El cardenal Tauran visita Bangladesh, modelo de coexistencia pacífica entre creyentes
de distintas religiones
Martes, 17 may (RV).- El presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso
regresó en días pasados de Dacca, donde llevó la bendición y los mejores parabienes
de Benedicto XVI para todo el pueblo de Bangladesh.
Nunca la religión para
justificar la violencia ni la discriminación, como reitera sin cesar Benedicto XVI,
llamando a impulsar la promoción y el respeto de la libertad y de la práctica religiosa.
Lo ha recordado el presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso,
cardenal Jean-Louis Tauran, en su reciente visita a Bangladesh, país que el purpurado
señala como modelo para la coexistencia pacífica entre los creyentes de diferentes
religiones.
A su regreso «de cuatro intensos días vividos en un clima sereno»
- se lee en un artículo de L’Osservatore Romano - el cardenal Tauran, que había sido
invitado por la Conferencia episcopal de Bangladesh, destacó que el encuentro con
la comunidad musulmana le dio la oportunidad de reiterar que «ningún libro considerado
sagrado, ningún lugar considerado santo, así como ninguna fiesta que debe ser respetada,
puede ser nunca objeto de ultraje de parte de personas de diferentes creencias religiosas».
«Aún más – recordó también el presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo
Interreligioso – es un ultraje atacar a personas reunidas en oración. Semejantes acciones
sólo pueden ser consideradas como una afrenta a Dios mismo. Y no tienen nada que ver
con la religión».
Destacando la importante conferencia sobre el diálogo entre
las religiones, organizada por los obispos de Bangladesh, que se desarrolló durante
su estancia en Dacca, el mismo purpurado puso de relieve que en ella participaron
unos 500 líderes y representantes de diversas religiones cristianas, así como los
ministros para asuntos religiosos y para la cultura de esta nación.
El centro
de los debates fue precisamente el diálogo entre las religiones, como fuente de armonía,
de unidad y de bienestar social. En su intervención el cardenal Tauran hizo hincapié
en que «el ejemplar impulso, dado en Bangladesh, a las excelentes relaciones entre
las diversas religiones demuestra que es posible vivir juntos y trabajar juntos por
el bien común. Como se puede comprobar en las distintas regiones de este país, en
las que no se utiliza la pertenencia religiosa como pretexto y medio de discriminación,
como motivo de conflicto y mucho menos de violencia».
Lamentando que no sea
así en otras realidades y recordando el dramático recrudecimiento de la violencia
en Egipto, el presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso señaló
una vez más que «no se debe ceder a la tentación de considerar la religión como un
problema». Como se hace en algunas sociedades, que adoptan soluciones ‘simplistas’.
Por una parte, se tiende a apartar la religión de la esfera pública. Y, por otra,
el estado impone su religión y no deja espacio a las minorías.
«Ninguna de
estas soluciones da un enfoque correcto de la cuestión», volvió a subrayar el cardenal
Tauran, explicando luego que «a cuantos quisieran hacer ‘invisible’ la religión, se
opone el hecho de que, por su misma naturaleza, se trata de una realidad que pertenece
al ser humano. Por lo que tiene una dimensión pública y debe ser visible en la sociedad».
Tras
recordar que «si los creyentes tienen el derecho de manifestar su fe en sus lugares
sagrados, también tienen el derecho, en el respeto de las leyes civiles, de realizar
obras de caridad y de participar en el debate nacional sobre la dignidad de la persona
humana, de proponer valores esenciales para construir una sociedad mejor y de moralizar
la conciencia nacional», el cardenal Tauran añadió que, a quienes quieren imponer
una religión desde lo alto, hay que responder que como recuerda el Papa «existe un
derecho fundamental a la libertad religiosa que debe ser respetado».
El mismo
artículo de L’Osservatore Romano señala que el purpurado recordó asimismo que la Santa
Sede, a través del dicasterio para el diálogo interreligioso, que él preside, condena
con firmeza las noticias sobre el proyecto de quemar los libros sagrados de los hermanos
musulmanes. Hecho que se refiere al pasado mes de septiembre, cuando el reverendo
estadounidense Terry Jones amenazó con quemar públicamente el Corán, en el aniversario
del atentado perpetrado contra las Torres gemelas en Nueva York.
Precisamente
el encuentro con la comunidad musulmana en Dacca, fue una oportunidad para recordar
la inmediata, firme y clara condena de Benedicto XVI y de la Santa Sede en lo que
respecta a ese ultrajoso y grave proyecto de querer quemar el Corán, comentó el cardenal
Tauran, renovando la exhortación a Bangladesh «a proseguir en la fascinadora aventura
emprendida, impulsando el encuentro y la interacción con personas de distintas creencias».
Durante
su permanencia en este país, el cardenal Tauran, acompañado por el nuncio apostólico
Giuseppe Marino, por el arzobispo de Dacca Paulinus Costa y por el verbita Markus
Solo Kewuta, oficial del dicasterio responsable de la sección para Asia, visitó diversos
centros de interés religioso. Como el seminario nacional mayor de la capital de Bangladesh
y la mezquita nacional de Baitul Mukarram, donde mantuvo un encuentro con el líder
de los musulmanes, que lo invitó a entrar en esta mezquita, llena de fieles en oración
y le presentó a otros líderes.
Momento muy bello y de hermanad en el que pudo
estrechar las manos de esos líderes musulmanes, afirmó el cardenal Tauran, recordando
luego también con profunda alegría el encuentro que mantuvo con los obispos de la
Conferencia episcopal de Bangladesh y con otros responsables religiosos de esta comunidad,
pequeña pero muy activa, integrada por 320 mil católicos, 290 sacerdotes, 95 religiosos
y mil trescientas religiosas.
Antes de dejar Dacca y emprender su viaje de
regreso a Roma, el cardenal visitó al presidente Zillur Rahman. Encuentro oficial
en el que quiso expresar su profunda satisfacción al constatar que este país «es un
modelo único de comunidad y de armonía religiosa». Y en el que expresó los mejores
deseos y la bendición del Papa para todo el pueblo de Bangladesh.