más vieja república
del mundo: San Marino, en el año 301. El concepto original y específico sobre el cual
fundó este pequeño estado que toma de él el nombre de República de Rimini, es: “Soberanidad,
dignidad, igualdad y libertad de todos los hombres porque son hijos de Dios”. Su festividad
es el 21 de noviembre.