En una histórica conversación con los astronautas de la Estación Espacial Internacional,
el Papa agradece esta oportunidad de reflexión sobre temas importantes para el futuro
de la humanidad
Sábado, 21 may (RV).- Histórica conversación de Benedicto XVI con los astronautas:
«Me habéis ayudado a mí y muchas otras personas a reflexionar sobre temas importantes
que conciernen al futuro de la humanidad. Os deseo lo mejor para vuestro trabajo y
el éxito de vuestra gran misión al servicio de la ciencia, de la colaboración internacional,
del progreso auténtico y de la paz en el mundo».
«Santo Padre, bienvenido a
Bordo», fue el saludo de los comandantes de los dos equipos de astronautas, cuando
pasada la una de la tarde ha tenido lugar la conexión entre Benedicto XVI, - desde
el Palacio Apostólico - y los miembros de la Estación Espacial Internacional, que
han conversado con el Papa, respondiendo a preguntas sobre temas que interesan a la
humanidad y reiterando los objetivos pacíficos de su misión en el espacio, al servicio
de la vida.
En la Sala de los Fogones estaba Benedicto XVI sentado y delante
de él había una mesa y enfrente un pantalla de televisión en la que han aparecido
las imágenes de los astronautas. Han acompañado al Papa tres huéspedes, localizados
por otra telecámara que ha podido también seguir al Pontífice.
La conexión
ha comenzado con un breve intercambio de palabras con la estación espacial y la Nasa
por parte del alemán Thomas Reiter, una de las tres personas que han acompañado a
Benedicto XVI. Seguidamente ha intervenido el Presidente de la Agencia Espacial Italiana,
Enrico Saggese, que ha saludado al Papa y ha explicado la naturaleza y el significado
de la misión. El mismo ha pedido al Comandante de la misión, el ruso, Dimitri Kontradieff
que presentara al Santo Padre la misión y a los miembros del equipaje.
Seguidamente
Benedicto XVI ha tomado la palabra saludando con alegría y cordialidad a los astronautas:
Queridos astronautas,
me siento muy feliz por tener esta extraordinaria oportunidad de conversar con vosotros
durante vuestra misión. Agradezco de forma especial esta oportunidad de hablar con
los que estáis presentes en la Estación Espacial en este momento.
La
humanidad está experimentando un período de progreso extremadamente rápido en los
campos del conocimiento científico y de las aplicaciones técnicas. En cierto sentido,
sois nuestros representantes - la punta de lanza de la humanidad en la exploración
de nuevos espacios y posibilidades para nuestro futuro, más allá de las limitaciones
de nuestra existencia cotidiana.
Todos admiramos vuestro valor, así
como la disciplina y el compromiso con los que os habéis preparado para esta misión.
Estamos convencidos de que estáis inspirados por nobles ideales y que tenéis la intención
de poner los resultados de vuestra investigación y vuestros esfuerzos a disposición
de toda la humanidad y para el bien común.
Esta conversación me da la
oportunidad de expresar mi admiración y agradecimiento a vosotros y a todos los que
colaboran en hacer que vuestra misión sea posible, así como de alentaros de todo corazón
para que la cumpláis con seguridad y éxito.
Pero ésta es una conversación,
así que no debo ser yo el único que hable.
Tengo mucha curiosidad por
saber qué me decís acerca de vuestras experiencias y reflexiones.
Si
no os importa, me gustaría haceros algunas preguntas ...
Después de este
primer saludo, Benedicto XVI ha presentado las cinco preguntas previstas. Señalando,
en la que primera, que desde la Estación Espacial, tienen una vista muy distinta de
la Tierra, volando sobre diferentes continentes y naciones varias veces al día, el
Papa ha afirmado «creo que será obvio para vosotros cómo todos nosotros vivimos juntos
en una Tierra y cuán absurdo es que luchemos y nos matemos los unos a los otros. Sé
que la esposa de Mark Kelly fue víctima de un ataque grave y espero que su salud siga
mejorando, ha dicho luego el Santo Padre refiriéndose a las graves heridas de bala
que sufrió la señora Kelly hace algunos meses. Cuando contempláis la Tierra desde
allá arriba, ha preguntado Benedicto XVI ¿no os preguntáis alguna vez cómo las naciones
y los pueblos viven juntos por aquí, o cómo la ciencia puede contribuir a la causa
de la paz?»
El mismo astronauta estadounidense Mark Kelly, luego de agradecer
al Santo Padre por su gentileza y por haber recordado a su mujer, afirmó que si bien
desde allí no ven confines son conscientes de la lucha y la violencia entre los pueblos
ocasionadas por diversas razones pero particularmente causadas por los recursos. En
este contexto destacó que en la tierra -a menudo- se lucha por la energía y en el
espacio utilizan la energía solar y en la estación espacial tienen reservas energéticas.
El astronauta destacó que la ciencia y la tecnología aplicadas en dicha estación para
desarrollar el potencial de energía solar les abastece una cantidad ilimitada de energía.
Si estas tecnologías se utilizasen más en la tierra -agregó-, quizás se podría reducir
también la violencia.
En su segunda pregunta, Benedicto XVI recordó que uno
de los temas que, a menudo, reitera en sus discursos se refiere a la responsabilidad
que todos tenemos hacia el futuro de nuestro planeta. Recordando los graves riesgos
que corren el medio ambiente y la supervivencia de las generaciones futuras. Y que
«los científicos nos dicen que tenemos que tener cuidado y que, desde el punto de
vista ético, tenemos también que desarrollar nuestra conciencia». Por lo que preguntó
«desde su punto de observación extraordinaria, ¿cómo ve la situación en la Tierra?
¿Ve signos o fenómenos a los que tenemos que estar más atentos?».
El astronauta
estadounidense Ron Garan -quien respondió a esta segunda pregunta del Papa- luego
de describir la belleza y la fragilidad del planeta al mismo tiempo se refirió a la
importancia que la misión que están cumpliendo esté conformada por personas de distintos
países, lo cual -destacó- demuestra que trabajando juntos, colaborando, es posible
superar muchos de los problemas que el planeta tiene que enfrentar, se podrán resolver
muchos desafíos puestos a los habitantes del planeta, que es verdaderamente un lindísimo
lugar en el cual vivir y trabajar y -desde nos encontramos- es un lugar increíble
para admirar nuestra bella tierra.
En la tercera, el Santo Padre destacó que
la experiencia de los astronautas es al mismo tiempo extraordinaria y muy importante
– aunque pronto volverá a la Tierra, al igual que todos nosotros. Cuando volverá,
recibirá mucha admiración y se le tratará como a un héroe, que habla y actúa con autoridad.
Se le pedirá que hable sobre sus experiencias. ¿Cuáles serán los mensajes más importantes
que le gustaría transmitir - a los jóvenes en particular - que vivirán en un mundo
fuertemente influenciado por sus experiencias y descubrimientos?
A esta tercera
pregunta del Santo Padre respondió el astronauta estadounidense Mike Fincke, quien
–al igual que sus compañeros– destacó que desde allí pueden contemplar el espléndido
planeta tierra que Dios hizo, el más bello de todo el sistema solar. Pero -advirtió-
si alzamos nuestra mirada, vemos el resto del universo que está allí para ser explorado
por nosotros. Y la estación espacial internacional es solamente un símbolo, un ejemplo
de aquello que los seres humanos pueden hacer cuando trabajan juntos constructivamente.
En este contexto, el astronauta enfatizó la importancia de hacer saber a los propios
hijos y a los jóvenes de este planeta que alrededor de nosotros hay todo un universo
para explorar y si lo hacemos conjuntamente, todo se puede obtener.
La exploración
espacial es una fascinante aventura científica. Sé que han instalado nuevos equipos
para la investigación científica y el estudio de la radiación proveniente del espacio
exterior. Pero creo que también es una aventura del espíritu humano, un poderoso estímulo
para reflexionar sobre los orígenes y el destino del universo y de la humanidad, ha
dicho el Papa en la cuarta pregunta, añadiendo luego que los creyentes a menudo miran
a los cielos ilimitados y, meditando sobre el Creador de todo, quedan impactados por
el misterio de su grandeza.
Por esa razón – ha explicado Benedicto XVI -
le dí a Robert Vittori una medalla, como un signo de mi participación en su misión.
Medalla que representa la creación del hombre - como la pintó Miguel Ángel en la Capilla
Sixtina. En medio de su intenso trabajo e investigación, ¿se ha detenido alguna vez
a reflexionar sobre ello - tal vez incluso a dirigir una oración al Creador? ¿O será
más fácil para usted pensar en estas cosas una vez que haya regresado a la Tierra?
En su respuesta, el astronauta subrayando las palabras del Santo Padre mostró la medalla
que recibió del Papa, dejándola ‘flotar’ mientras hablaba.
Rober Vittori, astronauta
italiano, en su respuesta a Benedicto XVI también se refirió a la formación internacional
de la misión espacial que están cumpliendo y a otros aspectos técnicos que dejan ver
la belleza de nuestro planeta, de color azul, el color del cielo. En este contexto,
Vittori rezó por ellos, por sus famitas, por el futuro y agradeció al Santo Padre
por la medalla concedida.
La quinta pregunta ha tenido un momento de especial
emoción, cuando dirigiéndose al astronauta italiano, Paolo Nespoli, el Papa ha recordado
que recientemente falleció su mamá y que cuando dentro de pocos días volverá a casa
no la encontrará esperándole. «Todos hemos estado cerca, también yo he rezado por
ella», ha afirmado Benedicto XVI, preguntándole ¿cómo ha vivido este tiempo de dolor
y si en la Estación se sienten lejanos, aislados y sufren un tipo de separación, o
se sienten unidos, en una comunidad que los acompaña con atención y afecto.
A
la última pregunta de Benedicto XVI, respondió el también astronauta italiano Paolo
Nespoli, quien luego de agradecer las oraciones del Pontífice por el fallecimiento
de su madre, reconoció que estando afuera del mundo están aventajados para mirar la
tierra y para sentir todo lo que los rodea.
Queridos astronautas,
Os
agradezco profundamente por esta maravillosa oportunidad de encontraros y de dialogar
con vosotros. Me habéis ayudado a mí y muchas otras personas a reflexionar juntos
sobre temas importantes que conciernen al futuro de la humanidad. Os deseo lo mejor
para vuestro trabajo y para el éxito de vuestra gran misión al servicio de la ciencia,
de la colaboración internacional, del progreso auténtico y de la paz en el mundo.
Seguiré a vuestro lado con mi pensamiento y oraciones y os imparto mi bendición apostólica»