El Papa desea que la Universidad Católica del Sagrado Corazón prosiga con confianza
renovada su camino, mostrando que la luz del Evangelio es fuente de verdadera cultura
Sábado, 21 may (RV).- Alrededor de mediodía, en el Aula Pablo VI del Vaticano, el
Obispo de Roma celebró un encuentro con unos siete mil dirigentes, docentes y estudiantes
de la Universidad Católica del Sagrado Corazón con ocasión del 90° aniversario de
fundación de este ateneo. Antes de esta audiencia, la comunidad universitaria se había
reunido en la Basílica de San Pedro para participar en la Celebración Eucarística
que presidió a las 9.30 de la mañana el cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado.
Tras
manifestar su alegría por este encuentro con quienes forman parte de la gran familia
de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, que surgió hace noventa años por iniciativa
del Instituto Giuseppe Toniolo de Estudios Superiores, ente fundador y garante del
ateneo, por feliz intuición del Padre Agostino Gemelli, el Papa dijo:
“El nuestro
es tiempo de grandes y rápidas transformaciones, que también se reflejan en la vida
universitaria: la cultura humanista parece afectada por un progresivo deterioro, mientras
se pone el acento sobre las disciplinas llamadas ‘productivas’, de ámbito tecnológico
y económico; se observa la tendencia a reducir el horizonte humano al nivel de lo
que se puede medir, a eliminar del saber sistemático y crítico la cuestión fundamental
del sentido. Además, la cultura contemporánea, tiende a confinar la religión fuera
de los espacios de la racionalidad: en la medida en que las ciencias empíricas monopolizan
los territorios de la razón, no parece que haya más espacio para las razones del creer,
por lo que la dimensión religiosa es relegada a la esfera de la opinión y de lo privado.
En este contexto, las motivaciones y las características mismas de la institución
universitaria son radicalmente cuestionadas”.
El Santo Padre también afirmó
que “la perspectiva cristiana no se contrapone al saber científico y a las conquistas
del ingenio humano, sino al contrario, considera la fe como horizonte de sentido,
camino a la verdad plena, guía de auténtico desarrollo”. Porque como dijo el Papa,
“sin orientación a la verdad, sin una actitud de investigación humilde y audaz, toda
cultura se deshace, decae en el relativismo y se pierde en lo efímero”. Mientras “sustraída
en cambio a la mordaza de un reduccionismo que la mortifica y la circunscribe, puede
abrirse a una interpretación verdaderamente iluminada de la realidad, desarrollando
así un auténtico servicio a la vida. Y agregó:
“Queridos amigos, fe y cultura
son grandezas indisolublemente relacionadas, manifestación de aquel desiderium
naturale videndi Deum que está presente en cada hombre. Cuando este connubio se
destruye, la humanidad tiende a replegarse y a encerrarse en sus mismas capacidades
creativas. Entonces es necesario que en la Universidad habite una auténtica pasión
por la cuestión de lo absoluto, la misma verdad y, por lo tanto, también por el saber
teológico, que en vuestro Ateneo es parte integrante del dispositivo curricular”.
Y tras recordar que la Universidad Católica es el lugar en que se presta un
peculiar servicio a la Verdad, que es don de gracia y expresión calificadora de la
caridad evangélica, Benedicto XVI se despidió con las siguientes palabras:
“Queridos
amigos, deseo que la Universidad Católica del Sagrado Corazón, en sintonía de intenciones
con el Instituto Toniolo, prosiga con confianza renovada su camino, mostrando eficazmente
que la luz del Evangelio es fuente de verdadera cultura, capaz de liberar energías
de un humanismo nuevo, integral y trascendente. Os encomiendo a María, Sedes Sapientiae,
y con afecto os imparto de corazón mi Bendición Apostólica”.