Benedicto XVI pide a Venecia, encrucijada de culturas y religiones, custodiar la armonía
entre la mirada de la fe y de la razón que permite conocer el verdadero bien
Sábado, 7 may (RV).- En una Venecia engalanada, para recibir con una gran bienvenida
al Santo Padre Benedicto XVI, prevaleciendo los colores vaticanos blanco y amarillo,
en la célebre Plaza de San Marcos, el Papa invitó a los venecianos a seguir las huellas
de sus padres en la fe “que sabían bien que la vida humana está en las manos de Dios”
y que las decisiones de la comunidad civil estén siempre inspiradas en los principios
éticos y la armonía entre la fe y la razón.
Desde Aquileia, el Papa viajó
en helicóptero hasta Venecia y en una lancha atravesó los canales hasta llegar al
muelle de la plaza san Marcos. El patriarca de Venecia, cardenal Angelo Scola, y el
alcalde de la ciudad, junto a las más importantes autoridades eclesiásticas y civiles
de la región dieron la bienvenida al Santo Padre, quien respondió con gran emoción
a esta bienvenida.
“Hoy tengo la alegría de poder reunirme con la gente de
esta laguna. Vengo a estar entre ustedes para consolidar aquel profundo vínculo de
comunión que históricamente los une al Obispo de Roma y del cual son testigos, ante
todo, los venerables pastores que desde esta Sede patriarcal pasaron a la de San Pedro”
El
Papa enumeró cada uno de los pontífices que ha dado la tierra veneciana que aún conserva
vivo el recuerdo del patriarca Luciani, que se convirtió en Papa con el nombre de
Juan Pablo I; del patriarca Angelo Roncalli quien fuera Papa Juan XXIII, elevado a
los altares y proclamado beato; y al patriarca Giuseppe Sarto, futuro San Pio X. El
Santo Padre recordó también la solicitud pastoral de los Papas con las visitas del
Siervo de Dios Pablo VI y del beato Juan Pablo II. “Sobre las huellas de estos predecesores
he querido venir hoy –dijo- para traerles una palabra de amor y de esperanza, y confirmarlos
en la fe de la Iglesia”.
Al referirse a las tradiciones venecianas y al sugestivo
lugar que es puerta de entrada al corazón de la ciudad, conocida como la “perla del
Adriático”, el Papa habló del carácter de “singular apertura que desde siempre ha
caracterizado Venecia, encrucijada de personas y de comunidades de todas las proveniencias,
culturas, lenguas y religión” Esta ciudad ha correspondido a lo largo de los siglos
a la especial vocación de ser puente entre Occidente y Oriente.
“También en
nuestra época, con sus nuevas perspectivas y sus complejos desafíos, ella está llamada
a asumir importantes responsabilidades relativas a la promoción de una cultura de
acogida y de compartir, capaz de lanzar puentes de diálogo entre los pueblos y la
naciones; una cultura de la concordia del amor, que tiene sus sólidos fundamentos
en el Evangelio”.
El Santo Padre no dejó de destacar el esplendor de los monumentos
y la fama de las instituciones seculares que manifiestan la historia gloriosa y el
carácter de los venecianos a quienes calificó de personas “honestas, laboriosas, dotadas
de gran sensibilidad, de capacidad organizativa y de aquel lenguaje cotidiano que
se conoce como “sentido común”.
De todo este patrimonio, Benedicto XVI quiso
destacar aquellos que surgieron de “la fe transmitida por los primeros evangelizadores
que se radicó cada vez más profundamente en el tejido social, hasta ser una parte
esencial. El Papa destacó esta herencia recordando los dos importantes santuarios,
que nacieron en cumplimiento de votos para obtener de la divina Providencia la liberación
de la plaga de la peste, es decir, la Basílica del Redentor y el Santuario de la Virgen
de la Salud.
“Vuestros Padres sabían bien que la vida humana está en las manos
de Dios y que sin su bendición el hombre construye en vano. Por lo tanto, visitando
vuestra ciudad, pido al Señor que donde a todos ustedes una fe sincera y fructífera,
capaz de alimentar una gran esperanza y una paciente búsqueda del bien común”.
El
Papa finalizó su saludo en el muelle recordando que mañana domingo celebraremos la
pascual semanal del Señor e invocó sobre todos la protección materna de María
“Invito
a todos ustedes queridos venecianos a buscar y custodiar siempre, la armonía entre
la mirada de la fe y de la razón que permite a la conciencia percibir el verdadero
bien, de modo que las decisiones de la comunidad civil estén siempre inspiradas en
los principios éticos que corresponden a la profunda verdad de la naturaleza humana.
El hombre no puede renunciar a la verdad sobre sí mismo, sin que sufra el sentido
de la responsabilidad personal, la solidaridad hacia los demás, la honestidad en las
relaciones económicas y de trabajo”.
Tras este saludo a los venecianos, Benedicto
entró en la basílica donde ha venerado las reliquias de San Marcos, traídas a Venecia
en el siglo XI desde Alejandría. Mañana, el Santo Padre presidirá la celebración eucarística
y el rezo del Regina Coeli en el Parque Giuliano de Mestre, localidad en tierra firme
de la ciudad, para luego continuar un intenso programa de encuentros en el ámbito
religioso y civil de la región.