En el Ángelus el Papa se une espiritualmente a la jornada de oración por las víctimas
de la violencia que celebrará la iglesia colombiana el próximo viernes santo
Domingo, 17 abr (RV).- En el marco de este Domingo de Ramos, tras la celebración de
la Santa Misa Santa Misa de la Pasión del Señor en la Plaza de San Pedro, que nos
abre a la Semana Mayor, antes de entonar el rezo mariano del Angelus Domini, el Papa
se dirigió a los fieles en diversos idiomas, en el marco de la celebración diocesana
de la Jornada Mundial de la Juventud, este Domingo de Ramos, hablando en diversos
idiomas a los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, invitó a los jóvenes
a que lo acompañen en la cita internacional de Madrid, el próximo mes de agosto. En
nuestro idioma, en particular el Santo Padre aludió a la Jornada de Oración por las
Víctimas de la Violencia en Colombia, próxima a celebrarse el Viernes Santo 22 de
abril:
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española y los animo
a vivir las celebraciones de la pasión del Rey de la Gloria, para alcanzar la plenitud
de lo que estas fiestas significan y contienen. Me dirijo ahora en particular a vosotros,
queridos jóvenes, para que me acompañéis en la Jornada Mundial de la Juventud, que
tendrá lugar en Madrid el próximo mes de agosto, bajo el lema: “Arraigados y edificados
en Cristo, firmes en la fe”.
Hoy pienso también en Colombia, donde
el próximo Viernes Santo se celebra la Jornada de Oración por las Víctimas de la Violencia.
Me uno espiritualmente a esta importante iniciativa y exhorto encarecidamente a los
colombianos a participar en ella, al mismo tiempo que pido a Dios por cuantos en esa
amada Nación han sido despojados vilmente de su vida y sus haberes. Renuevo mi urgente
llamado a la conversión, al arrepentimiento y a la reconciliación. ¡No más violencia
en Colombia, que reine en ella paz!
Acto
seguido el Santo Padre invitó a los fieles para que dirijan confiados su oración a
María y que nos ayude a vivir con fe intensa la Semana Santa:
También María
exultó en el espíritu cuando Jesús hizo su entrada real en Jerusalén, cumpliendo las
profecías; pero su corazón, como el del Hijo, estaba preparado para el Sacrificio.
Aprendamos de Ella, Virgen fiel, a seguir al Señor aunque su camino lleve a la cruz.