Audiencia general: en una época en la que Dios parece que haya desaparecido, el Papa
recuerda que sólo en la experiencia religiosa el hombre digital, igual que el de las
cavernas, encuentra el camino para superar su precaria aventura terrena
Miércoles, 11 may (RV).- Como hiciera el miércoles pasado, Benedicto XVI ha proseguido
reflexionado esta mañana, en la Audiencia General, en la plaza de san Pedro, sobre
el tema de la oración y como ésta y el “sentido religioso forman parte del hombre
a lo largo de toda su historia”. “Vivimos hoy en una época en donde son evidentes
los signos del secularismo. “Dios parece que haya desaparecido del horizonte de muchas
personas, o se haya convertido en una realidad “indiferente”. Pero por otra parte,
ha afirmado también el Papa, “algunos signos nos indican que existe un desperar del
sentido religioso, un redescubrimiento de la importancia de Dios para la vida del
hombre: la exigencia de una espiritualidad que nos hace superar la visión puramente
horizontal y material de la vida humana”.
En su catequesis, el Santo Padre
ha recordado que el hombre por naturaleza es religioso: es homo religiosus, como es
homo sapiens y homo faber. “El deseo de Dios -afirma el Catecismo- está inscrito en
el corazón del hombre, porque él ha sido creado por Dios y para Dios”. “La imagen
del Creador está impresa en su ser y siente necesidad de encontrar una luz para dar
respuesta a las preguntas que se refieren al sentido profundo de la realidad”. “El
hombre digital, igual que el hombre de las cavernas -ha dicho el Papa- busca en la
experiencia religiosa, el camino para superar su finitud y para asegurar su precaria
aventura terrena. Porque la vida, sin un horizonte trascendente, no tendría sentido”.
“El
hombre lleva en sí una sed de infinito, una nostalgia de eternidad, una búsqueda de
belleza, un deseo de amor, una necesidad de luz, que lo empuja hacia lo Absoluto;
el hombre lleva en sí mismo el deseo de Dios”, ha subrayado el Pontífice. “Sabe, de
alguna manera, poder dirigirse a Dios, sabe de poderle rezar”. Y “la oración no está
unida a un particular contexto, sino que se encuentra inscrita en el corazón de cada
persona, de cada civilización”. “La oración, antes que una práctica o fórmula, es
una postura interior, antes un acto de culto o unas palabras, es un modo de ser ante
Dios”. La plegaria tiene su centro y sus raíces en lo profundo de las personas. De
hecho la oración es el lugar por excelencia de la gratuidad, de la tensión hacia el
Invisible, Inesperado e Inefable. “Rezar significa sentir el sentido del mundo fuera
del mundo”.
En la dinámica de la plegaria ponerse de rodillas, ha explicado
Benedicto XVI, es un gesto ambivalente: por una parte, es un signo de esclavitud,
pero significa también postrarse declarando nuestro límite y por tanto manifestando
la necesidad de Otro. Otro al que declarar ser débil, necesitado, pecador. “En la
experiencia de la oración, la criatura humana expresa toda su conciencia de sí mismo
y a la vez dirige toda su persona hacia el Ser delante el cual se está”. La oración,
que es apertura y elevación del corazón de Dios, se convierte en relación personal
con el Señor” ha afirmado finalmente el Santo Padre. “Y aunque el hombre olvida a
su Creador, el Dios vivo y verdadero, no cesa de llamar al hombre al misterioso encuentro
de la oración”.
Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo
Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua presentes en la plaza de San
Pedro:
NETIA Papa Resumen catequesis en español t. 2’46”
Queridos hermanos
y hermanas: Hoy quiero continuar la reflexión sobre la oración como algo
intrínseco al hombre. Es verdad que Dios parece fuera del horizonte de muchos, pero
al mismo tiempo, se ve un despertar del sentido religioso, que no ha desaparecido
por más que tantos lo vaticinaban. Y es que el hombre, a pesar de haber perdido la
semejanza con Dios por el pecado, conserva el deseo de Aquél que lo llama a la existencia.
Todas la religiones testimonian esa búsqueda fundamental. Por eso no hay ninguna gran
civilización que no haya sido religiosa. El hombre ha sido creado por Dios y para
Dios. Tiene su imagen impresa en su ser y por eso anhela la luz que le permite responder
al sentido profundo de la existencia, una respuesta que no está en las ciencias empíricas.
Así, la oración es “expresión del deseo que el hombre tiene de Dios”. No una mera
fórmula, sino una actitud, un estar delante de Dios. Radicada en lo más profundo de
cada uno, es el lugar de la gratuidad, de la tensión hacia lo Inefable. Es un desafío,
pues en ella el hombre toma conciencia de sí mismo y de su situación ante Dios, se
pone de rodillas, incluso físicamente, pero no a la fuerza, como el esclavo, sino
espontáneamente, reconociéndose débil y pecador, y dirige su mirada hacía el Misterio
con esperanza. Es a la vez un don, pues es ante el Dios que se revela donde la respuesta
del hombre se convierte en relación íntima con Él.
Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española, en particular a los jóvenes de Guatapé, Colombia,
así como a los grupos provenientes de España, México, Panamá, Argentina y otros países
latinoamericanos. Os invito a que entrando en el silencio de vuestro interior aprendáis
a reconocer la voz que os llama y os conduce a lo más intimo de vuestro ser, para
abriros a Dios, que es Amor Infinito. Muchas gracias.
Saludando en francés,
el Pontífice ha exhortado a todos a rezar, también, en particular en los hogares,
con los hijos, familiares y amigos. Y les ha deseado que aprendan a reconocer en el
silencio del corazón, la voz de Dios-amor revelada en Jesucristo.
Al dirigir
su saludo cordial a los fieles polacos, el Obispo de Roma les recordó que nuestra
vida de fe “se modela en la oración”, y cuando nos detenemos ante Dios -que se ha
revelado en Jesucristo- en el silencio “aprendemos a escuchar su voz” y “descubrimos
las profundidades de su amor infinito que da sentido a nuestra existencia”.
A
los peregrinos húngaros el Papa los encomendó, en este mes mariano de mayo a la Virgen,
Madre de la Iglesia. Mientras al dar su bienvenida a los fieles procedentes de la
República checa les recordó que en este tiempo pascual contemplamos el misterio de
Cristo Resucitado, razón por la cual manifestó su deseo de que Él, que nos ha regenerado
a una vida nueva, los colme de todas las gracias y consuelos celestiales.
También
en el clima de la alegría pascual Benedicto XVI saludó de corazón a los peregrinos
croatas y, de modo particular, a los miembros de la Unión de la Sangre de Cristo,
a quienes les recordó que el deseo del Señor Resucitado es que sean misioneros y que
testimonien su amor a todas las criaturas, por eso les pidió que no tengan miedo de
responder a esta llamada.
A los fieles eslovacos, especialmente a los jóvenes
estudiantes, les deseó que su visita a Roma, sede del Sucesor de Pedro, refuerce en
ellos la conciencia de su pertenencia a la Iglesia de Cristo. Mientras encomendó a
los peregrinos ucranianos en este mes mariano a la Virgen, Madre de la Iglesia, a
la vez que pidió que Ella los acompañe en su peregrinación a la Ciudad Eterna.
De
la misma manera el Pontífice encomendó a los peregrinos lituanos en este mes mariano
a la Madre de la Iglesia, para que Ella los acompañe en la búsqueda de la justicia
y de la paz.
Por último, al dar su cordial bienvenida a los peregrinos italianos,
el Papa saludó de modo particular a los participantes en la peregrinación organizada
por la “Sociedad de las Vocaciones Divinas”, con motivo de la beatificación de su
fundador, Giustino Russolillo, y los invitó, siguiendo el ejemplo del nuevo Beato,
a proseguir en el empeño de conformación a Cristo, tendiendo a la medida alta de la
vida cristiana, la santidad.
Como siempre al final de la audiencia, el Santo
Padre se ha dirigido a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados exhortando
a todos a intensificar la práctica piadosa del Santo Rosario, especialmente en este
mes de mayo dedicado a la Madre de Dios. Os invito a vosotros, queridos jóvenes, a
valorizar esta tradicional oración mariana, que ayude a comprender y a asimilar los
momentos centrales de la salvación llevada a cabo por Cristo. Os exhorto a vosotros,
queridos enfermos, a dirigiros con confianza a la Señora mediante este ejercicio,
encomendando a Ella todas vuestras necesidades. Os deseo a vosotros, queridos recién
casados, a hacer del rezo del Rosario en familia un momento de crecimiento espiritual
bajo la mirada de la Virgen María.