2011-05-17 16:37:56

El cardenal Tauran visita Bangladesh, modelo de coexistencia pacífica entre creyentes de distintas religiones


Martes, 17 may (RV).- El presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso regresó en días pasados de Dacca, donde llevó la bendición y los mejores parabienes de Benedicto XVI para todo el pueblo de Bangladesh.

Nunca la religión para justificar la violencia ni la discriminación, como reitera sin cesar Benedicto XVI, llamando a impulsar la promoción y el respeto de la libertad y de la práctica religiosa. Lo ha recordado el presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, cardenal Jean-Louis Tauran, en su reciente visita a Bangladesh, país que el purpurado señala como modelo para la coexistencia pacífica entre los creyentes de diferentes religiones.

A su regreso «de cuatro intensos días vividos en un clima sereno» - se lee en un artículo de L’Osservatore Romano - el cardenal Tauran, que había sido invitado por la Conferencia episcopal de Bangladesh, destacó que el encuentro con la comunidad musulmana le dio la oportunidad de reiterar que «ningún libro considerado sagrado, ningún lugar considerado santo, así como ninguna fiesta que debe ser respetada, puede ser nunca objeto de ultraje de parte de personas de diferentes creencias religiosas».

«Aún más – recordó también el presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso – es un ultraje atacar a personas reunidas en oración. Semejantes acciones sólo pueden ser consideradas como una afrenta a Dios mismo. Y no tienen nada que ver con la religión».

Destacando la importante conferencia sobre el diálogo entre las religiones, organizada por los obispos de Bangladesh, que se desarrolló durante su estancia en Dacca, el mismo purpurado puso de relieve que en ella participaron unos 500 líderes y representantes de diversas religiones cristianas, así como los ministros para asuntos religiosos y para la cultura de esta nación.

El centro de los debates fue precisamente el diálogo entre las religiones, como fuente de armonía, de unidad y de bienestar social. En su intervención el cardenal Tauran hizo hincapié en que «el ejemplar impulso, dado en Bangladesh, a las excelentes relaciones entre las diversas religiones demuestra que es posible vivir juntos y trabajar juntos por el bien común. Como se puede comprobar en las distintas regiones de este país, en las que no se utiliza la pertenencia religiosa como pretexto y medio de discriminación, como motivo de conflicto y mucho menos de violencia».

Lamentando que no sea así en otras realidades y recordando el dramático recrudecimiento de la violencia en Egipto, el presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso señaló una vez más que «no se debe ceder a la tentación de considerar la religión como un problema». Como se hace en algunas sociedades, que adoptan soluciones ‘simplistas’. Por una parte, se tiende a apartar la religión de la esfera pública. Y, por otra, el estado impone su religión y no deja espacio a las minorías.

«Ninguna de estas soluciones da un enfoque correcto de la cuestión», volvió a subrayar el cardenal Tauran, explicando luego que «a cuantos quisieran hacer ‘invisible’ la religión, se opone el hecho de que, por su misma naturaleza, se trata de una realidad que pertenece al ser humano. Por lo que tiene una dimensión pública y debe ser visible en la sociedad».

Tras recordar que «si los creyentes tienen el derecho de manifestar su fe en sus lugares sagrados, también tienen el derecho, en el respeto de las leyes civiles, de realizar obras de caridad y de participar en el debate nacional sobre la dignidad de la persona humana, de proponer valores esenciales para construir una sociedad mejor y de moralizar la conciencia nacional», el cardenal Tauran añadió que, a quienes quieren imponer una religión desde lo alto, hay que responder que como recuerda el Papa «existe un derecho fundamental a la libertad religiosa que debe ser respetado».

El mismo artículo de L’Osservatore Romano señala que el purpurado recordó asimismo que la Santa Sede, a través del dicasterio para el diálogo interreligioso, que él preside, condena con firmeza las noticias sobre el proyecto de quemar los libros sagrados de los hermanos musulmanes. Hecho que se refiere al pasado mes de septiembre, cuando el reverendo estadounidense Terry Jones amenazó con quemar públicamente el Corán, en el aniversario del atentado perpetrado contra las Torres gemelas en Nueva York.

Precisamente el encuentro con la comunidad musulmana en Dacca, fue una oportunidad para recordar la inmediata, firme y clara condena de Benedicto XVI y de la Santa Sede en lo que respecta a ese ultrajoso y grave proyecto de querer quemar el Corán, comentó el cardenal Tauran, renovando la exhortación a Bangladesh «a proseguir en la fascinadora aventura emprendida, impulsando el encuentro y la interacción con personas de distintas creencias».

Durante su permanencia en este país, el cardenal Tauran, acompañado por el nuncio apostólico Giuseppe Marino, por el arzobispo de Dacca Paulinus Costa y por el verbita Markus Solo Kewuta, oficial del dicasterio responsable de la sección para Asia, visitó diversos centros de interés religioso. Como el seminario nacional mayor de la capital de Bangladesh y la mezquita nacional de Baitul Mukarram, donde mantuvo un encuentro con el líder de los musulmanes, que lo invitó a entrar en esta mezquita, llena de fieles en oración y le presentó a otros líderes.

Momento muy bello y de hermanad en el que pudo estrechar las manos de esos líderes musulmanes, afirmó el cardenal Tauran, recordando luego también con profunda alegría el encuentro que mantuvo con los obispos de la Conferencia episcopal de Bangladesh y con otros responsables religiosos de esta comunidad, pequeña pero muy activa, integrada por 320 mil católicos, 290 sacerdotes, 95 religiosos y mil trescientas religiosas.

Antes de dejar Dacca y emprender su viaje de regreso a Roma, el cardenal visitó al presidente Zillur Rahman. Encuentro oficial en el que quiso expresar su profunda satisfacción al constatar que este país «es un modelo único de comunidad y de armonía religiosa». Y en el que expresó los mejores deseos y la bendición del Papa para todo el pueblo de Bangladesh.







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