2011-04-09 16:56:59

Editorial ‘Octava dies?: “¿Dolor sin nombre?"


Sábado, 9 abr (RV).- ¿Dolor sin nombre? Esta es la pregunta que se hace el padre Federico Lombardi, director de nuestra emisora, en su editorial para el semanal Octava dies del Centro Televisivo Vaticano:

RealAudioMP3 ¿Dolor sin nombre?
La enésima tragedia de naufragio en el mar de un gran número de emigrantes y fugitivos entre África y Europa ha suscitado, con razón, una vasta y profunda emoción.

Son ciertamente muchos centenares los desconocidos desaparecidos en los últimos meses, miles y miles en los años recientes en el Mediterráneo. Y vuelven al recuerdo las decenas de miles de barcos cargados de vietnamitas que perdieron la vida en el mar, a comienzos de 1979. Huir por hambre, de la pobreza inhumana, de la opresión, de la violencia, de la guerra…con el riesgo de morir entre los remolinos sin dejar traza, ni siquiera un recuerdo de su propio nombre. Muchas veces, en estos días, se ha hablado del dolor “sin nombre”. La compasión nos obliga a no olvidar, a guardar en la memoria, como ante otras indecibles tragedias de la humanidad, de una historia que es nuestra, con solidaridad hacia los pobres de la tierra.

Lo ha comprendido perfectamente el pueblo judío levantando el memorial de Yad Vashem “el memorial de los nombres”. Allí, Benedicto XVI pronunció una meditación, que en estos días evocamos ante la muerte de tantas víctimas inocentes y desconocidas. “Ellos perdieron su vida, pero jamás perderán sus nombres: pues están grabados para siempre en los corazones de sus seres queridos, de los supervivientes y de cuantos están decididos a no volver a permitir que semejante horror pueda volver deshonrar a la humanidad. Sus nombres, en particular y sobre todo, están grabados de forma indeleble en la memoria de Dios Omnipotente”. “¡Que sus sufrimientos nunca sean negados, menospreciados, ni olvidados! ¡Y que toda persona de buena voluntad pueda permanecer vigilante para desarraigar del corazón del hombre todo lo que sea capaz de llevar a semejantes tragedias como ésta!”. Debemos desarraigar el odio absurdo que llevó al Holocausto, así como comprometernos ahora también en desarraigar las injusticias, la indiferencia y el egoísmo que llevan a demasiadas personas a desaparecer entre las aguas, buscando una vida más humana. Dios las recuerda, recordémoslas también nosotros.








All the contents on this site are copyrighted ©.