Anglicanos y católicos pueden ayudarse mutuamente para crecer en la fe, en la vida
y en el testimonio cristiano
Sábado, 28 may (RV).- En Italia, concluyó ayer el primer encuentro de la Comisión
Internacional anglicana-católica, que se ha venido celebrando desde el 17 de mayo
en el Monasterio de Bose, cerca de Biella. «En respuesta al programa de trabajos propuesto
por el Papa Benedicto XVI y por el Arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, en su
Declaración Común de 2006, los debates se centraron sobre la Iglesia como Comunión
local y universal y cómo, en la comunión, la Iglesia local y universal logra discernir
la justa enseñanza ética».
Lo anuncia un comunicado del Pontificio Consejo
para la Unidad de los Cristianos, señalando asimismo que «también en conformidad con
el programa, la misma Comisión ha reexaminado la forma en que se debe comprender y
desarrollar el compromiso en favor del objetivo común de la recomposición de la comunión
plena en la fe y en la vida sacramental». Teniendo en cuenta asimismo la forma de
presentar el trabajo realizado para favorecer su recepción.
«Anglicanos y católicos
pueden ayudarse mutuamente para crecer en la fe, en la vida y en el testimonio cristiano,
permaneciendo abiertos y dispuestos a dejarse transformar por la gracia divina, mediada
por los unos y los otros», se lee también en este comunicado que hace hincapié en
el anhelo de impulsar el camino ecuménico.
La próxima reunión de la Comisión
internacional anglicana-católica está prevista para el año 2012, termina anunciando
este comunicado, tras destacar que, en preparación de dicha cita se organizarán los
textos y se proseguirá el trabajo propuesto «que ve la Iglesia, sobre todo, a la
luz de su estar arraigada en Cristo en el misterio pascual. Este acento puesto en
Jesucristo – humano y divino – permite a esta Comisión enfocar de forma creativa la
relación entre la Iglesia local y universal en la comunión». Además «la misma Comisión
se propone desarrollar una interpretación teológica de la persona, de la sociedad
humana y de la nueva vida de gracia en Cristo».