El Arzobispo Antonio Maria Vegliò interviene en la presentación del Glosario sobre
términos en materia de migración y asilo
Miércoles, 15 jun (RV).- “Es necesario presentar en la justa luz el gran fenómeno
e la movilidad humana, que –si bien no está exenta de aspectos problemáticos– es fundamentalmente
una oportunidad, por diversos aspectos, funcional al país de acogida, a los países
de origen y a la solidaridad entre los pueblos”.
Lo afirmó el Arzobispo Antonio
Maria Vegliò, Presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los emigrantes
e itinerantes en la presentación que tuvo lugar este mediodía en Roma, del Glosario
“Network Europeo de Migraciones” sobre términos en materia de migración y asilo. Organizó
esta iniciativa la Red Europea Migraciones, punto de contacto nacional para Italia,
en colaboración con el Ministerio del Interior a través del Departamento para las
Libertades Civiles y la Inmigración y la Dirección Central para las Políticas de Inmigración
y de Asilo con el apoyo del Centro de Estudios e Investigación “Idos”. Mientras esta
tarde el Glosario será presentado en el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad
“La Sapienza” de Roma y en la Facultad de Jurisprudencia de la univerisad romana
de “Tor Vergata”.
El Presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de
los emigrantes e itinerantes destacó que se trata de una “obra importante” del programa
comunitario en el que también participa Italia, que permitirá a los Estados miembros
de la Unión Europea realizar un intercambio más correcto a nivel jurídico. Sin embargo,
Mons. Antonio Maria Vegliò puso de manifiesto que es necesario realizar también “un
intercambio más correcto a nivel económico, cultural y religioso”, tema sobre el que
se detuvo a ofrecer algunas consideraciones por considerar “indispensable” una implicación
mayor por parte de la opinión pública. Porque como explicó el Presidente de este dicasterio
de la Curia Roma, es éste el deseo de la Iglesia, que espera que se realice cada vez
más por el bien de los emigrantes, de los países que los acogen y de aquellos de los
que han partido.
En efecto, tras abordar “la solicitud pastoral de la Iglesia”,
que en tema de migraciones –dijo– “sabe de qué habla”, porque verdaderamente es “madre
y maestra”, tal como lo afirmaba el Papa Juan XXIII en su Encíclica del 15 de mayo
de 1951; el prelado reafirmó que el mensaje espiritual ha sido calado en un mundo
que ha ido cambiando profundamente tras el proceso de industrialización, la desigual
repartición de la riqueza entre los pueblos y la diversa capacidad de crecimiento
de sus países.
Mons. Vegliò se refirió al Magisterio de la Iglesia, como segunda
premisa para subrayar que la “función magisterial” –si bien está centrada en el camino
de la salvación espiritual en Jesucristo, que los cristianos reconocen como Hijo de
Dios y Salvador– también interviene en la “liberación de todo aspecto de la vida humana
oprimido por un desvalor y, por cuanto se refiere al fenómeno migratorio, sobre las
condiciones que desfiguran el significado humano y mortifican la dignidad de las personas
implicadas, independientemente de su confesión religiosa”.
Al referirse a la
“irregularidad y solidaridad”; el Presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral
de los emigrantes e itinerantes afirmó que “es innegable que los flujos migratorios
actuales han asumido una intensidad tan elevada que plantea numerosos problemas”.
Y añadió que la utilización de términos como “irregulares, ilegales, clandestinos,
rechazos, y expulsiones” pude dar una idea equivocada de la puesta en juego. Porque
la movilidad humana, “al contrario de cuanto a veces se dice, no es fundamentalmente
una amenaza que turba la vida normal de los países y de la comunidad internacional”:
sino que en realidad –en el fondo de la cuestión migratoria– se colocan la situación
de la economía mundial y la insuficiente colaboración entre los Estados, por lo que
cuesta realizar los objetivos de promoción humana a escala global y se está “muy lejos
de estándares aceptables de dignidad humana para todos”, carencias ante las cuales
los emigrantes reaccionan con el camino del éxodo.
El Arzobispo Antonio Maria
Vegliò recordó también que el Magisterio pontificio ha intervenido sobre esta cuestión
de manera recurrente, para llamar la atención acerca de la “mala globalización”, que
influye en las condiciones patológicas del fenómeno migratorio, necesitado, en cambio,
de un soporte de mayor solidaridad, exigencia a la que es funcional la ratificación
de la Convención de la ONU sobre la tutela de todos los trabajadores emigrantes y
de los miembros de sus familias, lo que contribuiría a dar un paso hacia delante en
el reconocimiento de la dignidad de todos los inmigrantes en el ámbito de los derechos
fundamentales.
También abordó los temas de la diversidad e intercultural y
del pasado y el presente, destacando que actualmente prevalece el temor de una “invasión
de cuantos escapan de África, y, en particular de los países árabes del Norte del
continente, donde la precaria situación económica y el déficit de la democracia han
conducido a revueltas populares, a hechos de sangre y también a verdaderas acciones
bélicas, donde Italia se encuentra en la encrucijada de estos movimientos, como lo
demuestran los continuos desembarques. De ahí que el Presidente del Consejo Pontificio
para la Pastoral de los emigrantes e itinerantes recordara que Italia está llamada
a hacer mayormente su parte, al igual que la Unión Europea, porque que el fenómeno
migratorio es de todos y lleva necesariamente a rever ciertas orientaciones del pasado.
MFB