En su catequesis de la audiencia general el Papa recuerda que “la oración es expresión
del deseo que el hombre tiene de Dios”
Miércoles, 11 may (RV).- El Santo Padre Benedicto XVI celebró esta mañana a las diez
y media la tradicional audiencia general en la plaza de San Pedro, ante la presencia
de varios miles de fieles y peregrinos de los cinco continentes.
En su catequesis,
el Papa prosiguió hoy sus reflexiones iniciadas el miércoles pasado sobre la oración
en este caso “como algo intrínseco al hombre”. Escuchemos sus palabras en nuestro
idioma:
Queridos hermanos
y hermanas: Hoy quiero continuar la reflexión sobre la oración como algo intrínseco
al hombre. Es verdad que Dios parece fuera del horizonte de muchos, pero al mismo
tiempo, se ve un despertar del sentido religioso, que no ha desaparecido por más que
tantos lo vaticinaban. Y es que el hombre, a pesar de haber perdido la semejanza con
Dios por el pecado, conserva el deseo de Aquél que lo llama a la existencia. Todas
las religiones testimonian esa búsqueda fundamental. Por eso no hay ninguna gran civilización
que no haya sido religiosa. El hombre ha sido creado por Dios y para Dios. Tiene su
imagen impresa en su ser y por eso anhela la luz que le permite responder al sentido
profundo de la existencia, una respuesta que no está en las ciencias empíricas. Así,
la oración es “expresión del deseo que el hombre tiene de Dios”. No una mera fórmula,
sino una actitud, un estar delante de Dios. Radicada en lo más profundo de cada uno,
es el lugar de la gratuidad, de la tensión hacia lo Inefable. Es un desafío, pues
en ella el hombre toma conciencia de sí mismo y de su situación ante Dios, se pone
de rodillas, incluso físicamente, pero no a la fuerza, como el esclavo, sino espontáneamente,
reconociéndose débil y pecador, y dirige su mirada hacía el Misterio con esperanza.
Es a la vez un don, pues es ante el Dios que se revela donde la respuesta del hombre
se convierte en relación íntima con Él.
Al saludar en francés el Pontífice
exhortó a los grupos francófonos, presentes en esta audiencia, a rezar especialmente
en sus hogares, con sus hijos, familiares y amigos. A la vez que les deseó que aprendan
a reconocer en el silencio del corazón, la voz de Dios amor, revelada en Jesucristo.
Al
dirigir su saludo cordial a los fieles polacos, el Obispo de Roma les recordó que
nuestra vida de fe “se modela en la oración”, y cuando nos detenemos ante Dios -que
se ha revelado en Jesucristo- en el silencio “aprendemos a escuchar su voz” y “descubrimos
las profundidades de su amor infinito que da sentido a nuestra existencia”.
A
los peregrinos húngaros el Papa los encomendó, en este mes mariano de mayo a la Virgen,
Madre de la Iglesia. Mientras al dar su bienvenida a los fieles procedentes de la
República checa les recordó que en este tiempo pascual contemplamos el misterio de
Cristo Resucitado, razón por la cual manifestó su deseo de que Él, que nos ha regenerado
a una vida nueva, los colme de todas las gracias y consuelos celestiales.
También
en el clima de la alegría pascual Benedicto XVI saludó de corazón a los peregrinos
croatas y, de modo particular, a los miembros de la Unión de la Sangre de Cristo,
a quienes les recordó que el deseo del Señor Resucitado es que sean misioneros y que
testimonien su amor a todas las criaturas, por eso les pidió que no tengan miedo de
responder a esta llamada.
A los fieles eslovacos, especialmente a los jóvenes
estudiantes, les deseó que su visita a Roma, sede del Sucesor de Pedro, refuerce en
ellos la conciencia de su pertenencia a la Iglesia de Cristo. Mientras encomendó a
los peregrinos ucranianos en este mes mariano a la Virgen, Madre de la Iglesia, a
la vez que pidió que Ella los acompañe en su peregrinación a la Ciudad Eterna.
De
la misma manera el Pontífice encomendó a los peregrinos lituanos en este mes mariano
a la Madre de la Iglesia, para que Ella los acompañe en la búsqueda de la justicia
y de la paz.
Por último, al dar su cordial bienvenida a los peregrinos italianos,
el Papa saludó de modo particular a los participantes en la peregrinación organizada
por la “Sociedad de las Vocaciones Divinas”, con motivo de la beatificación de su
fundador, Giustino Russolillo, y los invitó, siguiendo el ejemplo del nuevo Beato,
a proseguir en el empeño de conformación a Cristo, tendiendo a la medida alta de la
vida cristiana, la santidad.
Mientras al saludar a los jóvenes, enfermos y
recién casados presentes esta mañana en la plaza de San Pedro, el Santo Padre los
exhortó a intensificar la piadosa práctica del santo Rosario, especialmente en este
mes de mayo dedicado a la Madre de Dios. Además, Benedicto XVI invitó a los jóvenes
a valorar esta tradicional oración mariana, que ayuda a comprender más y a asimilar
los momentos centrales de la salvación llevada a cabo por Cristo. A los queridos enfermos
los exhortó a dirigirse con confianza a la Virgen mediante este piadoso ejercicio,
encomendándole todas sus necesidades y a los recién casados los animó a que hagan
del rezo del Rosario en su familia un momento de crecimiento espiritual bajo la mirada
de la Virgen María.
Escuchemos los saludos que el Papa dirigió a los peregrinos
procedentes de América Latina y de España:
Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española, en particular a los jóvenes de Guatapé, Colombia,
así como a los grupos provenientes de España, México, Panamá, Argentina y otros países
latinoamericanos. Os invito a que entrando en el silencio de vuestro interior aprendáis
a reconocer la voz que os llama y os conduce a lo más intimo de vuestro ser, para
abriros a Dios, que es Amor Infinito. Muchas gracias.