El Papa al recibir a la nueva Embajadora de España ante la Santa Sede recordó la necesidad
de mantener relaciones diplomáticas que fomenten el bien de las personas y el desarrollo
de sus derechos
Sábado, 16 abr (RV).- Las actividades públicas de Su Santidad Benedicto XVI iniciaron
esta mañana a las 11 con la Presentación de las Cartas Credenciales de la nueva Embajadora
de España ante la Santa Sede, la Señora María Jesús Figa López-Palop, seguidamente
el Papa celebró un encuentro con el Cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación
para los Obispos y sucesivamente con el Card. Iván Días, Prefecto de la Congregación
para la Evangelización de los Pueblos.
En su mensaje a la embajadora de España
ante la Santa Sede, el Santo Padre aludió a su reciente visita a Santiago de Compostela
y Barcelona, dos lugares emblemáticos en los que se pone de relieve la presencia
de signos admirables que invitan a mirar hacia lo alto aún e medio de un ambiente
plural y complejo.
Al exaltar las muestras de vivacidad de la fe católica
española, la fecunda raigambre y fidelidad de sus habitantes a sus creencias religiosas
recordó la necesidad de mantener relaciones diplomáticas que procuren fomentar, todo
aquello que suscite el bien de las personas y el desarrollo auténtico de sus derechos
y libertades, que incluyen la expresión de su fe y de su conciencia, tanto en la esfera
pública como en la privada añadiendo que la Iglesia busca el bien integral de cada
pueblo y sus ciudadanos, respetando plenamente la autonomía de las autoridades civiles.
Ante
el embate de la crisis económica mundial que atenaza también a España citó el importante
papel que en estas circunstancias realizan las instituciones católicas para acudir
con presteza en ayuda de los más necesitados y se refirió a estos gestos como característica
esencial de la Iglesia, sin embargo –aclaró-, Ella quiere ir más allá de la mera ayuda
externa y material, y apuntar al corazón de la caridad cristiana, para la cual el
prójimo es ante todo una persona, un hijo de Dios, siempre necesitado de fraternidad,
respeto y acogida en cualquier situación en que se encuentre.
El Santo Padre
aludió por otra parte a que no faltan formas, a menudo sofisticadas, de hostilidad
contra la fe, que «se expresan a veces renegando de la historia y de los símbolos
religiosos, en los que se reflejan la identidad y la cultura de la mayoría de los
ciudadanos». El que en ciertos ambientes se tienda a considerar la religión como un
factor socialmente insignificante, e incluso molesto, puntualizó, no justifica el
tratar de marginarla, a veces mediante la denigración, la burla, la discriminación
e incluso la indiferencia ante episodios de clara profanación, pues así se viola el
derecho fundamental a la libertad religiosa inherente a la dignidad de la persona
humana.
En su preocupación por cada ser humano de manera concreta y en todas
sus dimensiones, la Iglesia vela por sus derechos fundamentales, por la protección
y ayuda a la familia, y aboga por medidas económicas, sociales y jurídicas para que
el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia tengan el apoyo
necesario para cumplir su vocación de ser santuario del amor y de la vida. Aboga también
por una educación que integre los valores morales y religiosos según las convicciones
de los padres, como es su derecho, y como conviene al desarrollo integral de los jóvenes.
Y, por el mismo motivo, que incluya también la enseñanza de la religión católica en
todos los centros para quienes la elijan, como está preceptuado en el propio ordenamiento
jurídico. Hacia el final de su discurso Benedicto XVI quiso hacer referencia a
su próxima visita a España para participar en Madrid, el próximo mes de agosto, en
la celebración de la Vigésimo Sexta (XXVI) Jornada Mundial de la Juventud, expresando
que se une con gozo a los esfuerzos y oraciones de sus organizadores, que están preparando
esmeradamente tan importante acontecimiento, con el anhelo de que dé abundantes frutos
espirituales para la juventud y para España. Me consta –declaró el Papa a la nueva
embajadora de España- la disponibilidad, cooperación y ayuda generosa que tanto el
Gobierno de la Nación como las autoridades autonómicas y locales están dispensando
para el mejor éxito de una iniciativa que atraerá la atención de todo el mundo y mostrará
una vez más la grandeza de corazón y de espíritu de los españoles.