La Iglesia es el auténtico sujeto de la Liturgia. Lo escribe Benedicto XVI en su carta
al cardenal Zenon Grocholewski, Gran Canciller del Pontificio Instituto de Música
Sacra
Martes, 31 may (RV).- El Santo Padre Benedicto XVI envió una carta al Cardenal Zenon
Grocholewski, Gran Canciller del Pontificio Instituto de Música Sacra con motivo del
primer centenario de su fundación.
A su venerado hermano, el Papa le recuerda
que han transcurrido cien años desde que su santo predecesor Pío X fundó la Escuela
Superior de Música Sacra, elevada, veinte años después, a Pontificio Instituto por
el Papa Pío XI. Y escribe que este importante aniversario es motivo de alegría para
todos los cultores de la música sacra y, en general, para cuantos, a partir de los
Pastores de la Iglesia, aman la dignidad de la Liturgia, de la cual el canto sacro
es parte integrante. El Santo Padre escribe asimismo que desea expresar sus vivas
felicitaciones por esta meta, a la vez que formula sus votos cordiales a la entera
comunidad del Pontificio Instituto de Música Sacra.
Al destacar un aspecto
fundamental, muy querido para el Papa, Benedicto XVI pone de manifiesto en su carta
que desde san Pío X hasta nuestros días, se observa, si bien en su evolución natural,
la sustancial continuidad del Magisterio sobre la música sacra en la Liturgia. Y recuerda
que en particular los Pontífices Pablo VI y Juan Pablo II, a la luz de la Constitución
conciliar Sacrosanctum Concilium, reafirmaron el fin de la música sacra, a saber “la
gloria de Dios y la santificación de los fieles”, así como los criterios fundamentales
de la tradición.
Entre estos últimos, el Pontífice se limita a recordar: “El
sentido de la oración, de la dignidad y de la belleza; la plena adhesión a los textos
y a los gestos litúrgicos; la implicación de la asamblea y, por tanto, la legítima
adaptación a la cultura local, conservando, al mismo tiempo, la universalidad del
lenguaje; la primacía del canto gregoriano, como supremo modelo de música sacra, y
la sapiente valoración de las demás formas expresivas, que forman parte del patrimonio
histórico-litúrgico de la Iglesia, especialmente, pero no sólo, la polifonía; y la
importancia de la schola cantorum, en particular en las iglesias catedrales”.
Benedicto
XVI escribe asimismo que es necesario considerar atentamente también hoy estos criterios
importantes. Porque a veces, en efecto, estos elementos –que se encuentran en la constitución
conciliar sobre la liturgia Sacrosanctum Concilium, “como valor del gran patrimonio
eclesial de la música sacra o de la universalidad que es característica del canto
gregoriano– han sido considerados expresión de una concepción que responde a un pasado
que hay que superar o descuidar, porque es limitativo de la libertad y de la creatividad
del individuo y de la comunidad”.
Sin embargo, el Papa afirma que hay que
preguntarse siempre ¿cuál es el auténtico sujeto de la Liturgia? Y añade que la respuesta
es simple: la Iglesia. No el individuo o el grupo que celebra la Liturgia, sino que
ella es, ante todo, acción de Dios a través de la Iglesia, que tiene su historia,
su rica tradición y su creatividad. Y concluye formulando votos para que este Pontificio
Instituto siga ofreciendo una válida contribución a la formación en este ámbito, de
los Pastores y de los fieles laicos en las diversas Iglesias particulares, favoreciendo,
también, un adecuado discernimiento de la cualidad de las composiciones musicales
utilizadas en las celebraciones litúrgicas. Para lo cual –añade el Papa–, pueden contar
con su constante solicitud, acompañada por el recuerdo particular en la oración, que
Benedicto XVI encomienda a la intercesión celestial de la Bienaventurada Virgen María
y de santa Cecilia, mientras imparte a los docentes y alumnos así como al personal,
una bendición apostólica especial.